La Editorial EAFIT ha puesto todo su empeño en reunir y editar como bibliotecas la obra de algunos autores que tienen ediciones dispersas de sus libros.
Amparo Restrepo
Colaboradora
La idea de conservar la biblioteca personal de un escritor o de una persona fundamental para la vida literaria y cultural de una ciudad se ha materializado en las salas patrimoniales de algunas de las bibliotecas más importantes del mundo, como es el caso de la Biblioteca de México, que se encuentra ubicada en La Ciudadela, en el centro histórico de la ciudad capital. Allí, en grandes espacios, diseñados especialmente por reconocidos arquitectos, se acogen las bibliotecas de José Luis Martínez, Antonio Castro Leal, Jaime García Terrés, Carlos Monsiváis y Alí Chumacero. Una de las características especiales de estas bibliotecas es que cada arquitecto visitó la casa de los maestros mencionados para tratar de ambientar los espacios y acercar mucho más al lector.
Un propósito parecido se da en Medellín cuando se recoge la herencia de personas influyentes en el medio cultural, como son las bibliotecas donadas por las familias de Pilar Moreno de Ángel o del maestro León de Greiff, por ejemplo, las que se encuentran en la Sala Patrimonial del Centro Cultural Biblioteca Luis Echavarría Villegas de la Universidad, según explica Claudia Ivonne Giraldo Gómez, jefe de la Editorial EAFIT.
Esta es una manera de hacer una biblioteca de autor. “Pero desde el punto de vista editorial, una Biblioteca de autor es un proyecto a largo plazo, que pretende, por lo general, publicar toda la obra de un autor ya fallecido, lo que la convierte también en un homenaje a su vida. Se diferencia de las Obras Completas, en tanto estas recogen, por lo regular, las obras de autores que no tienen una obra muy extensa”.
Aclara que por ejemplo con Carrasquilla, ya varias editoriales se han ocupado de su obra, primero la editorial Bedout y, más recientemente, la Universidad de Antioquia, “entonces ya la obra de Carrasquilla está recogida y preservada para la posteridad, afortunadamente”.
En ese sentido, la Editorial EAFIT ha puesto todo su empeño en reunir y editar como bibliotecas la obra de algunos autores que tienen ediciones dispersas de sus libros, como es el caso de Mario Escobar. Él, simplemente, llevaba sus obras a un taller de impresión, pero les faltaba una mejor factura en lo referente a la edición, no había mucho empeño en elegir bien la carátula y demás de talles de diseño, ni un equipo que se dedicara a pensar cómo hacer una publicación cuidada de la obra.
Entonces una biblioteca es, ante todo, una colección y, en ese sentido, Claudia Ivonne comenta que Héctor Escobar (hijo del autor) estuvo de acuerdo en hacer una biblioteca con la obra de su padre, pero aclaró que los sellos editoriales Sílaba e Hilo de Plata ya lo habían buscado para publicar dos obras. Fue así como se propuso una reunión entre las editoriales y se llegó al acuerdo de hacer la biblioteca Mario Escobar Velásquez como una coedición; así los primeros dos libros fueron editados por Hilo de Plata, uno por Sílaba y otro por EAFIT, pero la idea es seguir preservando dicha biblioteca. También, este año, va a salir el libro
Diario de un escritor, de la Universidad de Antioquia, pero bajo el sello de la Biblioteca, es decir, EAFIT se encarga del diseño de las carátulas de los tomos de la Biblioteca y, entre todos los editores de la coedición, dan uniformidad a la colección general, unificando la caja editorial, la tipografía, las guardas, los exlibris, bajo la premisa de curar muy bien su obra.
La línea general de estas bibliotecas es elegir a autores muy apreciados en el medio cultural, editorial y literario, personas entrañables para la región, y buscar que su obra se preserve y se cuide para la posteridad. Sus escritos han sido referentes y, por eso, tanto la importancia de su producción como la cercanía con algunos de ellos lleva a que estas ediciones se hagan con cariño y respeto: “Por ejemplo, fui amiga de Mario y también tengo una relación cercana con sus herederos y esto facilita el proceso. Lo mismo ocurre con las obras de Fernando González y Gonzalo Arango, que tienen la ventaja de estar protegidas por la corporación Otraparte, como poseedores de los derechos, lo que ha permitido un trabajo fluido”, dice Claudia.
