La noticia de que Colombia fue recibida en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) anuncia un nuevo paso en el camino, no solamente porque depende de la ratificación en el Congreso de la República, también porque implica retos en el modelo de políticas públicas, pues la misión de esa entidad “es promover políticas que mejoren el bienestar económico y social de las personas alrededor del mundo”.
Tras conocerse el anuncio, que se hizo desde París (Francia) este viernes 25 de mayo, Maria Alejandra Gonzalez-Perez, profesora del Departamento de Organización y Gerencia de EAFIT, consideró que la admisión llega en un momento crucial no solo por la cercanía de las elecciones presidenciales, también porque puede significar una nueva historia en el modelo de desarrollo que quiere construir el país.
“Esta es una de las grandes herramientas para llevar a Colombia a otro nivel, para escoger con quiénes nos comparamos, así como para el acompañamiento en el desarrollo, actualización y modernización de políticas, tanto en el Gobierno como en las empresas”, complementó María Alejandra, quien recordó que esta era una de las grandes apuestas del presidente Juan Manuel Santos para dotar al país de nuevas herramientas.
Colombia debe recibir el documento oficial que confirma que es admitido como el integrante número 37 de la organización y Luis Fernando Vargas Alzate, docente del Departamento de Negocios Internacionales de EAFIT, explicó que ahora en el país continúa un proceso interno que está ligado a lo legislativo, pues la legislación nacional contempla que cualquier tratado internacional que sea firmado por el Presidente de la República, o algún funcionario que actúa en su poder, debe ir al Congreso para ser ratificado.
El profesor dice que esos procesos no suelen llevar mucho tiempo y se hacen de manera sencilla, entre otras cosas porque los presidentes han tenido las mayorías del legislativo a su favor. Otra de sus explicaciones es que en las comisiones que se hace la aprobación -primera y segunda en el Senado- es común que los legisladores no tengan las capacidades para determinar si un documento de este tipo debe reversarse. Por eso confía en que será sencilla la aprobación para ser parte de este foro en el que “le enseñan a uno a hacer mejores políticas públicas en beneficio de la sociedad”.
Proceso productivo
Desde mayo de 2013, cuando el país recibió luz verde para iniciar el proceso de adhesión, este avanzó en varios frentes para acercarse a estándares adecuados, analizados por 23 comités, en temas como inversiones; gobernanza corporativa; políticas ambientales; estadísticas; empleo; asuntos laborales y sociales; política científica y tecnológica, entre otros, cuya mejora le permite hoy estar a un paso de convertirse en el miembro 37 del organismo supranacional -Lituania fue invitada a inicios de mayo-, uniéndose a Francia, Reino Unido, Alemania, Japón, Italia, Japón, México, Chile, Estados Unidos y otros.
El último visto bueno que necesitaba Colombia para estar en la recta final para entrar al llamado "club de las buenas prácticas" estaba a cargo del comité especializado en comercio y créditos de exportación. Tal como explicó en abril Catalina Crane Arango, representante especial para el ingreso de Colombia a la Ocde, en el frente comercial ese comité abordó "los avances hechos en, por ejemplo, reformar los impuestos a los licores; facilitar los trámites aduaneros; hacer la regulación más predecible y transparente, y modificar los derechos de autor. También explicamos a ese comité las decisiones tomadas en cuanto a farmacéuticos y política de chatarrización. Creemos que son avances muy claros y suficientes".
Hoy se confirma la confianza de la comunidad internacional en que Colombia se encuentra recorriendo la ruta adecuada. Y es que cuando se implementan buenas prácticas, en opinión de Maria Alejandra Gonzalez-Perez, "se reducen los niveles de corrupción; se siguen los lineamientos de países desarrollados; se apela a un sistema de políticas ya testeado, y se puede esperar un aumento en la cultura de las personas a competir y producir más, siempre amparados en la legalidad. De eso podría surgir, como efecto indirecto, el crecimiento económico, aunque eso es muy difícil de determinar".
La docente agregó que no se pueden garantizar más y mejores inversiones extranjeras por el hecho de hacer parte del organismo, pero acepta que es una de las consecuencias posibles, al igual que el fortalecimiento de la calidad de las instituciones nacionales en temas de regulación e infraestructura.
No obstante, la posibilidad de generar más empleo formal y dinamizar el aparato productivo de Colombia, gracias a un mayor flujo de capitales al país, por cuenta de la inversión extranjera, parece una consecuencia obvia del ingreso a este grupo, el cual facilita la consolidación de mejores procesos productivos y de naturaleza jurídica.
Así lo consideró Luis Fernando Vargas Alzate, para quien, bajo esas condiciones, "resultará inevitable un aumento en términos de productividad y competitividad, redundando en los indicadores sobre los que se mide el crecimiento económico del país".
Algo cierto es que, aunque Colombia no hubiera obtenido el visto bueno de este viernes 25 de mayo, el crecimiento del país en medio de este proceso por alcanzar estándares internacionales da cuenta de esfuerzos notables, en especial de aquellos relacionados con la labor institucional para ampliar la base gravable de los ciudadanos de mayores ingresos, y con disminuir la evasión de impuestos.
A eso se suman, según Luis Fernando, "las reformas trazadas en materia educativa y de salud, así como la inclusión de tecnologías y avances digitales en las instituciones del Gobierno. En general, se trata de un proceso de adecuación a estándares mayores. Algunos muy lejanos de nuestras realidades pero que, a través de programas y planes consecuentes con los entornos, pueden lograrse a mediano plazo".
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Alejandro Gómez Valencia
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