Los altos índices de criminalidad que presentan los países de América Latina, donde se concentra el 9 por ciento de la población y
cerca del 33 por ciento de los casos de homicidio del mundo, según organizaciones como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), mantienen a esta región como la más violenta del planeta y donde la incidencia del delito tiene mayores repercusiones para el crecimiento económico.
Ese tema, justamente, se aborda en uno de los seis
workshops del Foro Ridge-Lacea que se realiza hasta el jueves 23 de mayo en EAFIT, en el que
confluyen expertos internacionales en asuntos económicos. En ese
workshop, los académicos analizan desde la economía las principales causas y consecuencias de los fenómenos asociados a la criminalidad en América Latina.
El análisis económico del crimen, señalan los investigadores, es quizás uno de los problemas más relevantes en la actualidad para los países de la región, y es del interés tanto de gobiernos como de expertos académicos que buscan comprender los
efectos del delito en el desarrollo económico de los países. En América Latina y el Caribe, los problemas asociados al crimen se han identificado como una de las mayores preocupaciones para las sociedades, superando incluso el desempleo y la situación económica.
“El crimen está muy relacionado con la economía en cuanto a sus causas y sus consecuencias. Las condiciones económicas tienen que ver con el costo de oportunidad que tienen las personas de dedicarse a actividades productivas o a actividades criminales. En cuanto a las consecuencias económicas, en las sociedades donde hay altas tasas de criminalidad, por ejemplo, se invierte más en protección y menos en actividades productivas”, señala el
analista Juan Vargas, profesor de economía de la Universidad del Rosario.
Este enfoque de análisis económico basado en el estudio de la criminalidad fue introducido por el premio Nobel de Economía, Gary Becker, quien habló por primera vez de economía del crimen —y del criminal como un agente maximizador— hace más de 50 años en una publicación de la revista
Journal of Political Economic. A partir de ahí esta línea investigativa se ha abierto camino en la disciplina con importantes estudios que revelan el impacto del fenómeno criminal en las distintas sociedades latinoamericanas.
“Es importante en el contexto de la investigación académica tratar el crimen por varias razones. Por un lado, porque finalmente
el crimen es una especie de industria y se puede analizar a la luz de cómo funcionan sus mercados laborales, la organización industrial de las empresas criminales, etc. Hay una literatura grande que aplica la teoría tradicional económica a la industria criminal y a los mercados criminales”, manifiesta el economista
Santiago Tobón Zapata, investigador posdoctoral de la Universidad de Chicago, quien actualmente analiza las dinámicas del crimen organizado en Medellín.
El secretario de Seguridad de Medellín,
Andrés Felipe Tobón Villada, precisamente, participará en uno de los eventos del Foro Ridge-Lacea abierto al público. Estará este jueves 23 de mayo a las 4:00 p.m. en el auditorio 38-101 de EAFIT junto a
Jairo García Guerrero, secretario de Seguridad de Bogotá, y
Andrés Villamizar Pachón, secretario de Seguridad de Cali, para hablar de políticas públicas de seguridad.
Y es que los efectos del crimen en la economía se relacionan con costos públicos, privados y sociales que este fenómeno produce, lo que puede traducirse en el aumento del gasto público en seguridad y la destinación de mayores recursos para combatir el crimen. Los expertos analizan la necesidad de promover políticas de prevención del delito y control a la delincuencia.
Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en su informe
Los costos del crimen y de la violencia: nueva evidencia y hallazgos en América Latina y el Caribe, con datos disponibles hasta el año 2015, las estimaciones de los costos del crimen en la economía revelan que el delito les cuesta, en promedio, a los países de América Latina y el Caribe, un 3 por ciento del producto interno bruto (PIB).
“Creo que existe una asimetría en América Latina, porque el crimen es muy importante en nuestras sociedades. Cuando uno mira la región por el nivel de ingreso, comparado con otros países, deberíamos tener niveles de criminalidad menores, o sea, somos una zona del mundo con indicadores del crimen altos. Esto, probablemente, es porque somos una zona con indicadores de desigualdad altos”, señala
Ernesto Schargrodsky, profesor de la Universidad Torcuato Di Tella (Argentina), quien participa en el Foro Ridge-Lacea e integra la red de investigadores sobre economía del crimen America Latina Crime and Policy Network (Al Capone).
Aunque tradicionalmente se piensa que con el crecimiento económico y la reducción de los niveles de pobreza y desempleo desaparece el crimen en las ciudades, estudios económicos recientes demuestran que el desarrollo económico no necesariamente brinda una mayor seguridad en las calles.
Esto se ha evidenciado en América Latina, donde los altos índices de criminalidad contrastan con el crecimiento económico que han experimentado varios países en los años recientes. Según el informe sobre economía del crimen del BID, entre los años 2004 y 2014, la mayoría de los países de la región experimentaron tasas de crecimiento anuales cercanas al 4 por ciento y los índices de pobreza disminuyeron. En contraste, el crimen aumentó con una tasa de homicidios de 24 por 100.000 habitantes en el año 2015, lo que equivale a cuatro veces la media mundial.
“Para reducir los índices de criminalidad se recomiendan hacer intervenciones específicas, por ejemplo, ahora hay toda una literatura de cómo usar mejor la policía, tratando de atacar lo que se llama
hot spot, o sea, ver los lugares específicos donde hay delitos. En términos generales, y por supuesto es difícil, lo que se puede hacer para reducir la desigualdad es la educación, porque esto es lo que genera igualdad de oportunidades, lo que ya deberían ser las políticas de largo plazo. Ya después en cada sociedad hay problemas específicos y políticas específicas”, comenta el profesor Schargrodsky.
Con la conversación Políticas públicas de seguridad: la perspectiva de Cali, Bogotá y Medellín, entre los secretarios de seguridad Andrés Villamizar Pachón, Jairo García Guerrero y Andrés Felipe Tobón Villada, quienes compartirán las experiencias de estas tres ciudades en su gestión contra el crimen organizado y la prevención del delito, se cierra la jornada de talleres académicos Ridge en Medellín. Este jueves 23 de mayo, a las 4:00 p.m. en el auditorio 38-101, se realiza este panel de discusión que será moderado por Catalina Gómez Toro, jefa del pregrado en Economía de EAFIT; y Sebastián Chaskel, director del programa Peace and Recovery de Innovations for Poverty Action (IPA). En el diálogo se abordarán temas relacionados con la lucha de la criminalidad y la evaluación de políticas públicas que enfrentan problemas coyunturales como los fenómenos asociados a la migración. Este espacio se realiza en desarrollo del workshop sobre economía del crimen, que se desarrolla en el Foro Ridge-Lacea, que contará este jueves con la presentación de varios académicos que expondrán sus publicaciones en temas como la pacificación de las favelas en Rio de Janeiro (Brasil), el crimen organizado y la seguridad urbana en Colombia, entre otros.
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Alejandro Gómez Valencia
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