Han pasado 400 años desde que las historias de caballería de Miguel de Cervantes Saavedra adquirieron vida en la segunda parte del libro de Don Quijote. Sin embargo, para conocedores de este clásico de la literatura universal, como el
periodista Alberto Velásquez Martínez, alrededor de la obra hay un
ensueño, un misterio que no se ha podido descubrir todavía, sobre quién fue Cervantes.
"Hace 400 años, en 1615, un año antes de la muerte de Cervantes, apareció la segunda parte del Quijote que, como toda obra clásica, tiene mil lecturas, pero hay una para empezar: la primera parte se llama
Aventuras del ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha, pero la segunda ya no habla del hidalgo sino del caballero Don Quijote de La Mancha, la que para muchos investigadores es el nacimiento de la novela contemporánea", explicó Juan Luis Mejía Arango, rector de EAFIT.
Alberto Velásquez, quien ha recorrido toda la ruta del Quijote -cuyos pueblos se disputan ser la cuna de Cervantes- se reunió el 6 de octubre con el Rector y con Héctor Abad Faciolince, director del Centro Cultural Biblioteca Luis Echavarría Villegas de EAFIT, para hablar sobre la publicación. Además de participar en el conversatorio, titulado Don Quijote y Sancho: 400 años leyendo y conversando, Velásquez también prestó algunos de los objetos que ha coleccionado en torno a esta obra, que pueden ser apreciados en una exposición que se realiza en el segundo piso de la Biblioteca.
"De la segunda parte muchos autores dicen que es muy superior en el contenido a la primera, porque empieza a operarse lo que algunos llaman la 'sanchificación' de Don Quijote y la 'quijotización' de Sancho, se invierten los valores y surge el descubrimiento del realismo mágico, cuyo padre, por lo menos en Europa, fue Cervantes", explicó Velásquez.
El Quijote de Ibarra
De acuerdo con Faciolince, la Biblioteca de EAFIT quiso celebrar los 400 años de la segunda parte de
Don Quijote de La Mancha, con la compra de la edición más célebre que hay del Quijote,
El Quijote de Ibarra, que fue la preparada por la Real Academia de la Lengua en 1773, y publicada en 1780.
"Esta edición es conocida como
El Quijote de Ibarra, porque Ibarra fue el Impresor, y para ella se desarrollaron unos tipos de imprenta específicos inspirados en letras italianas, se mandó a hacer el papel de manera artesanal, a papeleros de Cataluña, se contrataron ilustradores en todo el reino de España, y se hizo la edición más cuidada en cuatro tomos, con la ortografía actualizada a la época, según las normas de la academia en ese momento", mencionó Héctor Abad.
Según él, la particularidad de este Quijote de Ibarra, en cuatro tomos, es la calidad del papel y de la imprenta, las ilustraciones, la encuadernación y el texto, que fue depurado por los académicos de errores acumulados a lo largo de muchas impresiones en varios siglos.
La razón por la que El Quijote de Ibarra llegó a EAFIT, en palabras de Héctor, fue porque a propósito del aniversario de la obra magna de la literatura escrita en español, se quería tener una edición importante, y que es la más célebre en calidad.
Conseguir esta edición fue una aventura que partió desde el contacto con libreros de la ciudad, hasta el encuentro con un historiador antioqueño que había comprado ese libro hace algunos decenios en una librería de viejo en Madrid, y ahora la quería vender.
"La tenía muy bien conservada. La adquirimos hace algunos meses, y estamos muy contentos de que ahora pueda estar en la Sala Patrimonial para curiosidad de los visitantes de esta biblioteca que, con ciertas precauciones, la podrán apreciar", manifestó Abad sobre el texto que reposa en la Biblioteca y del mapa de todo el recorrido del Quijote, que también se encargó para esa edición.
El incunable
Además de El Quijote de Ibarra, a la Sala Patrimonial también llegó otra obra bibliográfica de gran importancia: al parecer el único incunable existente en alguna biblioteca pública de Antioquia, que data de 1494.
"En la Sala Patrimonial queremos tener una especie de historia del libro que sea completa, y nos dimos cuenta de que en Antioquia no había ni un solo incunable, en el sentido no popular sino verdadero de la palabra: los libros de la cuna de la imprenta editados entre 1450 y 1500", comenta Héctor Abad Faciolince.
De esa forma, la Universidad adquirió esa publicación, que reúne dos obras clásicas de Ovidio: El arte de amar y Los remedios de amor, una edición de un impresor veneciano, con comentarios.
Mayores Informes
Juan Carlos Restrepo Aristizábal
Biblioteca EAFIT
Teléfono: 2619500 Ext. 8657