Desde el envío de la hoja de vida hasta el momento de la contratación; pasando por el primer contacto telefónico, la invitación a participar, las baterías psicométricas, las simulaciones de escenarios, las pruebas técnicas o encuentros con jefes inmediatos, superiores o con el personal de recursos humanos, los procesos de selección pueden variar dependiendo de cada empresa, pero siempre serán un conjunto de momentos en el que la entrevista tiene una considerable importancia.
Y es que para Adriana Arenas Marín, coordinadora de Selección de la Institución, y máster en Neuroliderazgo y Coaching Organizativo de Eada Business School de Barcelona (España), si la hoja de vida es la puerta de entrada, la entrevista es un momento de verdad determinante.
“La entrevista es uno de los pasos de mayor poder en ese proceso de selección, porque lo que se recopila ahí es la sumatoria de todos esos momentos que componen el proceso de selección. Y el éxito está dado en la contundencia de cada uno de esos momentos”, señala la administrativa.
Solidez, consistencia, coherencia y afinidad con lo que busca la entidad son algunas de las claves que enumera Adriana para afrontar estos encuentros. Sin embargo, señala que no existe el candidato perfecto, sino aquel que tiene una menor brecha de desarrollo frente al perfil que se busca. Es decir, el que más se acerque.
Por eso, aclara que el hecho de no ser elegido para un cargo en una empresa, no significa que el candidato no sea un buen profesional, sino que en ese proceso participó junto a personas que tienen una brecha de desarrollo menor, y que esa decisión también pudo estar mediada por la cultura organizacional de la compañía. En resumen, si estas facilitan o no escenarios de desarrollo.
“Hay empresas que buscan profesionales junior porque tienen el tiempo y la disponibilidad para capacitarlos, y otras que los buscan senior porque necesitan que sean más autónomos o independientes. La clave está en identificar para qué o en qué se es bueno, y parte de esa identificación es la elección vocacional o de carrera, las habilidades que se siguen desarrollando a través de posgrados o programas de educación continua, la experiencia profesional que se va construyendo, entre otros”, explica Adriana.
Se trata de una opinión a la que se suma Willy Henao Zea, asistente del Departamento de Prácticas Profesionales de EAFIT, y quien agrega que la entrevista laboral es una oportunidad para mostrar las habilidades y capacidades técnicas, profesionales y humanas, por lo que es necesario aprender a resaltarlas.
“Es muy probable que si estamos en un determinado proceso de selección es porque contamos con los requisitos mínimos: una formación universitaria y un diploma que lo certifica, pero es ahí donde entran las otras capacidades como conocimientos adicionales, habilidades técnicas específicas, idiomas, entre otras, que les permitirán no solo destacarse, sino también ajustarse más a las necesidades de la organización”, afirma.
Informarse sobre el cargo y la empresa, un elemento clave en el proceso de selección
La honestidad, la seguridad y la confianza, y sobre todo la coherencia entre lo que se plasma en la hoja de vida y lo que se muestra en la entrevista laboral son aspectos decisivos para tener un buen desempeño en estos espacios.
A estos consejos, Adriana Arenas también agrega otra recomendaciones como la de leer e informarse sobre la empresa en la que el candidato desea trabajar. “Es muy importante tener una información vigente de la compañía, mirar si uno está en sintonía con su cultura organizacional, y conocer sobre la vacante a la que se aspira, el perfil que buscan y las responsabilidades que tendrá. Eso, en una primera impresión, vale mucho”.
Así mismo, la coordinadora de Selección de EAFIT admite que, si bien cualquier proceso como estos puede generar ansiedad, es importante acudir a técnicas de relajación propias que minimicen esta situación, como respirar, la seguridad frente a la información que se tiene, el autocontrol y la confianza en sí mismo.
“Salude, mire a los ojos, extienda la mano, despídase y agradezca la oportunidad son acciones no solo necesarias, sino que dejan una excelente impresión”.
Y, sobre el contenido como tal, la máster en Neuroliderazgo y Coaching Organizativo, afirma que lo ideal de estos espacios -que pueden durar entre 45 minutos y una hora- es que el candidato se asegure de suministrar una información coherente con su hoja de vida, dejando en claro por qué aspira a ese cargo, y sus conocimientos, habilidades y experiencias.
“Por eso es muy importante estar informado sobre las responsabilidades de la vacante. Así, su discurso estará en sintonía con la misión del cargo al que aspira”.
Por su parte, Willy Henao, asesor de Prácticas de la Institución, señala que una de las grandes debilidades de las personas es que deben ocupar un mayor tiempo para conocerse a sí mismas para así sacar mayor provecho a las respuestas que brindan.
“Es necesario que uno se siente a hacer un ejercicio juicioso de cuáles son mis fortalezas, cuáles mis puntos débiles, y en qué puedo trabajar para ser mejor. No hay nada de malo en admitir que no se sepa algo, pero hay que manifestar la intención de aprender o fortalecer ese campo, su capacidad de adaptarse, ajustarse o ser flexible a situaciones nuevas”, concluye.
Finalmente, con respecto a la hoja de vida, ambos expertos señalan que, además de aspectos como la claridad y la extensión corta en los currículos, los profesionales se deben asegurar de suministrar la información necesaria, suficiente, coherente y verificable.
Redactar un perfil corto (de un párrafo aproximadamente), que dé cuenta de los conocimientos y experiencias más sobresalientes, así como de tres características personales que apliquen a cualquier ambiente; destacar la experiencia laboral y académica de la más reciente a la más antigua; filtrar y seleccionar esta información dependiendo al cargo que se presentará; y unas buenas referencias laborales y personales pueden ser de mucha ayuda para lograr ingresar en un proceso de selección.