La gestión de la participación ciudadana en los proyectos de desarrollo urbano, en especial aquellos que se realizan en asentamientos informales, y las relaciones de poder que afectan dichos procesos en la toma de decisiones, en torno a problemas como la diversidad de las identidades sociales, es parte central de la investigación de Andrea Rigon, consultor en estudios de desarrollo de University College de Londres (Inglaterra), quien este lunes 25 de febrero ofrecerá la conferencia Diversidad social y conflictos en procesos de transformación urbana: Freetown, Nairobi y Bar Elías, en EAFIT a las 5:30 p.m. en el auditorio 19-501, con entrada sin costo.
Andrea Rigon es profesor y director de Estudios de la Bartlett Development Planning Unit, del University College de Londres, donde enseña a sus estudiantes sobre diversidad social, inequidades y pobreza. Su experiencia en desarrollo lo ha llevado a gestionar proyectos en distintos países como Nigeria, Uganda, Zimbabue, Sierra Leona, Bolivia y Filipinas.
En su conferencia en Medellín compartirá su experiencia en los procesos de desarrollo urbano en los países africanos y los efectos de la participación ciudadana en la inclusión y exclusión social de los territorios.
¿Cuál es el tema central en sus estudios de la planificación del desarrollo social?
Está conectado con el hecho de que las personas tienen múltiples identidades individuales y colectivas, tales como género, edad, clase, raza. Para las intervenciones sociales, por ejemplo, para transformar un barrio pobre en una ciudad, a veces el poder público o la ONG se imagina que hay una comunidad homogénea, con las mismas necesidades. Por eso se crean procesos de consulta que se apoyan solo en algunas personas de la comunidad, como si todos tuvieran los mismos intereses. Por mi trabajo de muchos años, sobre todo en los asentamientos informales en África y, en los años recientes, en Líbano y Brasil sobre este tema, podemos asegurar que en estos procesos de transformación social no todas las personas tienen el mismo nivel de pobreza, los mismos intereses, deseos o aspiraciones. Hay que crear procesos que puedan considerar estas dimensiones.
¿La diversidad social afecta los procesos de participación?
Dependiendo del lugar, estas dimensiones de la identidad son diferentes. Un ejemplo, en Kenia (África) los asentamientos informales están construidos en tierra pública, en tierra del Estado. Hay personas que construyeron unas cabañitas de barrios muy pobres y las alquilan a otra gente que llega de las afueras de la ciudad. Cuando se quiere hacer una mejoría a estos barrios no es lo que la comunidad quiere porque los intereses, de quienes construyeron estas cabañitas, son muy diferentes. Si no vemos esta diferencia, que es una diferencia de clase grande dentro del mismo barrio, el riesgo es empeorar la situación. Otro ejemplo es Líbano. Allá el tema es el estatus legal, muchas de las personas residentes de los barrios y lugares más pobres son refugiados de Siria. Líbano no reconoce muchos derechos de poder vivir y trabajar, por lo que están más excluidos de los procesos.
¿Cómo manejar la diferencia de las identidades en estos procesos?
Hay que entender la diferencia adentro de los territorios con base en diferentes dimensiones de la identidad como la nacionalidad o el estado legal. Pero también podría ser género, edad, clase, raza. A veces es importante entender cómo estas diferentes dimensiones de la identidad se relacionan una con otra. Es un tema de interseccionalidad, o sea, no es simplemente el hecho de que en un barrio hay una mujer, también es la raza, la clase social lo que crea una experiencia, un tipo de aspiraciones y experiencia de exclusión social. Y por eso necesita de una intervención compleja que pueda entender todo este tipo de diversidades.
¿Qué recomendación hace a quienes lideran proyectos de desarrollo urbano?
Por lo que he visto muchas ONG y algunos de los proyectos públicos no consideran mucho esta complejidad social. Y hay metodología que permite ese tipo de procesos, pero es mucho más lenta la inversión que hay que hacer. Se necesita capacitar mucho las comunidades para que puedan participar de manera más activa dentro del proceso, y no solo a través de sus líderes. Crear un proceso en que toda la comunidad, hasta los más excluidos como los niños, puedan participar en planeación, en imaginar el futuro de sus barrios y las intervenciones que ellos mismos necesitan.
¿Cuál es el papel de las comunidades y los tomadores de decisión en la planificación del desarrollo?
Lo más importante es entender que la participación ciudadana no es algo que hay que hacer lo más rápido posible, implementar lo que el gobierno ya quiere hacer. Es un proceso más de conocimiento, muy detallado de esas comunidades. Por ejemplo, es importante que los gobiernos entiendan que este tipo de intervenciones sociales la pueden hacer a través de una relación con universidades que pueden dar una contribución. En Líbano trabajamos con citizen scientist –ciudadanos investigadores-, o sea, ciudadanos normales que están contratados para trabajar con los investigadores de las universidades, que recogen la información que necesitamos para entender las comunidades. Esto es muy bonito porque se capacita mucha gente, jóvenes y no jóvenes que quieren trabajar por sus propias comunidades.
¿Qué oportunidades observa en Colombia para el desarrollo social?
Yo estoy muy positivo, aunque creo que el gobierno no ha expresado una línea muy clara hacia dónde quiere ir con el proceso de paz y las inversiones sociales. El año entrante es muy importante para Colombia, con las elecciones locales se van a construir muchos planes de desarrollo. Yo creo que esto es fundamental, es el primer plano de desarrollo que se va a construir después del proceso de paz a nivel local y es una oportunidad única. Yo lo que pido es que no sea hecho como siempre, que el gobierno no piense hacerlo lo más rápido posible. Espero que reconozcan esta oportunidad de participación histórica para construir una Colombia en paz y eso significa invertir más en estos procesos.
En Medellín, procesos de desarrollo social como el Proyecto Urbano Integral de la Zona Nororiental han sido destacados. ¿Qué valoración hace de estos procesos?
Medellín sigue siendo un ejemplo en el ámbito mundial por algunas intervenciones y es un modelo del que se habla mucho. En conferencias se habla de Medellín, pero no hay que parar ahí, todavía existe una inequidad social increíble y una desigualdad muy alta. Se necesita una inversión social muy grande que no puede ser solo en infraestructura física, también hay una necesidad de infraestructura social, de procesos de construcción de comunidades, de prevención social para que también los jóvenes puedan tener trabajo de calidad. Lo bueno de Medellín es que tiene unas instituciones académicas con muy buenas capacidades para ayudar a estos procesos y con profesionales que podrían ser involucrados. Lo que se necesita es un liderazgo político que quiere seguir en este proceso de transformación social y, sobre todo, que quiera bajar el nivel de inequidades sociales.
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Alejandro Gómez Valencia
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