Hay una estrategia novedosa para mitigar los riesgos para la biodiversidad y el ecosistema en las riberas del río Cauca en Antioquia. Se trata del primer banco de hábitat del bosque seco tropical en el departamento, ubicado en los municipios de Titiribí y Armenia, que cuenta con una extensión de 647.17 hectáreas y fue creado gracias a un convenio suscrito entre EAFIT y la empresa Terrasos.
“Los bancos de hábitat son una figura innovadora y su objetivo es dinamizar la inversión privada en biodiversidad en el país, a la vez que aporta significativamente a la conservación de ecosistemas amenazados”, explicó Mauricio Perfetti del Corral, vicerrector de Descubrimiento y Creación de EAFIT, durante la presentación del banco de hábitat este miércoles 6 de noviembre en la Universidad, en un acto que contó con la presencia de representantes del Ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia, directivos de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla), Corantioquia, Odinsa, Isa Intercolombia y la empresa Terrasos.
Este banco de hábitat para Antioquia –casi siete veces del tamaño del Central Park que construye la Gobernación en Bello- es el primero que se crea en Antioquia y el segundo en Colombia. Fue registrado ante el Minambiente el 16 de septiembre de 2019, tiene una inversión privada de 300 mil dólares y los objetivos de conservar 473.76 hectáreas de bosques, restaurar 173.41 hectáreas de bosque seco tropical y, durante 30 años, apalancar 6.2 millones de dólares para la conservación.
EAFIT, a través de la capacidad académica de su Escuela de Ciencias y como parte del convenio suscrito con la empresa Terrasos, se encargará de la gestión del conocimiento y el monitoreo científico de este banco de hábitat que, mínimo durante tres décadas, realizará acciones de preservación, mejoramiento y restauración de ecosistemas, esto acorde con la Estrategia Nacional de Compensaciones Ambientales del Componente Biótico promovida por Minambiente.
Los bancos de hábitat funcionan como esquemas agregados de compensación basados en el pago por desempeño, donde varias empresas pueden resarcir sus afectaciones ambientales en una sola área protegida. Bajo este modelo los pagos al banco, por parte de las empresas, se hacen solamente cuando se cumplen los hitos de gestión y desempeño pactado entre las partes.
El primer banco de hábitat del país, que se registró ante Minambiente en el año 2017, es un proyecto ubicado en el municipio de San Martín de los Llanos (Meta), en la subcuenca del río Metica. Es una iniciativa con una inversión cercana a los 1.5 millones de dólares para la protección de 610 hectáreas de bosque.
Sobre esta figura de compensación, Juan Fernando Díaz Nieto, profesor eafitense, considera que son muy importantes las posibilidades que ofrece para proteger especies endémicas altamente amenazadas y valora que los bancos de hábitat sean un laboratorio para la academia que permiten monitorear la biodiversidad a largo plazo y, además, evaluar cómo responden a la restauración las comunidades de plantas y animales.
Esfuerzo novedoso de preservación
Como señalan los promotores, este instrumento para la gestión ambiental se ha incorporado en distintos países, arrojando buenos resultados a la hora de hacer más eficiente el control de las compensaciones ambientales pagadas por las empresas. Además, se ha convertido en una herramienta para fortalecer la política pública ambiental en el desarrollo rural y la protección de los recursos naturales.
En el campo local, Mariana Sarmiento, gerente de Terrasos y administradora del banco de hábitat departamental, expresó que “encontramos una necesidad real en la región con todas las vías de cuarta generación, las líneas de trasmisión de Itüango, es decir, una confluencia de proyectos estratégicos para el país que van a detonar unas inversiones en materia de obligaciones como nunca antes se había visto".
"Con esto se busca que se puedan hacer diferentes acciones, no solamente de preservación, sino de conservación y de uso sostenible. Los bancos de hábitat no son islas, tienen que estar armonizados con todos los diferentes instrumentos de ordenamiento y gestión en los territorios. Eso significa que aquí hay un gana-gana de las entidades territoriales, las autoridades ambientales regionales y el sector privado con este mecanismo", expresó Johana Ruiz, funcionaria de la Dirección de Bosques, Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos del Ministerio de Medio Ambiente.
En ese mismo sentido, Ana María Castaño Rivas, subdirectora de ecosistemas de Corantioquia, destacó la implementación de estos mecanismos como alternativa innovadora para el cumplimiento de las obligaciones ambientales. Resaltó el trabajo de la autoridad regional con la reciente creación de una mesa de trabajo para evaluar las formas de compensación en los territorios.
Posibilidades de los bancos de hábitat
Las inversiones ambientales elegibles para estos bancos de hábitat contemplan compensaciones por pérdida de biodiversidad, por aprovechamiento forestal, por sustracciones de reserva forestal, inversiones forzosas de no menos del uno por ciento y medidas de manejo por levantamiento de veda, son las inversiones ambientales elegibles para estos bancos de hábitat.
"Muy rápido vamos a lograr la restauración de 30 mil hectáreas y eso es una buena cifra cuando se ven las metas que históricamente ha tenido el país. Estamos hablando con gremios y regiones para decirles que se acojan al banco de hábitat. Hemos definido el ABC, preguntas frecuentes, una cartilla de cómo lo deben hacer. Hay una necesidad de poder dinamizar este ejercicio", dijo Rodrigo Suárez, director la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla), quien sostuvo que estos mecanismos de compensación son reconocidos y reglamentados por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.
Según el Manual de Compensaciones del Componente Biótico cualquier proyecto que se desarrolle en las zonas hidrográficas o cercanas a estas puede elegir el banco de hábitat como lugar de compensación del componente biótico, solo con el condicionamiento que garantice la equivalencia ecosistémica.
Ana María Gómez, directora ambiental y predial de ISA Intercolombia, una de las empresas que genera mayor impacto en los bosques por sus operaciones en infraestructura para el transporte de energía, señaló la importancia de este mecanismo para la preservación de los ecosistemas. “Tenemos 10 mil kilómetros de redes operando por 350 municipios del país y la meta de compensar 12 mil hectáreas, de las cuales 11 mil son compensación por pérdida de la biodiversidad. Ese contexto es importante para entender la tarea tan grande que tienen las empresas. Queremos hacer una compensación con visión de largo plazo, que realmente aporte a las metas del país", dijo.
Esas acciones emprendidas por empresas como Isa y Terrasos, que están acordes con las políticas y públicas y a las que se vincula el sector académico, en este caso EAFIT, buscan, en definitiva, contribuir a garantizar la no pérdida neta de la biodiversidad (NPNB), mediante la aplicación de indicadores técnicos rigurosos, su monitoreo y seguimiento.
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Alejandro Gómez Valencia
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