Las palabras son del arquitecto bogotano Lorenzo Castro Jaramillo: “Yo solamente interpreté el sueño de un equipo de trabajo que durante muchos años planeó un espacio como el que se construye hoy”.
Así se refirió el profesional, en la edición 108 de la revista El Eafitense, al diseño del Centro Argos para la Innovación en EAFIT, espacio que se entrega este 26 de agosto a la comunidad y que suma a las celebraciones que se tienen este año con motivo de los 55 años de la Universidad.
“Para mí este edificio es como un oráculo, porque creo que las investigaciones que aquí se van a desarrollar nos irán ubicando en una especie de viajes a través de la industria del concreto y del cemento en el mundo. Además, creo que la generación de productos, a partir de esas investigaciones, se convertirán en un aporte muy importante para la industria y la academia”, expresó el arquitecto.
Y es que el concepto de este megaproyecto en su estructura está basado en la inclusión, pero, sobre todo, en el de Ciencia a la vista. “Estamos acostumbrados a que los investigadores estén encerrados. Pero aquí buscamos que el conocimiento sea abierto y se genere un contacto entre los investigadores y la comunidad universitaria”.
Ese contacto es la posibilidad de que estudiantes, visitantes o profesores puedan ver desde afuera la manera en que se produce una investigación o cómo se emplean equipos sofisticados y de alta tecnología en el desarrollo de productos. En esencia, allí se podrá conocer la rutina de un laboratorio de investigación.
De su parte, los investigadores podrán tener contacto con el exterior y aprovechar lo que sucede afuera para involucrarlo con sus procesos. Además, el arquitecto Castro agrega que el Centro Argos para la Innovación en EAFIT es un edificio al que el campus, literalmente, se le mete por debajo, porque se puede recorrer la Universidad y, de un momento a otro, sumergirse en este edificio.
El diseño
Cuando se habla de la inevitable conexión del campus con el edificio se hace referencia a la inexistencia de límites o divisiones entre ambos, porque sus características, en el diseño, así lo permiten.
Este lugar cuenta con un atrio que permanecerá abierto para toda la comunidad y cada que sea requerido se convertirá en un auditorio que está estructurado para albergar a un grupo de, por lo menos, 60 personas.
A su vez, este atrio-auditorio es punto de referencia y de ingreso a la denominada escalera balcón que lleva a los laboratorios. El último piso, es decir, el quinto, es también un espacio abierto a la comunidad, con un cafetín para disfrutar de una panorámica de Medellín. Dice también el arquitecto que este edificio se convertirá en una nueva experiencia de recorrido del campus, en especial, entre el pasillo Junín y los bloques 18 y 26.
Cuestión de fachadas
El arte y la literatura se entremezclan en los diseños de Lorenzo Castro, cuya experiencia se extiende también a proyectos de carácter público y del aprovechamiento del espacio por parte de los ciudadanos.
Eso se ve reflejado en esta propuesta que armó como un rompecabezas, y en la que pudo encajar cada pieza del sueño de académicos y empresarios de crear este lugar para la investigación aplicada.
De su observación y gusto por el arte resultó la idea de desarrollar dos fachadas que tienen una carga de mística en su diseño.
Una de estas da hacia el interior del campus, donde confluyen la ingeniería de la visión y del arte. Por eso, esta fachada produce un efecto cinético o de movimiento. En sus propias palabras, “es fuerte y llamativa”.
La otra, la del costado occidental, tiene como base de inspiración su cercanía con la avenida Regional y con el sistema metro. Por eso, en esta hay una serie de conos de diferentes tamaños, con los que se busca crear efectos de luces y sombras durante el día.
Estos conceptos, aunque parecen extremos, dijo el arquitecto Castro, tienen como trasfondo lograr que, poco a poco con este edificio, el campus se vuelque a la urbe y mantenga su contacto con proyectos de ciudad y de región.
Eficiencia en el tiempo
“Desde la planeación del Centro Argos para la Innovación en EAFIT buscamos que estuviera acorde con la tendencia del buen manejo ambiental en su interior y en su entorno. También buscamos su eficiencia en el tiempo y un bajo consumo de energía. Yo creo que, en general, Argos ha hecho un esfuerzo inmenso por lograrlo y así alcanzar la certificación Leed (Leadership in Energy and Environmental Design)”, anotó.
