El bandazo de México hacia la izquierda, tras la elección de Andrés Manuel López Obrador para ocupar el cargo de presidente de la república, es percibido por analistas como una muestra del cansancio generado en los mexicanos por fenómenos como la violencia, causada por el fortalecimiento del narcotráfico y la política de lucha frontal implementada por el gobierno saliente, así como por las constantes acusaciones de corrupción y fraude contra el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
El triunfo del candidato del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) puede ser una muestra de deseo de cambio de rumbo frente a la opción de un PRI que, tras gobernar durante 71 años consecutivos y perder el poder en el año 2000, a manos del Partido Acción Nacional (PAN), y su candidato Vicente Fox, tomó de nuevo las riendas del país, hace seis años, con el triunfo del actual presidente saliente, Enrique Peña Nieto.
Para Adolfo León Maya Salazar, docente del Departamento de Gobierno y Ciencias Políticas de EAFIT, López Obrador no es una figura improvisada en el mapa electoral mexicano sino "un hombre con un músculo político fuerte, reconocido por sus posturas con enfoque social y cultural, tendientes a la izquierda democrática, y por un fuerte sentido nacionalista. Es una opción de raciocinio frente a la problemática económica internacional y social, muy ligada a las propuestas de la revolución mexicana, en 1910".
El narcotráfico es, en concepto del profesor Adolfo, una de las mayores preocupaciones contemporáneas en México, y se espera un cambio en la lucha contra este fenómeno, en el que las fuerzas militares ocupan hoy un lugar primordial, a partir de una mayor autonomía estatal que permita diseñar políticas públicas y construir alternativas de solución.
Jorge Alberto Giraldo Ramírez, decano de la Escuela de Humanidades de la Universidad, opina que muchas personas consideran como un fracaso el modelo actual de combate a los carteles del narcotráfico. Sin embargo, advierte que ese está lejos de ser el único tema de peso en la agenda, y llama también la atención sobre el hastío político evidenciado en la sociedad mexicana.
En palabras del decano, "se puede cuestionar la estrategia contra el crimen organizado en México, pero el problema ha sido la violencia y la magnitud inherentes a este fenómeno. Creo que el triunfo de López Obrador obedece más a un desgaste del régimen político, atado a fenómenos de corrupción en entidades estatales y en el sistema policial".
Relaciones con E.U.
Otro de los retos más inmediatos para Andrés Manuel López Obrador, presidente electo de México, es el de encarar un momento difícil en las relaciones bilaterales con Estados Unidos (E.U.), cuyo gobierno de derecha, encabezado por el presidente Donald Trump, asumió una postura policiva en el manejo del problema migratorio en la frontera entre ambos países.
Por eso, y de acuerdo con Adolfo León Maya, uno de los asuntos prioritarios en la agenda del mandatario entrante es crear condiciones sociales y laborales para retener y mantener a la población mexicana en su propio territorio, y establecer políticas que tengan en cuenta la condición de los migrantes en tránsito por suelo mexicano, expulsados por las situaciones internas en los países centroamericanos.
"López Obrador va a ponerle otra impronta al tratamiento de esa política de construcción de un muro por parte del gobierno de E.U., como mecanismo de contención a la migración. Será un enfoque de corte político, mucho más acorde a los protocolos internacionales", señala Maya Salazar.
No obstante, aunque las relaciones entre ambos países norteamericanos pueden resultar tirantes en algunos temas, las inclinaciones a derecha e izquierda por parte de dichas administraciones no serán impedimento, según Jorge Alberto Giraldo, para que existan similitudes y puntos de encuentro entre ellas.
"En la medida en que el gobierno entrante mexicano sea más cerrado, nacionalista y autárquico puede haber cierta conjunción de intereses entre Donal Trump y López Obrador. Los populismos encuentran muchos puntos de convergencia. Se sabe que parte de la coalición ganadora que apoyó al presidente electo está conformada por el Partido Comunista y por los grupos evangélicos. Esas mescolanzas ideológicas pueden tener un punto de encuentro en el nacionalismo, y una postura de ese corte se puede alinear con los intereses de E.U.", explica el decano.
En términos económicos, se espera que la sólida economía mexicana y sus tratados comerciales con Estados Unidos y Canadá apaguen rápidamente los temores iniciales en el mercado bursátil, tras el triunfo de la izquierda en México. A eso se suma la garantía de una gobernabilidad relativamente fácil, pues la coalición de López Obrador cuenta con mayorías en el Congreso y obtuvo gobernaciones y alcaldías importantes, incluida la de Ciudad de México.
"El nuevo gobernante tiene también una base social de apoyo muy amplia, en la que se cuentan indígenas, campesinos, sectores populares y estudiantes. López Obrados logró concentrar el voto de opinión, y tendrá la legitimidad suficiente para revisar las políticas que deba cambiar, y tomar decisiones en aras de saldar la deuda social y la desigualdad regional entre territorios del norte y del sur del país", concluyó Adolfo Maya.
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Alejandro Gómez Valencia
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