"Por favor... dibújame un cordero". Con esta petición, el narrador del libro El Principito comenzó un viaje fascinante hacia su interior, el cual sigue despertando un lado muy humano de generaciones de lectores, desde que esta novela corta, escrita por el francés Antoine de Saint-Exupéry, fuese publicada en 1943.
De igual manera, 92 estudiantes del pregrado en Ingeniería de Diseño de Producto de EAFIT aceptaron el reto de diseñar con sentido, cuando se les propuso un viaje de siete semanas para buscar, en lo más profundo de sí mismos, la sensibilidad para unir en una pieza tridimensional -en este caso una lámpara de pie- sueños, deseos o temores a conceptos como luz e integridad. Dicha experiencia fue recogida en el libro Diseñar con luz y sentido, escrito por Luis Fernando Patiño Santa, docente de EAFIT, y Nathalia Franco Pérez, jefa del Centro de Integridad de la Universidad.
En la obra, cuyo lanzamiento es este martes 25 de septiembre a las 5:30 p.m. en el Museo El Castillo (Medellín), "los estudiantes enfrentaron el reto de diseñar las luminarias a partir de un párrafo que les llamara la atención de El Principito. La historia habla de valores, virtudes, ética e integridad. El ejercicio lo hicimos con cinco grupos de la asignatura proyecto 2. De estos, registramos el resultado y parte del proceso de 58 jóvenes", explicó Luis Fernando, profesor del Departamento de Ingeniería de Diseño de Producto y coordinador de la Materioteca, centro de inspiración en el Edificio de Ingenierías de la Institución.
Desde el concepto hasta la exhibición de los productos terminados, pasando por el desarrollo y la materialización de la idea, el proceso se desarrolló bajo la premisa de que la experiencia de diseñar puede trascender el asunto de la materialidad, otorgando a una lámpara mucho más que firmeza, funcionalidad y belleza.
"Ellos rayaron, dibujaron, eligieron materiales y construyeron usando herramientas como mapas mentales radiales y bitácoras, en un proceso de diseño con sentido, a través de un ejercicio mucho más profundo. La idea era plasmar en las luminarias conceptos relacionados con sus propias vidas, preguntas, emociones, y situaciones de alegría, dolor o esperanza", manifestó Nathalia Franco.
Luces y siluetas
Los resultados de esta iniciativa fueron figuras en madera, metal, o en papeles de diversos colores, plegados mediante la técnica de origami, en las que se perciben las siluetas del Principito, el zorro, la rosa y otros personajes memorables de la novela corta de Sint-Exupéry. Las fuentes lumínicas fueron cuidadosamente escogidas para proyectar imágenes, sombras, y luces fuertes o tenues, según la intención de cada uno de estos artistas-diseñadores.
"En Diseñar con luz y sentido se narran algunos de los casos de los jóvenes, como el de quien estudió la relación con su mascota, y el temor a perderla, gracias a la escena en la que el Principito domestica al zorro. Allí se habla del vínculo, del apego a otros seres, pero también de aprender a dejarlos ir", resaltó Patiño.
Otro estudiante analizó el vínculo con su abuelo, por medio de la interacción entre el narrador, un piloto perdido en el desierto, y el protagonista del libro. El orgullo, personificado en la rosa, la amistad, cuyo ejemplo surge varias veces en la historia, y otras virtudes y capacidades humanas fueron elaboradas y transformadas por estos eafitenses en objetos capaces de transmitir luz y sentido por partes iguales.
“¡Mira! ¿Ves allá abajo los campos de trigo? Yo no como pan y por lo tanto el trigo es para mí algo inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada y eso me pone triste. ¡Pero tú tienes los cabellos dorados y será algo maravilloso cuando me domestiques! El trigo, que es dorado también, será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento en el trigo”. Este párrafo inspiró al estudiante Andrés Fernández Gómez a crear la lámpara Eodem, larga, delgada y con la apariencia espigada de la inflorescencia del trigo.
Andrés eligió esta imagen "porque representa amistad, soporte, compañía. Desde el contexto del libro, el trigo actúa como lo que le acuerda al zorro el cabello del Principito, lo que despierta recuerdos y sensaciones cálidas de amistad. Es un concepto único, que logra sacar mucho de una planta sencilla y común".
Los docentes lograron su cometido al permitir que los alumnos se involucraron y se entregaron a la iniciativa, para vivir una actividad de diseño, enseñanza y aprendizaje a través de la motivación y la sensibilidad.
El proceso, además, se relacionó con la ética y los valores para dar forma a una experiencia humana muy potente que, junto con las imágenes de las luminarias, quedó recogida en el libro Diseñar con luz y sentido, cuyo proceso de corrección y edición estuvo a cargo de la Editorial EAFIT.
"Esta iniciativa nos permitió que la integridad y la ética no fueran un factor exógeno al proceso de formación. El alma de una materia como proyecto 2, una de los más importantes de la carrera en cuanto a la fundamentación del diseño, quedó plasmada aquí, y estudiantes y docentes pudimos aprender y abordar el proceso pedagógico y de aprendizaje desde el ser", concluyó Nathalia Franco.
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Alejandro Gómez Valencia
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