Las mejores condiciones para el desarrollo y el estudio de carreras de educación superior en Colombia, según el más reciente Índice de Ciudades Universitarias (ICU 2018), de la Red Colombiana de Ciudades Cómo Vamos, están en los municipios de Manizales (69.84), Medellín (67.70) y Bucaramanga (63.28). Así lo estableció la segunda edición de este indicador que presentó sus resultados el miércoles 10 de abril, durante un panel de expertos en EAFIT.
Este índice, que califica de 0 a 100 a las ciudades universitarias, evalúa 5 dimensiones que incluyen 19 variables que amplían la visión tradicional de la calidad educativa: la calidad de la educación superior, el ambiente universitario, el costo de vida, la calidad de vida en las ciudades y la empleabilidad de los egresados. En Colombia esta herramienta se aplica para 13 ciudades capitales que actualmente conforman la Red de Ciudades Cómo Vamos: Armenia, Barranquilla, Bogotá, Bucaramanga, Cali, Cartagena, Cúcuta, Ibagué, Manizales, Medellín, Pereira, Quibdó y Santa Marta.
En dimensiones como la empleabilidad de los egresados, uno de los temas que preocupa a la ciudadanía en las encuestas de percepción, Medellín es la segunda mejor calificada con 77.9 puntos en el ICU, después de Bogotá con 84.7. En estos aspectos se recomiendan mejoras para solucionar el desempleo juvenil y el aumento del salario de enganche.
En la capital antioqueña, con respecto a la primera medición de este índice, se evidenció un incremento en las dimensiones de calidad en educación superior y ambiente universitario. Mientras que el costo de vida para los estudiantes continuó siendo uno de los más altos del país. No obstante, la mejora general en el ICU, sugirió María Clara Ramírez, directora de la Agencia de Educación Superior de Medellín (Sapiencia) y quien estuvo en la presentación del índice, se debe a la inversión pública en materia de acceso educativo y el esfuerzo institucional por ampliar la oferta de estudios superiores con programas como Sapiencia.
“Medellín tiene varias ventajas, pues ha tenido durante varias administraciones una apuesta grande por la educación superior. Adicional a esto, en el contexto académico, existen unas entidades como Sapiencia, que es la Agencia de Educación Superior, con dos funciones principales: el manejo de los fondos de educación superior y los proyectos alrededor de los retos asociados como la permanencia y la inserción laboral”, apuntó María Clara.
Ciudades universitarias
Con un panel que reunió a expertos en educación y rectores de universidades del país, este miércoles 10 de abril se examinaron los resultados de la segunda edición ICU y se reflexionó sobre el impacto de este índice para el futuro de las ciudades universitarias. Juan Luis Mejía Arango, rector de EAFIT, señaló la importancia de incorporar otras miradas que analicen el impacto de las universidades en la economía de las regiones y la internacionalización de las instituciones que atraen estudiantes y profesores extranjeros al país.
“Colombia está por descubrirse en el mundo y creo que hay grandes posibilidades de convertirnos en un país importante en la región en términos de educación superior. Y convertir también la educación superior en un activo de su economía. Tenemos el ejemplo de Australia y Nueva Zelanda que han convertido la educación en el cuarto motor de su economía. Hoy quien busca educación superior no solo es por la calidad académica, sino por lo que ofrece el entorno. No hay que perder, además, la visión humanística de la universidad”, expresó el Rector.
Por su parte, Jaime Restrepo Cuartas, rector de la Universidad de Santander, señaló la necesidad de implementar acciones para disminuir las diferencias que se presentan en relación a la calidad de educación superior entre las distintas regiones, en particular los casos de Cartagena (43.73), Armenia (43.24), Cúcuta (41.71) y Quibdó (54.08) que se ubicaron en los últimos lugares del más reciente ICU.
“La solidaridad es importante para disminuir esas diferencias. Medellín tiene una obligación con Chocó, que le queda cerca y puede tener una influencia mayor para ir mejorando esas condiciones de calidad. Y lo mismo Bucaramanga con el Oriente colombiano o Barranquilla con la zona caribe. Me parece que estos ejercicios deben permitir también unos desarrollos complementarios que deben ser cómo solidarizarse con las regiones que tiene mayores dificultades”, señaló el rector de la institución santandereana.
