Son compactos, tienen capacidad para dos personas, no corren a más de 90 kilómetros por hora por razones de seguridad, su ensamble fue por mano de obra femenina, y tienen el objetivo de disminuir las emisiones de dióxido de carbono y agilizar la movilidad en las grandes urbes.
Así son los vehículos de Zacua, la primera marca de carros ciento por ciento eléctricos de México, y creada gracias a la participación de Dynamix México Technological Alliance en los temas de ingeniería e industrialización, y en la que un egresado eafitense se desempeña como líder de ingeniera de proyecto, producto y proceso.
Se trata de Santiago Arango Palacio, ingeniero mecánico de la Institución y uno de los responsables de que esta línea automotriz ya haya lanzado este año 100 unidades y esté a la espera de otras 2.500 en el futuro para ser vendidas por catálogo en internet.
“Mi mayor responsabilidad ha sido el montaje de la línea de producción y la traducción de sistemas de unidades a través de planos de ingeniería, al proponer sistemas de verificación que aseguren el correcto montaje, la repetibilidad y trazabilidad, así como aportes en resistencia estructural y gestión, entre otros”, explica el egresado.
Para Santiago, además del tema ambiental, esta iniciativa también representa una plataforma de práctica y aprendizaje para las industrias 4.0., y especialmente para el sector automotor, pues propone una metodología dinámica basada en una manufactura de “artesanía en línea”, en la que convergen varios entes como el político, el social, el industrial, el técnico y el cultural, entre otros, en la búsqueda de un sistema de movilidad actual para una sociedad más limpia y eficiente.
Y señala que se trata de un esfuerzo que podría ser replicable en Colombia, debido a que la obtención de la energía proviene principalmente de fuentes renovables, como las hidroeléctricas.
Por ahora, los esfuerzos de la firma en la que se encuentra vinculado este eafitense se encuentran concentrados en aspectos de normatividad, en fortalecer su presencia en el mercado y en lograr la aceptación de los clientes para lograr un mayor crecimiento y posicionamiento en 2019.
La relación de Santiago con México comenzó cuando fue seleccionado como becario del Gobierno de este país en el programa Jóvenes investigadores de alto desempeño, durante su periodo de prácticas; y se fortaleció años más tarde cuando cursó la maestría en Ingeniería Automotriz en el Centro de Investigación en Mecatrónica Automotriz del Tecnológico de Monterrey, en Toluca.
En la actualidad, además del apoyo a Zacua, también trabaja con el equipo de Dynamik en temas de ingeniería de producto, ventas, compras de materia primera e instrucción en etapas de montaje, entre otras responsabilidades.
Su paso por EAFIT lo preparó para entornos competitivos
Creativo, humano y disruptivo. Son las tres palabras que usa Santiago Arango Palacio para definirse como persona y profesional, y son tres cualidades que, según él mismo afirma, pudo adquirir gracias a la formación que recibió tanto en su casa como en la Universidad, y sin las que no hubiera podido desempeñarse en un entorno tan competitivo como el del Tecnológico de Monterrey.
Así mismo, de su época como estudiante del pregrado en Ingeniería Mecánica —y desde años anteriores, pues su padre Arturo Arango trabaja en el Centro Multimedial de EAFIT y lo traía a la Institución desde muy pequeño— recuerda las relaciones y amistad que entabló con docentes, administrativos, investigadores y compañeros que ayudaron a fortalecer su carácter y pasión por el conocimiento. Especialmente con los docentes Jaime Barbosa y Felipe Quintero, con quienes realizó monitorías y actividades investigativas.
Por ese motivo, cada vez que se encuentra en el país no desaprovecha la oportunidad de visitar el campus, de saludar amigos y conocidos, y de mencionar que en el futuro le gustaría regresar como investigador, docente o conferencista en algún congreso o espacio académico.
“Siempre con el objetivo de impulsar estudiantes a salir, a crecer, a innovar, a romper barreras y paradigmas, para que trabajen por una sociedad limpia no solo en la movilidad sino en la ética, y desde la educación que tiene que ser el pilar fundamental que mueva los esfuerzos para lograr el país que todos queremos, sin corrupción y con mucho trabajo para todos”, concluye.