Estudiar las lecciones de clase, y repasar algunas de las fórmulas fundamentales que permitieran resolver con mayor velocidad posible los problemas matemáticos, fue el factor común en la preparación de los cuatro jóvenes estudiantes de secundaria, representantes de distintas instituciones educativas del Valle de Aburrá, que compitieron en el XXVIII Concurso de Matemáticas y Física para Bachilleres 2019, organizado por los departamentos de Ciencias Matemáticas y de Ciencias Físicas adscritos a la Escuela de Ciencias de EAFIT.
Como si se tratase de una habilidad especial, sin calculadora y tan solo con la ayuda del papel y el lápiz, los estudiantes demostraron su agilidad mental para resolver operaciones y descifrar ecuaciones algebraicas en tan solo sesenta segundos.
"Destaco de este concurso la diversidad que hay en las preguntas, donde no tienen más ventaja los que saben más de matemáticas o los que saben más de física. También me pareció chévere el hecho que pudiera asistir público. El concurso nos invita a los estudiantes a seguir estudiando", dijo Esteban Gutiérrez Arango, de 17 años de edad ganador en la prueba final con 315 puntos.
"Corre el tiempo, vamos a masiar", a la manera de unas olimpiadas del conocimiento, anunciaba la presentadora en cada nueva pregunta con una selección múltiple de respuestas. Fueron seis rondas -un poco más de 20 preguntas- donde el mayor reto, como expresaron los participantes, fue vencer la presión del reloj: un minuto para resolver problemas complejos de álgebra y aritmética, cinemática y dinámica, pre-cálculo y geometría analítica, trabajo y energía, geometría y trigonometría, y oscilaciones y ondas, entre otras más que fueron de carácter especial.
Además del conocimiento, un poco de suerte no estaba de más. "Me gustó la metodología, que fuera por turnos y se pudiera repartir los puntos de otros cuando fallaban", opinó Andrea Sánchez, del Colegio San Ignacio, quien ocupó el tercer puesto en la competencia. "La preparación fue repasar porque había cosas del colegio que no recordaba, como ciertas fórmulas más que todo de física. De pequeña me fue bien en matemáticas, porque aún no sabía de física. En el concurso me pasó varias veces que con un poquito más de tiempo hubiera sabido responder porque sabía cómo se hacía", manifestó la estudiante que desea ser ingeniería física.
Para este concurso se realizó una convocatoria en las instituciones educativas del Valle de Aburrá, que eligieron los estudiantes más ‘pilosos’ para las operaciones matemáticas y físicas. Fueron 91 estudiantes -30 mujeres y 61 hombres- que participaron inicialmente en pruebas virtuales, en los que luego serían seleccionados 12 para una ronda semifinal que se realizó em dos jornadas, el 26 de agosto y 2 de septiembre.
"Fue una buena experiencia y representó un reto porque las preguntas tenían su grado de complejidad. Me gustó del concurso su metodología y el hecho de medirme con otras personas que tienen un buen nivel de conocimiento", comentó Santiago Dávila, quien ocupó el segundo puesto y tiene pensado estudiar Ingeniería Física en EAFIT.
Ana María Restrepo, la cuarta finalista de esta jornada, a quien desde la escuela le han gustado las matemáticas y jugar con los números, se motivó para participar luego de ver a una compañera de su colegio, a quien admira, como una de las finalistas en la edición del año pasado. Ella también quiso lograrlo.
“Quiero estudiar negocios internacionales, también porque me gustan los idiomas. Igual sin dejar los números pues quiero hacer finanzas. Siento que lo que sigue es enfocarme mucho en la universidad. Más que todo las fórmulas bases de lo temas, eso fue lo que estudié. En mi colegio he ganado dos veces las olimpiadas de matemáticas, pues me va mejor en eso que en física", expresó Ana María, la finalista del colegio San José de las Vegas.
Un concurso tradicional
En el auditorio 38-101 de EAFIT los asistentes del concurso, algunos docentes y estudiantes que acompañaron a sus amigos, intentaron mantener el silencio para no afectar la concentración de los participantes mientras resolvían los problemas matemáticos en el papel. Los jurados, por su parte, fueron profesores de la Escuela de Ciencias de la Universidad, quienes resolvieron las dudas de las finalistas en cada pregunta donde tenían inquietudes con la respuesta.
En esta versión del concurso, destacan sus organizadores, los estudiantes de undécimo grado que participaron como representantes de las distintas instituciones educativas demostraron ingenio matemático. La educación basada en retos y motivar a las nuevas generaciones a estudiar los campos del conocimiento relacionados a las ciencias es uno de los objetivos, precisamente, de esta competencia que promueve desde el año 1990 la Universidad.
“Para nosotros es un estímulo seguir trabajando para que tengan este espacio en el cual pueden hacer gala de sus conocimientos y competencias en el campo de la ciencia. Necesitamos jóvenes que se interesan por el campo científico y que pongan toda su capacidad al servicio de estas disciplinas, de las cuales depende también nuestro potencial de desarrollo", señaló Luciano Ángel Toro, decano de la Escuela de Ciencias de EAFIT.