Y aunque podría pensarse que estos autores tienen una acogida en un público mayor, también se ha descubierto que gracias a estas publicaciones cada vez más jóvenes están siendo seducidos por Gonzalo Arango o por Fernando González, pues “Viaje a pie, de González, es nuestro best seller”, puntualiza Giraldo, quien agrega que ya van por la décima novena edición.
Fernando González, Gonzalo Arango y Mario Escobar Velásquez.
Cada uno de estos personajes representa una época de la ciudad desde su punto de vista, y si se quiere, toda una idiosincrasia y una mirada particular sobre la región.
Los inicios
Con esta colección se cumple entonces el cometido inicial, pues cuando fue creada por el jefe del entonces Fondo Editorial EAFIT, Héctor Abad Faciolince, ese era el propósito con estas publicaciones: acercar dichos autores a las nuevas generaciones. La idea surgió inicialmente con la Colección Rescates, en la que se pretendía publicar libros inéditos o raros de escritores colombianos. Así fue como en conversación con los directores de la corporación Otraparte (Gustavo Restrepo y Sergio Restrepo) se habló de la posibilidad de publicar un libro inédito de Fernando González, titulado
El payaso interior.
Héctor Abad recuerda que el Rector de EAFIT se entusiasmó con este rescate y les propuso a los de la junta de Otraparte hacer una colección dedicada exclusivamente a la obra del filósofo de Envigado. “Así se selló, muy fácilmente, la alianza entre las dos entidades para hacer una Biblioteca Fernando González, que iría recopilando poco a poco la obra completa del autor, en ediciones cuidadas y con un diseño especial para los libros. El primer texto publicado fue entonces ese inédito, en la Colección Rescates, y después empezaron a salir, poco a poco, obras ya editadas, pero difíciles de conseguir del autor, en la colección Biblioteca”.
El objetivo de esta colección fue muy simple, explica Héctor: “que las nuevas generaciones pudieran tener acceso a la obra de uno de los grandes pensadores y escritores de Colombia, cuyos libros estaban dispersos en ediciones viejas, agotadas, descuidadas o difíciles de conseguir. Lo que queríamos era hacer libros con esmero, con un diseño cómodo y estético, que reprodujeran fielmente los textos depurados de los libros del maestro de Otraparte”. Y se pretendía también que su obra estuviera al alcance de los lectores por su economía y su belleza.
Ya con la idea de la Biblioteca en mente, “Héctor trajo de Alemania un librito que le recordaba las ‘libretas de carnicero’ de Fernando González, las libretas en las que escribió sus libros, así que hasta el día de hoy los libros se han editado bajo este concepto: que nos recuerden las libretas del maestro”, anota Gustavo Restrepo, director de la corporación Otraparte. La Biblioteca Gonzalo Arango, por su parte, se creó en 2016 y, hasta el momento, se han publicado cuatro títulos. Ambos autores son los más vendidos en la Editorial, lo que demuestra el enorme interés que estos autores despiertan entre los lectores actuales.
Nuevos autores
Esta misma difusión es lo que se pretende hacer con Mario Escobar y ahora con Rocío Vélez de Piedrahíta, de quien acaban de publicar La Cisterna. De ella se quiere resaltar su preeminencia en la literatura local, “porque sentimos que no ha sido suficientemente valorada como escritora. Creo que ha sido muy reconocida como figura, porque era una persona muy apreciada, inteligente, divertida, pero ha faltado más valoración de la obra como tal”, enfatiza Claudia. Por eso, se pretende hacer una biblioteca con la obra de dicha escritora, para compartir la grandeza de su producción.
En la Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín la Editorial EAFIT presentó varios de los libros de su colección de Bibliotecas de Autor.
