La relevancia de la educación en negocios para el funcionamiento de la sociedad, la inclusión de los temas de género y el enfoque latinoamericano en esta área de formación. Esos son algunos de los temas que aborda Marcela Mandiola Cotroneo, psicóloga de formación y una de las académicas más reconocidas en Latinoamérica por su mirada crítico-comprensiva de los estudios organizacionales y la educación en management, quien estuvo en EAFIT presentando su conferencia Reflexiones sobre una práctica productiva.
La académica con estudios de doctorado en management learning and leadership, de la Universidad de Lancaster (Reino Unido), actualmente es docente de comportamiento organizacional de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad Alberto Hurtado (Santiago de Chile), y hace parte de la Red Chilena de Estudios Organizacionales Minga, desde donde se ha impulsado la investigación y generación de conocimiento para países latinoamericanos respecto a las nuevas tendencias en la educación en negocios.
¿Qué se entiende cuando hablamos de educación en management?
La educación en negocios es una práctica social. Y cuando decimos práctica social estamos diciendo algo bien importante, porque no es simplemente un negocio o un trabajo. Práctica social quiere decir algo que se hace, que es tremendamente complejo e implica muchas más cosas de las evidentes y, por sobre todas las cosas, incide de manera importante en la sociedad en la que vivimos. En este caso, el modo en que se educan las personas para después ir a trabajar a los negocios termina siendo relevante, porque el modo en que esas personas hacen negocios va transformando a la sociedad. Entonces lo que estas personas aprendan, cómo entiendan su trabajo y así mismos es súper relevante para la sociedad.
¿Cuál debe ser el papel del educador dentro de una escuela de negocios?
Tremendamente relevante. Problematizador. Nosotros abogamos por salir del marco en el cual la educación en negocios entrega recetas para solucionar problemas, porque si hace esto quiere decir que el problema ya está definido de antemano. Básicamente es decir que cuando todos los problemas son un clavo, la única posibilidad es un martillo. Entonces terminas como en una repetición bien estrecha siempre. Nosotros apuntamos a que la educación debería ser una problematización permanente, una contribución a plantear preguntas, a plantear problemas más que buscar soluciones. Lo que ha pasado hasta el momento es que estamos repitiendo soluciones que vienen de otras latitudes y de pensar de otra manera que en nuestro contexto no funciona. Nuestro estilo de organización tiene otras riquezas. Entonces no deberíamos seguir imponiéndonos recetas que son foráneas.
Frente a la situación que plantea, ¿qué debate se está generando al interior de las escuelas de negocios?
Sería bonito decir que es un debate que se está dando. Yo creo que todavía no alcanza para eso. O sea, no hay debate instalado, está recién partiendo y parte de la pregunta: ¿Qué se enseña? Yo hago parte de una escuela de negocios y enseño gestión de personas, soy psicóloga de formación, y desarrollé mi investigación al foco de las organizaciones desde la mirada crítica. Ahora van apareciendo ciertas cosas. Una colega trabaja en temas de relaciones laborales, una mirada desde lo sindical, en particular. Y ella se pregunta: ¿Se enseña en las escuelas de negocios, acerca de las relaciones laborales y lo sindical? Pues llegó a la conclusión de que no, normalmente. Por lo tanto, nos damos cuenta de que se forman generaciones y generaciones de ejecutivos y ejecutivas que no tienen idea del ámbito sindical y las relaciones laborales. Por un lado, no lo incorporan a su trabajo, por otro lado, cuando se les aparece un conflicto sindical o hay una negociación colectiva no tienen recursos ni herramientas para relacionarse con esto adecuadamente. Ahí se está empezando a instalar una problematización.
Desde la experiencia en Chile, ¿cómo se están problematizando los modelos tradicionales?
Empiezan a aparecer recién estas preguntas, de decir, parece que la educación en negocios no está contemplando elementos que son importantes. Hoy en día en Chile -hablando de pregrado principalmente, pero también en maestría- la gente que se educa y sale a trabajar en educación en negocios no contempla temas de inmigración, por ejemplo. No contempla temas de inclusión laboral de pueblos originarios, con el tema de los mapuches, no contempla temas de género y diversidad sexual.