En ese sentido, las fachadas cobran una relevancia más allá del arte porque su diseño toma la luz, la intensidad del sol y el ambiente para, luego, regular la temperatura interna del edificio. Eso significa que con su función bioclimática, el Centro Argos para la Innovación suma otro punto para la búsqueda de dicha certificación, que es la más alta que entrega el Consejo de la Construcción Ecológica de los Estados Unidos.
“Yo considero que lo más bonito de este edificio es la manera en que se podrá recorrer, porque habrá salas de exhibición, oficinas con un mobiliario flexible, laboratorios temáticos y una biblioteca. Todo esto propicia una interacción permanente entre investigadores, empresarios y clientes con la comunidad académica de EAFIT. De esa manera, insisto, la ciencia a la vista será un ejemplo para otras universidades del país”, puntualizó.
Inspiración
Cuando Lorenzo Castro conoció el proyecto que buscaba la creación del Centro Argos para la Innovación, una de sus principales ideas fue hacer un edificio tan flexible como fuera posible, con el fin de que se adecuara a cualquier uso que se le diera en el tiempo. Su inspiración provino no solo de lo que significa Argos, como compañía en la economía del país sino también la palabra, vista desde la mitología. Ahí empezó con su equipo de trabajo a trazar ideas con el reto de poder soñar más allá de lo que han soñado otros.
Otra de las claves de su inspiración, plasmada en algunos de sus proyectos arquitectónicos fue el uso de la luz. A través de ese gusto por la iluminación pudo desarrollar también el concepto de ciencia a la vista y darle vida a universidad e industria en un mismo espacio. Por eso, considera que como este edificio no hay otro en el país. Y también espera que otras universidades le apuesten a convenios que contribuyan a que la investigación pase del sueño a la realidad.
Más de un año
Después de la firma del convenio entre Argos y EAFIT, el 26 de noviembre de 2013, se dio inicio a las obras en marzo de 2014. La inversión para construir este proyecto ha sido de 30.000 millones de pesos.
Para intervenir un espacio de 4.807 metros cuadrados, Lorenzo, un enamorado del concreto en su más rústica expresión, también tuvo el reto de trabajarlo tan natural como ha sido posible. En esa línea, en la obra se ha hecho uso de concreto ocre a la vista y concreto rojo terracota con formaleta en listones de madera, prefabricados en concreto, vidrio laminado y madera teca, entre otros.
Esto, a su vez, concretó el arquitecto, muestra que es un trabajo que va acorde con el diseño y la estética del campus, y que se articula al paisaje de la Universidad. Pero también consideró que esta estructura se proyectará al mundo por lo que allí se gestará en materia científica.
“Este proyecto tan innovador es hecho en Medellín, cerca del río, con materiales que seguramente han salido del río. Por eso, en algunas partes del edificio, se podrán ver cascajos y piedras que evocan la naturaleza de los materiales, porque así fue concebido este espacio en su estética”, concluyó.
El diseño del Centro Argos para la Innovación en EAFIT también se pensó para proyectar año a año el futuro de Argos en la investigación y en el desarrollo de materiales cada vez menos hostiles con el medio ambiente. Con nuevas creaciones y propuestas, la compañía, de la mano con EAFIT, podrá mostrar mayor competitividad, incluso, en mejores procesos.
Así mismo, este convenio, para EAFIT, es una puerta que se abre al mundo y así sacar adelante una estrategia diferenciada de conocimiento e investigación aplicada.
*Este artículo fue publicado en la edición 108 de la revista El Eafitense y fue escrito por la periodista Juliana Zuluaga.
Adentro del edificio
El Centro Argos para la Innovación en EAFIT, que alberga laboratorios, oficinas y espacios multipropósito, tiene equipos de laboratorio de alto valor tecnológico. Se destaca, por ejemplo, el microscopio electrónico de barrido por emisión de campo (Fesem, por sus siglas en inglés), único en Colombia por su precisión. Además, permitirá analizar materiales a una escala nanométrica. Habrá también un diafractómetro de Rayos X y un equipo de fluorescencia de Rayos X para análisis de composición de materiales y fases minearológicas. Serán, en total, unos 70 equipos especializados de alto valor tecnológico.
Mayores informes:
Alejandro Gómez Valencia
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