Medellín, 2004. Las casas viejas y los recovecos del barrio Niquitao siempre causaron curiosidad al estudiante de Arquitectura de la Universidad Nacional, Edwar Calderón Calderón. La mayoría de los transeúntes no conocen a Niquitao porque es más el miedo provocado por las historias que se cuentan y que hoy pasan por leyendas urbanas. Que la prostitución, que el microtráfico, que el robo callejero, y todo puede ser cierto, pero también que hay cientos de familias que viven hacinadas en inquilinatos, porque no hay dinero para subsistir de otra forma.
Aunque ha habido varios intentos de dignificación del barrio y sus habitantes, realmente lo avanzado ha sido poco, pese a que está a unas cuadras del centro político de Medellín. De La Alpujarra para el occidente o hacia el sur, la ciudad se vuelve opulenta, pero las calles de Niquitao poco parecen haberse enterado de lo moderna que se ha vuelto Medellín.
En ese contraste se fijó el arquitecto, quien para su tesis de grado escogió el tema del Ecobarrio para Niquitao, un ambicioso plan de 12 cuadras, desde Los Huesos hasta San Juan, que integraba el Parque La Asomadera con ese sector. El arquitecto se imaginó edificios de cuatro pisos, con huertas caseras, techos con colectores de agua para regar los vegetales y hasta se imaginó la posibilidad de un trueque de alimentos producidos en el barrio y también hizo un intento de propuesta socioeconómica para acceso de vivienda a esta población vulnerable. Fueron dos largos años de trabajo: la tesis se concretó, pero nunca hubo mucho interés en ella. O por lo menos eso parecía, hasta que se volvió la carta de presentación del estudiante ante el mundo.
La historia del barrio que conjuga aspectos de periferia y centro, vulnerabilidad y poder, fue reducida a 20 páginas con muchas imágenes para optar por una beca en los Estados Unidos.
Minnesota y Albuquerque, 2006
Calderón llegó a Minnesota en un frío enero de 2006, por intermedio del intercambio cultural Amity Program, que busca profesionales para que compartan su idioma y su cultura a estudiantes de bachillerato y primaria en los Estados Unidos. Mientras aprovechaba esa estadía, presentó la tesis de Niquitao a 26 universidades y seis respondieron: “nos interesa su trabajo”. La mejor propuesta era de la Universidad de Nuevo México, en Albuquerque, pues, además de la beca que cubría el ciento por ciento de los costos, le ofrecía trabajo de medio tiempo.
Allí, en cuestión de dos años, cursó la maestría en Arquitectura del Paisaje, gracias a las bases que le dio su pregrado. Su trabajo de grado debía orientarse en la conservación del agua, según normas de la universidad, y otra vez Medellín le vino a la cabeza, por lo que presentó su tesis sobre un corredor ecológico urbano de la quebrada Santa Elena, que hoy en día está cubierta ysu historia un poco olvidada.
Terminó la maestría y siguió con una especialización en Preservación Histórica y Regionalismo, con otra beca del ciento por ciento. Todo ese tiempo de estudio estuvo enfocado en prepararse para hacer un doctorado. Y como el dinero era la talanquera, recurrió nuevamente a las becas para realizarlo. Calderón es, tal vez, el antioqueño con más becas obtenidas, al conseguir 13, entre estas las de Colfuturo, Colciencias y Enlazamundos (en Colombia), con las que hizo diferentes estudios de posgrado en el exterior.
Edimburgo, 2009
La recesión económica de 2009, que se originó en Estados Unidos, tomó a Calderón nuevamente con planes de viaje. Ya visualizado el posgrado que quería hacer, tenía que buscar una buena universidad que también le posibilitara estudiar con beca. La Universidad de Virginia le dijo sí, pero la crisis financiera la hizo retractarse. Quedaron las opciones de la Universidad de Manchester y la Universidad de Edimburgo.
Por dos años su vida se convirtió en un viaje permanente entre Edimburgo y el Chocó, avanzando en el proyecto sobre las transformaciones urbanas, en el marco del posacuerdo.
Tomar la decisión fue difícil y se decidió por la Universidad de Edimburgo, donde el primer año publicó en el Edinburgh Architecture Research Journal su tesis sobre la quebrada Santa Elena. La tesis del doctorado en Estudios Urbanos es sobre la Resiliencia del paradigma modernista en la planificación urbana de Medellín, que está pendiente de traducción para su publicación en Colombia en formato libro. Sin embargo, resultados de esta fueron publicados el año pasado en Europa en el Journal of Architecture and Urbanism.
Luego vino el posdoctorado en Geografía Humana y Urbana en la Escuela de Geociencias, de la Universidad de Edimburgo (que realizó con una beca del Gobierno Británico). Estando allí surgió uno de los viajes más interesantes de su vida.
Quibdó, 2017
Luego de llevar ocho años en la costa este de Escocia, el destino volvió a conectarlo con Colombia. Por un colega académico se enteró que alguien en la Universidad Tecnológica del Chocó estaba preguntando en la Escuela de Geociencias de la Universidad de Edimburgo por pares académicos interesados en temas relacionados con energías renovables para aplicar a unos fondos del Gobierno Británico. Al no ser este el tema de su experticia, sugirió enfocarse en asuntos de transformación urbana en escenarios de conflicto y economías extractivas. De esta forma y al ser conocedor del proceso, se ofreció como intermediario, evaluó los proyectos, armó el grupo interdisciplinario de estudio y se ganaron los fondos.
