La primera revolución, a finales del siglo XVIII, trajo la máquina de vapor y la mecanización de los procesos; la segunda, un siglo más tarde, llegó con la producción en serie, las fábricas, los hidrocarburos, los motores de combustión y la electricidad; la tercera, por otra parte, está asociada con la aparición del internet y la computación. En la actualidad, temas como las tecnologías de la información, internet de las cosas, inteligencia artificial, impresión 3D,
y robótica, entre otros, están cobrando cada vez más protagonismo.
A este momento de la historia se le conoce como la cuarta revolución industrial o Industria 4.0, y tanto las universidades y las empresas, como los profesionales actuales y futuros, deben estar preparados para estos cambios. Incluso durante el último Foro Económico Mundial este fue uno de los aspectos principales que abordaron los más de 100 gobiernos y mil representantes de organizaciones y empresas que participaron en el encuentro y, por no ir más lejos, de manera reciente la Alcaldía de Medellín anunció la creación del Centro de la cuarta revolución industrial, el primero en su tipo en Latinoamérica, y el quinto después de otras unidades similares que existen en San Francisco (EE. UU.), Tokio (Japón), Mumbai (India) y Pekín (China).
“De manera que es algo inevitable: la globalización y las nuevas tecnologías llegaron para quedarse y lo que hay que hacer es adaptarse y aprovechar las oportunidades que nos brinda”, comenta Juan Luis Mejía Arango, rector de la Institución y quien, además, agrega que esto significa otros desafíos para la educación actual superior, como la formación por competencias, el aprendizaje para toda la vida y el fortalecimiento del componente humano que seguirá siendo el mayor distintivo de las personas frente a la tecnología.
Así mismo, Jonny Javier Orejuela Gómez, docente del Departamento de Psicología de EAFIT, menciona que aspectos como la flexibilidad cognitiva y el pensamiento crítico, la recursividad para la innovación, las habilidades blandas en racionamiento e inteligencia emocional, la polivalencia y la alta capacidad para trabajar en equipos presenciales y virtuales son algunas de las competencias esenciales que deben fortalecer los profesionales actuales para responder ante esta inminente revolución.
“Y es que este nuevo orden, basado en la hiperconexión, exige otras competencias. La polivalencia, por ejemplo, es la capacidad de cumplir varias funciones a la vez. Y el pensamiento crítico será muy importante porque aunque muchas cosas será automatizadas, se seguirá requiriendo de dicha capacidad que solo tienen las personas, porque los robots no cuentan con plasticidad cerebral”, apunta el docente.
Sobre la flexibilidad cognitiva, el eafitense señala que esta será una de las competencias más críticas, pues se refiere a la capacidad de aprender constantemente y poder adaptarse a los cambios, que serán constantes.
En este punto coincide Santiago Salazar González, especialista en transformación digital y asesor estratégico de Minkko (plataforma que brinda herramientas digitales para emprendedores del sector de la moda), quien señala que es vital que los egresados que ingresan al mercado laboral, los actuales o los emprendedores, entiendan que hay que mantenerse en un proceso de aprendizaje constante y de alta receptividad al cambio; pero también que las jerarquías están dando paso a estructuras más líquidas, que será necesario aprender a trabajar con personas y disciplinas cada vez más diversas, y que con cada una de estas transformaciones también aparecen nuevas necesidades.
“Y evidentemente también tendremos que capacitarnos en temas de tecnología, pero no los que se refieren a software o hardware únicamente, sino a la tecnología entendida como el lenguaje de interacción con las personas o los usuarios”.
Finalmente, Jonny Javier Orejuela afirma que la cuarta revolución también supone una importante reflexión sobre la ética y las relaciones personales. “El llamado a los jefes, líderes de recursos humanos o empleados es que la implementación de todo esto tiene que tener sentido humano. El trabajo es una empresa humana, uno trabaja para otros y con otros, y es más que ganarse un salario, es vivir con otros. Es en la cooperación con el otro que enriquezco mi trabajo”, concluye.
La U conectada con las necesidades de los eafitenses
En su nueva apuesta institucional, el Itinerario EAFIT 2030, la Universidad no solo se alinea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, sino que identifica cuatro grandes retos a los que quiere responder durante los próximos años. Uno de estos es la cuarta revolución industrial y las nuevas demandas laborales, que implicará que EAFIT concentre sus esfuerzos institucionales en garantizar la formación integral y la participación cada vez más activa en temas de big data, analítica, inteligencia artificial, biotecnología, nanotecnología, realidad virtual y aumentada, plataformas móviles, entre otros.
Se trata de un esfuerzo que aplaude Alejandra Ramírez Echeverri, jefa del Centro de Egresados de la Institución, y quien agrega que desde su dependencia también se busca aportar a este frente de acción conectando a los graduados y sus necesidades con la Universidad.
“En el Centro estamos escuchando constantemente a los eafitenses y hemos podido darles la mano y brindarles elementos para que construyan, fortalezcan o potencialicen estas habilidades. Pensando en ellos ofrecemos, de manera constante, programas, cursos, talleres y conferencias para que puedan responder a estos temas de la cuarta revolución industrial”.
La directiva señala que, además, es importante que los graduados se sientan respaldados por la Institución y les recuerda que cuentan con múltiples opciones para apoyarlos en esta materia, ya sea a través de los programas de posgrado o de educación continua, o facilitándoles el puente con unidades académicas o administrativas especializadas con las que puedan resolver sus dudas.