Las obras finalistas de la sexta edición del Premio Biblioteca de Narrativa Colombiana (PBNC) son autoría de tres de los escritores más destacados del país. Entre las novelas de Piedad Bonnett y William Ospina, y el libro de cuentos de Juan Gabriel Vásquez se definirá al libro ganador de este galardón que entregan EAFIT, Caracol Televisión y Grupo Familia.
El jurado tendrá que definir, prácticamente, un triple empate. Así lo cree Héctor Abad Faciolince, gestor del reconocimiento, ante la calidad de las obras y de los escritores, y por lo relativamente fácil que fue para el jurado coincidir en los finalistas.
Que los tres sean escritores consagrados es para Héctor Abad una confirmación de que cuando alguien se dedica intensamente toda la vida al trabajo literario esto tiene repercusiones en la calidad. En cuanto a las temáticas de los textos, considera que son variadas al incluir una novela de corte rural sobre la colonización de lo que se llamó la Gran Antioquia en el sur del centro del país como es la obra de William Ospina, una novela estrictamente urbana como la de Piedad Bonnett, y los cuentos realistas con estructura y finales muy novedosos de la mano de Juan Gabriel Vásquez.
Sobre el cuento, género de su libro
Canciones para el incendio, Juan Gabriel Vásquez dice que forma parte del ADN latinoamericano. “La tradición anglosajona y la nuestra son las dos únicas en este siglo XXI en las que el cuento –el cuento moderno, el que viene de Chéjov o de Kafka– es realmente importante. Tal como yo lo entiendo y trato de practicarlo, el cuento tiene una capacidad maravillosa de capturar esas revelaciones que nos trastocan la vida, pero que son efímeras y corren el riesgo de perderse. En ese sentido, se parece más a la poesía que a la novela”, opina.
Las “obsesiones”, como dice este autor, que atraviesan los cuentos del libro son las mismas de sus novelas: “La violencia que nos marca como país, el peso del pasado, la intromisión del azar en nuestras vidas… Pero sobre todo la violencia, sí: todos los cuentos tratan de capturar un momento en que un hecho de violencia, público como una guerra o privado como una violación o un accidente, sacude la vida de una persona”.
En el caso de
Donde nadie me espere, de Piedad Bonnett, lo que propone la escritora es una reflexión sobre “lo fácilmente que se puede cruzar una línea, no de la cordura, sino de la estabilidad emocional. Y cómo al perderla se puede empezar a caer y en algunos casos llegar a lo infrahumano. Por supuesto, también quiero llamar la atención sobre todos esos muchachos que escarban en la basura, sobre cuyo pasado no nos preguntamos y de los que nos apartamos con miedo e indiferencia”.
El lector, dice la autora, encuentra en su novela la historia de una caída, “la de un joven profesor universitario que se miente a sí mismo diciéndose que se va a dar una tregua, que va a hacer una pausa, pero que en verdad está renunciando a un camino profesional convencional y tratando de huir de sí mismo. Esta huida se debe a que no ha tramitado sus duelos, a que ha sofocado su dolor, con un costo altísimo. Lo que el lector va a ir descubriendo es la naturaleza de esos duelos, y las circunstancias de la muerte de la hermana gemela del protagonista. Es también una reflexión sobre un concepto de masculinidad que castra los afectos, sobre la indigencia, cuyos orígenes solemos simplificar, y sobre la violencia de un país capaz de hechos tan aterradores y deshumanizantes como los llamados “falsos positivos””.
Guyacanal, por su parte, es una novela nutrida sobre todo de recuerdos personales y de la tradición oral. Así lo expresa William Ospina, su autor, quien explica que el libro "habla de esos seres anónimos que hacen la historia y construyen las naciones. De ese país que fue Colombia desde mediados del siglo XIX hasta mediados del siglo XX, hecho con audacia y abnegación por miles de familias campesinas, y que en gran medida fue destruido por la violencia política de los años cincuenta. Cómo se trazaron los caminos, se fundaron las aldeas y se volvió habitable, gracias al esfuerzo y el talento de tantos hombres y mujeres, una selva que había estado despoblada por siglos. Un relato de cómo fue posible vivir en la naturaleza, fundar tradiciones y costumbres, ritos de hospitalidad y convivencia, música y poesía, en esa zona cafetera de la que vivió Colombia durante un siglo. Es también el relato de una larga época de paz que después olvidamos".
Esta novela, dice el escritor, hace homenaje a unos seres queridos y a unos relatos familiares. "También es un esfuerzo por honrar y celebrar una manera de vivir, unas costumbres y una época digna de memoria. La verdad es que algo que no estaba en la intención inicial fue surgiendo por el camino, el hallazgo de cómo aprendimos a habitar el territorio, cuánto de lo que somos se debe a la iniciativa de las gentes humildes, y cuáles son algunas de las claves de una paz verdadera, protagonizada por las gentes pacíficas; la originalidad de una manera de vivir profundamente sembrada en la tierra, aliada con el paisaje, capaz de dialogar con la naturaleza. Algo que se hace cada vez más necesario en esta encrucijada de los tiempos, cuando ya no sabemos si nuestro actual modo de vida tiene un provenir", complementa.
El ganador será anunciado en una ceremonia con entrada gratuita el marte 28 de enero (6:30 p.m.) en el Auditorio Fundadores de EAFIT luego de la deliberación del jurado, presidido por Javier Cercas y conformado por Ricardo Silva, Jerónimo Pizarro, Juan Camilo Suárez y Ana María Aragón. En la ceremonia está previsto el diálogo El arte de la novela, un espacio en el que Javier Cercas conversará con Héctor Abad Faciolince sobre ese género literario .
Sobre el PBNC, que reconoce a la mejor obra publicada cada año por escritores colombianos o extranjeros radicados en el país, el jurado Juan Camilo Suárez cree que es un espacio de reconocimiento no solamente a los autores, también a los editores y a todas las personas alrededor de los libros como obras de arte. “Ofrece a lectores, autores y docentes una lista de obras destacadas del año. Es una especie de balance. Nosotros como jurados llegamos solo a una instancia, pero el premio tiene unos lectores previos que reciben más de cien obras”, concluye.
Esta es la sexta ocasión en la que EAFIT, Caracol Televisión y Grupo Familia entregan el Premio Biblioteca de Narrativa Colombiana. El Premio lo han ganado Juan Esteban Constaín por la mejor obra publicada en 2014 con El hombre que no fue Jueves (Penguin Random House); Andrés Felipe Solano (2015) con
Corea: apuntes desde la cuerda floja (Ediciones UDP, Chile); Patricia Engel (2016), por
Vida (Alfaguara); Pilar Quintana (2017), con
La perra (Random House); y Ricardo Silva (2018) por
Cómo perderlo todo.