Por dos años su vida se convirtió en un viaje permanente entre Edimburgo y el Chocó, avanzando en el proyecto sobre las transformaciones urbanas, en el marco del posacuerdo. Inicialmente este trabajo consistía en dictar tres talleres sobre cambios de uso del suelo y procesos de gentrificación, patrimonio cultural y arquitectónico, y el último era sobre espacio público. Analizando las dinámicas de los dos primeros talleres, se dio cuenta de que estos tendrían más impacto en la comunidad si cambiaba su enfoque, por lo que habló con líderes comunitarios para cambiar la metodología. De común acuerdo decidieron dedicar el último taller a hablar de la periferia urbana y el fenómeno del desplazamiento. Todo esto estaba relacionado con problemas de orden social, violencia, bandas, entre otros aspectos.
Por la variedad de los actores involucrados en esta nueva fase del proceso, Calderón se apoyó en la ONG Mercy Corps, que desde 1979 se especializó en trabajo con poblaciones vulnerables. Ellos ayudaron a que bajara un poco la tensión de las discusiones, a las que asistieron desde líderes comunitarios, madres cabeza de hogar, habitantes de los territorios colectivos, representantes de la Gobernación del Chocó, la Alcaldía de Quibdó, la Diócesis de Quibdó, la academia local, ONG y un representante de las bandas al margen de la ley.
Para Calderón es importante la interdisciplinariedad. Por tanto, no solo piensa como arquitecto, sino que se da la licencia de enfocar el proyecto a partir de las artes y de la música, con lo cual construye imaginarios y genera profundas transformaciones en los jóvenes. Este trabajo le valió un artículo en el diario británico The Guardian titulado Colombia descubre el arte de alejar a los jóvenes de las calles.
Todavía resuena en la cabeza de Edwar Calderón el estribillo de “mi barrio es tu barrio, tu barrio es mi barrio, ¿por qué? Porque en Quibdó todos somos hermanos”, que cantaban los jóvenes en la comparsa.
Por esos días del desarrollo de los talleres, Quibdó tuvo una maravillosa temporada de 90 días sin homicidios. Sin embargo, esa buena racha no duró, por lo que hubo que reorientar el rumbo del proyecto y la población con la que se trabajaría. Calderón descubrió que había un grupo grande de jóvenes que habían salido de manera voluntaria de las bandas, otros que llevaban procesos de liderazgo social y habían incursionado en la producción musical. Aquí entraron en escena tres colaboradores que le ayudaron a avanzar: Casa Tres Patios, de Medellín, que aplica pedagogías para el posacuerdo a través del arte, y Mr. Klaje, de Cali, que usa material reciclable en procesos de creación musical y pedagogías para el posacuerdo, y la Universidad Claretiana, quienes ayudaron en la convocatoria de los jóvenes con ayuda de la profesora Claudia Howald y facilitaron sus instalaciones para los talleres participativos.
La primera impresión de los 60 jóvenes convocados era de extrañeza, pues se encontraron en un mismo cuarto con personas a las que siempre consideraron “de sectores enemigos”. Eran los del barrio al que no pueden pasar por aquello de la frontera invisible. Lo segundo fue más espontáneo: cada joven decía su nombre y hacía un gesto. Luego todo junto fue melodía y coreografía. A los muchachos no hubo que enseñarles mucho, pues llevan el ritmo y la música en la sangre. Valioso fue abrir un espacio para lograr la conjunción de esas voces.
El acto final fue un “bunde” que recorrió algunas calles de Quibdó y remató en un evento musical. Calderón quiso tener algo para mostrarle al mundo. Por ello grabó el video The Three R Of Peace (Quibdó: un desafío urbano para el posconflicto), que se puede ver en Youtube.
Medellín, el regreso
Todavía resuena en la cabeza de Edwar Calderón el estribillo de “mi barrio es tu barrio, tu barrio es mi barrio, ¿por qué? Porque en Quibdó todos somos hermanos”, que cantaban los jóvenes en la comparsa.
Quibdó fue el conector con Medellín, la posibilidad de volver a adaptarse a la realidad colombiana. Haber pasado más de 13 años por fuera del país lo hizo absorber otras costumbres culturales, pero siempre serán para él una delicia la gastronomía y el clima antioqueños.
Del exterior trajo toneladas de estudios y experiencias profesionales, además de su esposa irlandesa. En Medellín lo recibió el Centro de Estudios Urbanos y Ambientales (Urbam) de EAFIT, para el proyecto Peak. Sabe que lo aprendido es para retornarlo a la sociedad y hacer algo por la ciudad. Tal vez conseguirá apoyo económico para recuperar a Niquitao o para hacer realidad el corredor urbano de la quebrada Santa Elena. De pronto, seguirá ayudando a los jóvenes de Quibdó o de otros territorios con dificultades similares. Lo cierto es que el regreso es para seguir trascendiendo e incidiendo en la vida de las personas.