¿Es posible romper con estos paradigmas en la educación de negocios?
Para allá vamos. Hay gente en el ámbito de la academia que lleva muchos años trabajando en romper ese paradigma, en lo académico, grupos de trabajo y escuelas de negocios que han desarrollado miradas críticas de manera importante. Colombia, Chile, México y Brasil son lugares donde está más desarrollado el tema en Latinoamérica. Podemos hablar, hoy en día, de una comunidad bastante importante en términos de cantidad de personas que están desarrollando esas miradas. Todavía no logra ser tremendamente impactante, no logra una incidencia, un cambio hacia afuera relevante porque son esfuerzos aislados, desconectados de repente y porque obviamente hay mucha resistencia a estas miradas críticas.
¿Hacia dónde debe enfocarse la educación en negocios en Latinoamérica?
Pensamos qué en primer lugar, un paso súper importante, viene del área disciplinar en la que nosotros nos queremos marcar, que se llama estudios organizacionales. Y al hablar de esto, estamos concibiendo el estudio de muchas formas de organización y no solamente de la empresa productiva con fines de lucro, que muchas veces viene a colonizar toda la temática de una escuela de negocios. No pensar la organización como una cosa, sino los procesos en cómo nos vamos organizando. Una cosa es decir el sustantivo, la organización, y la otra decir el verbo, el organizarse o el organizándonos, que es un proceso permanente, que nunca termina. Para estudiar todo esto nosotros abogamos por mayor interdisciplinaridad. En el fondo establecer puentes, por su puesto, con el ámbito de la administración, que logre confluir en la teoría organizacional la mirada de muchas disciplinas. Hoy en día, lo único que podemos decir es que vivimos en una sociedad que se articula organizándose de distintas maneras.
¿Cuál es el aporte desde la mirada decolonial y de género a la educación en negocios?
Cuando decimos género y decolonial seguimos complejizando y problematizando. La teoría en administración tradicional considera a un sujeto trabajador ideal, algo súper neutral, que de verdad casi no existe, porque es un trabajador por defecto masculino, aquella persona que puede dedicar al trabajo su primera prioridad en la vida, por lo tanto, otra que tenga otras prioridades como el cuidado de los otros (adultos mayores, niños, enfermos), que normalmente son tareas adjudicadas a las mujeres, no puede trabajar con la intensidad que pide el mundo del trabajo. Entonces esos trabajadores ya adquieren ciertas características en temas de género. Es un trabajador que, para dedicarse al trabajo, normalmente, no tiene cuerpo ni emociones, porque es alguien que no debería enfermarse, que no sea demasiado viejo, que no tenga ninguna discapacidad, un cuerpo que te funcione perfecto, que no se embarace. Cuando decimos género es ponerle atención a eso y cuando decimos decolonial también es poner atención a todo un grupo social que no está ni siquiera representado en el mundo del trabajo.
¿Qué tan abiertas están las instituciones y universidades a estas miradas críticas?
EAFIT es un lujo porque está exactamente abierta, es decir, abre el espacio para esas discusiones. Y considera legítimo desde lo formal tener unidades, áreas con profesores que puedan contribuir con esta mirada y conversar con las miradas tradicionales. Eso vale oro. Hay universidades que no lo permiten explícitamente, hay otras que ni lo conocen, otras que se hacen las locas, que están ahí, pero dicen: dejémoslos que trabajen solos. Lo valioso de EAFIT, como muchas otras, es que lo respaldan. Hay que pensar en esto sin dejar de hacer negocios, de ser productivos porque lo necesitamos, porque somos cada vez más, en temas más complejos con necesidades más masivas. Hay que buscar soluciones que sean distintas. O sea, alimentar hoy día la población mundial hace que el daño que hacemos a la naturaleza sea tremendo, ya para subsistir los seres humanos estamos dañando nuestro entorno.
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Alejandro Gómez Valencia
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