Todas las organizaciones, independientemente de su razón social, tamaño, sector al que pertenece y naturaleza jurídica, tienen objetivos de supervivencia, generación de utilidades y crecimiento, por lo que la gestión financiera es fundamental para lograrlos y conducir a la empresa hacia un desarrollo sostenido.
El acelerado cambio en todas los factores que afectan su desempeño, que ponen en peligro o le generan oportunidades de expandirse, de acuerdo con su misión, obligan a las empresas a definir los recursos a invertir en diferentes proyectos y la forma como los financiarán. Ello permitirá la supervivencia en un mercado cada vez más competitivo, la generación de las utilidades que le permitan consolidarse y lograr el objetivo financiero básico: Aumentar el valor de las compañías o la riqueza de los accionistas.
Sin embargo, para que se logren los objetivos esperados, el crecimiento empresarial debe ser soportado por tres vías: los recursos generados por la empresa, aquellos aportados por los socios y finalmente los recibidos de terceros en forma de créditos, teniendo esta última alternativa múltiples opciones con diferentes efectos en los flujos de caja de la empresa y en el cumplimiento de las disposiciones tributarias. Para lograr un sano crecimiento, apalancado en forma conveniente, se hace necesaria la cuantificación de los proyectos de inversión y de los recursos necesarios a financiar.
Si bien es cierto que en las empresas bien estructuradas existen personas responsables de la gestión financiera, con menor o mayor nivel de conocimientos en el área, también lo es que todo el personal administrativo está implicado en el uso del recurso financiero, al tomar decisiones que lo involucran. Por ello, mejorar los conocimientos en el área financiera de todos los que integran los equipos administrativos y directivos de las organizaciones podrá facilitar el cumplimiento del objetivo financiero.
Finalmente, para responder a los retos de la competitividad, las organizaciones esperan contar con personal mejor preparado, que tengan conocimientos generales de las áreas de gestión, pero también cada vez más especializado para estar a tono con la gran velocidad con que se desarrolla el saber humano