Medida del índice
En el año 2015, con el fin de evaluar el progreso social de las ciudades en Colombia, se diseñó por primera vez este índice. Fue lanzado dos años después, en 2017, para 10 ciudades del país. Los resultados en esa primera medición nacional mostraron como Manizales, Bucaramanga y Medellín eran los mejores lugares para la vida universitaria. Por su parte, ciudades como Ibagué, Cúcuta y Cartagena, evidenciaron tener retos en las distintas dimensiones del ICU.
Este instrumento es el primero en el país que se concentra en el concepto de ciudad universitaria, que implica una mirada más amplia para analizar el desempeño de las ciudades en materia de educación superior. Bajo esta visión el ICU integra aspectos que afectan la calidad de vida de los estudiantes y con sus resultados busca orientar el diseño de política pública en las ciudades.
“Si bien existen diferentes indicadores que miden la calidad de la educación superior, estos se centran en evaluar las instituciones educativas y no se involucran en la medición dentro del concepto de ciudad universitaria. En el marco de la agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), eje orientador del trabajo de la red Cómo Vamos, el ICU es una oportunidad para integrar y evaluar conjuntamente el progreso y los retos relacionados a la calidad de la educación, el crecimiento económico y trabajo decente, y las ciudades sostenibles”, comentó Luis Hernán Sáenz, coordinador de la Red de Ciudades Cómo Vamos.
A partir de datos de fuentes gubernamentales como el Ministerio de Educación Nacional, el ICFES, el DANE y QS Latinoamérica, además de la información obtenida por las encuestas de Percepción Ciudadana y el Índice de Progreso Social de las ciudades de Colombia, el ICU analiza los principales factores que influyen en la calidad de vida de los universitarios.
“La ciudad debe estar pensada para que los estudiantes universitarios tengan una buena experiencia en el momento de vivir la ciudad. Esta segunda edición del ICU presentó una mejora general entre los años 2014 y 2017, es decir, las ciudades colombianas que están en la Red Cómo Vamos son mejores ciudades para los estudiantes universitarios en 2017, de lo que fueron cuatro años atrás. Sin embargo, hay un leve retroceso que está explicado por las condiciones del mercado laboral en Colombia. Manizales y Medellín son las mejores ciudades para los estudiantes universitarios, tiene ventajas en calidad de la educación superior, en calidad vida y en empleabilidad”, señaló Natalia Escobar Santander, directora de Manizales Cómo Vamos.
La ciudad universitaria, más allá de una serie de edificios destinados a la educación, obedece a las condiciones integrales que ofrecen las ciudades para el desarrollo profesional, intelectual y humano de las personas, en gran parte por la influencia que tienen las instituciones universitarias en la economía y la cultura dentro de las ciudades.
“Es el habitar del estudiante en la ciudad, no solo en el campus. Aquí entran a jugar otros aspectos que no están solamente al interior de las universidades, sino que tienen que ver con el entorno urbano de las ciudades que habitan los estudiantes. Por su puesto, uno de los elementos principales para las ciudades universitarias, es la calidad de la educación superior que existe. Es muy importante que las ciudades sean accesibles a los estudiantes”, expresó Oscar Andrés Jiménez, Director de Investigaciones Socioeconómicas en la Cámara de Comercio de Pereira.
“El que mide se equivoca, pero el que no mide se equivoca más. Y este índice nos permite entender el contexto y desde esa perspectiva generar las dinámicas necesarias para mejorar. Los problemas y dificultades territoriales es un asunto que se ha intentado solucionar desde hace mucho tiempo. Y tomo como ejemplo la Ley Morrill, que en 1862 permitió que en los pueblos más apartados de Estados Unidos se formaran ciudades universitarias, lo que generó dinámicas económicas importantes en esas regiones”, comentó Camilo Younes Velosa, vicerrector de la Universidad Nacional sede de Manizales.
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