Foto: Róbinson Henao
Una biblioteca personal es el mapa de la construcción del pensamiento y la trayectoria intelectual de su dueño, quien es, a su vez, una especie de curador de sus pasiones e intereses.
Era una mujer que conocía la realidad en la que vivía y sabía mostrar por medio de su pluma los problemas cotidianos que aquejan a una sociedad como esta, desde una mirada crítica y profunda, que se convierte, necesariamente, en un testimonio de época.
Cada uno de estos personajes representa una época de la ciudad desde su punto de vista, y si se quiere, toda una idiosincrasia y una mirada particular sobre la región, “porque a la larga lo que se busca con estas bibliotecas de autor, como quería Balzac, es mostrar una novela del alma humana, del alma antioqueña, una novela de nuestra cartografía espiritual”, recalca la jefa de la Editorial EAFIT.
Ahora, si se mira a Jorge Alberto Naranjo, necesariamente hay que ubicarse en los años setenta y ochenta, “cuando era un joven al que seguíamos todos con devoción porque era arrollador, con una voz que subyugaba. Desde que llegaba al salón era como si entrara una corriente eléctrica”, recuerda Claudia Ivonne, y agrega que “en esa época nos hablaba de Deleuze y Guattari, de Lowry, de Kafka y muchos otros autores que aprendimos Una biblioteca personal es el mapa de la construcción del pensamiento y la trayectoria intelectual de su dueño, quien es, a su vez, una especie de curador de sus pasiones e intereses. a amar por medio de él; nos los daba a conocer con una fuerza y una profundidad que no he conocido en nadie más, porque tenía una gran pasión para transmitir sus lecturas y conocimientos. Tal vez por esto siempre llenaba los auditorios en los que se presentaba”.
Aunque se desempeñó como profesor de física e hidráulica, igualmente se desenvolvía con soltura en la literatura y las humanidades, porque para él no había diferencia entre estudiar a Da Vinci o estudiar a Kafka, o estudiar a Deleuze y la alta filosofía. Aquí habría que resaltar que Jorge Alberto hacía parte de una generación de autodidactas, muy parecido a lo que hacía Carrasquilla, ambos estaban enterados de lo que pasaba en el mundo, porque conocían varios idiomas. “Eran mucho más cercanos a la concepción del hombre renacentista, es decir, cuando todos los saberes estaban interconectados y todavía no había llegado la razón a fragmentar el conocimiento en cajoncitos”, puntualiza la académica. Para Jorge Alberto no había diferencia entre las matemáticas y una cantata o entre una poesía y una ecuación.
Foto:Róbinson Henao
Nicolás Naranjo (su hijo) afirma que dejó una vasta obra sobre diversos temas y saberes (reflexiones sobre ciencias, ensayos sobre filosofía y arte pictórico, estudios literarios, poesía propia, traducciones, conferencias, entre otros campos que también fueron de su interés). Por eso, se atreve a hacer un estimado de unos 65 tomos para recoger lo que sería la obra completa de su padre para esta biblioteca de autor. “La idea tanto de Claudia Ivonne como mía es que esta biblioteca quede para la ciudad, porque sus aportes son tan amplios y diversos que podrían servir como un beneficio espiritual y un enriquecimiento intelectual para sus lectores”.
Jorge Alberto dejó dos novelas: La estrella de cinco picos y Los caminos del corazón, la primera publicada por la Universidad Nacional y la segunda por la Universidad de Antioquia. “Entonces el propósito es retomar esas dos novelas bajo el sello de la Editorial EAFIT, además de publicar cuentos y poesías que dejó inéditos. Esta es una biblioteca muy apasionante porque es volverlo a reconocer en sus textos y poder admirar sus dotes de esteta, poeta, novelista y ensayista”, concluye Claudia Ivonne Giraldo.
En este momento se ha publicado de él Las invenciones de mi alegría, un libro que recoge ensayos breves sobre educación y escritura, así como también algunas entrevistas que le hicieron sobre diversos temas. La próxima obra a reeditar será la novela La estrella de cinco picos, que se haría en coedición con la Universidad Nacional.
Colección Rescates: El payaso interior–2005 (Fernando González)
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