Está previsto que en los próximos años el 80 por ciento de la población de Colombia vivirá en las ciudades. Ese dato le genera a Juan Luis Mejía Arango, rector de EAFIT, inquietudes sobre cómo serán esas sociedades del futuro, cómo será el hábitat en las macrourbes, cómo se relacionarán las personas con el medio ambiente, cómo serán los profesionales que deberán responder a los retos que surjan, cuáles serán los puestos de trabajo que existirán y cómo desde hoy la universidad, y EAFIT en su aniversario número 58, puede empezar a vislumbrar la respuesta a esas cuestiones.
Si bien el futuro es incierto, el Rector vislumbra tres áreas fundamentales: agro, urbanismo y educación. “Estos temas han sido identificados por los sectores multilaterales como parte fundamental del próximo desarrollo, sumado a eso un postulado transversal que es la productividad. Hoy ya no estamos hablando tanto de competitividad como de productividad. Por eso esta Universidad desde cada una de sus áreas de conocimiento piensa cómo convertir a este país mucho más competitivo, que genere riqueza y, por tanto, mayor distribución de la riqueza nacional”, piensa el directivo.
Las humanidades, área en la que EAFIT tiene una escuela, también deberá tener una relevancia importante en un futuro donde la robotización de labores que realiza hoy el hombre parece muy probable. Así lo considera Claudia Zea Restrepo, vicerrectora de Aprendizaje de la Universidad, al decir que en ese posible futuro se deberá pensar más en ofrecer servicios y fortalecer el enfoque humano de los que existen hoy.
Uno de los roles que se podrá robotizar fácilmente será el del profesor que se dedica simplemente a transmitir conocimiento porque eso es algo que puede hacer una máquina, pero el papel del maestro, que acompaña, que guía, que piensa desde lo humano, no se podrá robotizar, reflexiona la Vicerrectora, quien considera, además, que el carácter humano será una fortaleza que se seguirá enseñando en universidades físicas, virtuales y mixtas porque el reto será responder a las necesidades que tenga cada estudiante como individuo.
Claudia, quien hace 32 años está vinculada a la Universidad, en la que además estudió Ingeniería de Sistemas, ha sido testigo y protagonista de la evolución de los modelos educativos en EAFIT. Recuerda la época en la que se sentaba a transcribir a los cuadernos los tableros que los profesores llenaban con anotaciones, y ahora ve que son los estudiantes los que llenan los tableros de 360 grados que instala la U en los espacios de aprendizaje porque son ellos los protagonistas, porque ahora el modelo es más aprendizaje que enseñanza.
Algunos de esos estudiantes protagonistas son los de Kratos, un programa que crearon EAFIT y Postobón para promover un modelo de aprendizaje que podría marcar el norte de la formación en educación superior en la región. Se trata de aprender por retos, por desafíos, y no privilegiar el aprendizaje en las aulas de clase. Es aprender en el campo, tal como hicieron el pasado 27 de abril el grupo de eafitenses que se desplazó hasta Puerto Boyacá para lanzar, con apoyo de la Fuerza Aérea de Colombia, un globo a la atmósfera cargado con diferentes experimentos científicos.
La misión Simple 3, como se llamó a la liberación del globo, es uno de los ejemplos del trabajo entre universidad, empresa y Estado que están en el ADN de EAFIT y que el rector Juan Luis Mejía está convencido deben abundar en las sociedades del presente y del futuro.
Está demostrado que en todas las sociedades que han alcanzado un desarrollo superior a las nuestras la relación, la armonía de intereses entre la universidad, el sector productivo y el Estado es la herramienta fundamental para lograr el desarrollo. Lo peor que le puede ocurrir a una sociedad es el divorcio entre su aparato productivo y el área donde se genera el conocimiento de la sociedad. Donde hay esa ruptura hay un déficit de creación de conocimiento y de aplicación de ese conocimiento, dice.
El Rector coincide con Claudia Zea en que la labor de crear y aplicar conocimiento de las universidades hay una aspiración que debe primar y es el bienestar de toda la humanidad. Él cree que al ser el repositorio del conocimiento que ha creado el hombre, las universidades tiene una gran responsabilidad. En el caso de EAFIT, por ejemplo, si bien la Misión habla de la responsabilidad frente al desarrollo local, el directivo aclara que la perspectiva siempre es el bienestar de la humanidad entera.
Por eso desde cada uno de los lugares donde la vida nos ubique tenemos una mira: primero los derechos humanos universales, y ahora contribuir a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Toda organización tiene que tener como fin y como meta cumplir con esas metas que pretenden el bienestar de la humanidad como un todo, reitera.
En ese mismo sentido, Paula Andrea Arango Gutiérrez, vicerrectora Administrativa y de Proyección de Social de la Institución, complementa que de los 17 ODS, cada empresa o universidad debe contrastar con su propia misión y visión las coincidencias que tiene, y a partir de esa verificación declarar a cuáles aportar de acuerdo con sus capacidades. “En nuestro caso específico aportamos desde nuestras líneas y funciones sustantivas. En el caso de la Agenda de Conocimiento que estamos construyendo buscamos hacer ese contraste entre nuestros propios objetivos y encontrar allí una intersección que nos guíe mejor”, apunta Paula.
En el propósito de caminar con la sociedad hacia los ODS y aportar para conseguir los elementos que respondan a los desafíos del futuro, EAFIT seguirá dando pasos. "Acordes con la Misión actual de la Institución, la cual es contribuir de manera decisiva al desarrollo sostenible en las áreas económicas, culturales, políticas y sociales, se han identificado varias áreas en las que la Universidad, además de las que ya tiene, puede aportar. Por eso en próximos días estaremos presentando ante el Ministerio de Educación la propuesta del programa de Ingeniería en Agricultura Digital, una de las nuevas áreas que hemos pesando puede contribuir al país", adelanta Juan Luis Mejía.