El año pasado, al Premio Biblioteca de Narrativa Colombiana - que promueven EAFIT, Familia y Caracol TV- se postularon 112 libros. Esta cifra, para Marcel Ventura, gerente de ficción del Grupo Planeta Colombia, significa que el país tiene una narrativa viva y que hay una vocación por escribir y seguir contando historias.
“Creo que un premio que inicia con semejante participación tiene muchas razones para sentirse orgulloso, y estoy seguro de que esta aumentará considerablemente en los próximos años. No creo que se trate de si se vive un buen momento o un mal momento en la narrativa colombiana, sino que se evidencia un momento persistente en la producción literaria del país”, refiere Ventura.
Por su parte, Ana Roda, editora de Penguin Random House Grupo Editorial, cree que el panorama literario del país atraviesa por un buen momento, con autores ya consagrados que siguen produciendo y nuevas figuras que se están abriendo camino.
“Más que la cifra de participantes me llamó la atención la cantidad de editoriales que presentaron trabajos. Creo que esto habla de la vitalidad del sector editorial colombiano, y del interés por promover la narrativa”, opina Roda.
Penguin Random House es el sello editorial de
El hombre que no fue Jueves, de Juan Esteban Constaín, la novela ganadora del Premio Narrativa Colombiana en su primera edición, un logro que, para la editora, es un reconocimiento a la apuesta editorial por la buena literatura.
“Juan Esteban es un autor joven con un muy buen arranque como escritor literario. Este premio muestra que este trabajo, la calidad y gracia de su obra fueron reconocidos” sostiene. Aunque prefiere no mencionar nombres, manifiesta que la editorial participará de nuevo en esta edición con obras de muy buenos escritores, tanto de los ya reconocidos, como de los que apenas empiezan a figurar.
El Grupo Planeta Colombia tendrá dentro de sus participantes a varios autores de ficción colombiana como Enrique Patiño, con Ni un paso atrás; Melba Escobar, con
La casa de la belleza; Luis Miguel Rivas, con
¿Nos vamos a ir como estamos pasando de bueno?; Joseph Avski, con
El infinito se acaba pronto; y Álvaro Robledo, con
Que venga la gorda muerte.
“También estarán Juan Álvarez y Guillermo Cardona, con dos novelas que publicaremos en agosto; Andrés Felipe Solano, que viene con una crónica literaria, y tendremos libros de Mario Mendoza, Roberto Burgos y Efraím Medina Reyes. Todos estos se publicarán este año, por lo que esperamos que puedan ser finalistas en el próximo premio”, añade el editor.
En opinión de Marcel, uno de los modos más interesantes de seguir las nuevas expresiones de la literatura colombiana tiene que ver con los premios y los finalistas de esos certámenes, y no solo con los ganadores.
“También es posible hacerlo a través de proyectos como el que tiene Planeta de publicar autores jóvenes, de voces que tienen que verse consolidadas o que simplemente no habían sido publicadas hasta ahora, como Melba Escobar, Luis Miguel Rivas, Joseph Avski, Álvaro Robledo o Andrés Felipe Solano. Se trata de autores jóvenes que ya es hora de que se hagan más masivos”, expresa.
Considera que así como los lectores y los compradores de libros parecen estar un poco cansados de las historias publicadas en los últimos 15 años -lo que no quiere decir que no las compren o no las lean sino que ya no les interesan tanto-, los autores nacidos de la década del 70 en adelante buscan otros lugares para contar el país.
“Hay mil formas de hablar del mundo literario, del universo personal que tiene cada autor, y creo que eso se ve en apuestas como las que hemos recibido. Tenemos como ejemplo a Joseph Avski, cuya historia reúne la vida de dos matemáticos de Medellín con la de un matemático alemán del siglo XIX, o novelas como la de Álvaro Robledo, sobre un personaje que se va a un retiro espiritual que no está ubicado en un lugar específico. Creo que se están buscando espacios nuevos para contar historias nuevas”, apunta Marcel.
En este sentido, Ana Roda piensa que hay mucha gente que escribe de manera profesional, escuelas de escritura creativa, grandes editoriales que sacan constantemente novedades y proliferación de editoriales independientes.
“La Feria del Libro de Bogotá ha ido creciendo y, lo que es más importante, las ferias regionales tienen cada vez más fuerza y juegan un papel vital en la circulación de los escritores y en la formación de lectores. Tenemos revistas literarias y programas radiales dedicados a los libros. Hay nuevos nombres que empiezan a circular fuera del país, y aparecen premios como el de EAFIT. Creo que se siente cierta vitalidad, un ambiente propicio para la literatura”, asegura.
Nuevas formas de contar
Dedicarse al oficio de escribir es, de acuerdo con Roda, una tarea difícil, en la medida en que esta no ha sido una sociedad de tradición lectora, debido a que la lectura de narrativa se concentra todavía en nichos reducidos.
Marcel coincide en que es un oficio difícil en cualquier país en mayor o menor medida, que, precisamente, existe y se sostiene en el tiempo al no haber otra opción para quien escribe: “no se puede no escribir”. “Mientras un escritor se busca, busca a sus lectores y encuentra lo que quiere decir. Esa es la parte difícil, en Colombia y en cualquier país, y el único modo de superar esa etapa, ese momento de incertidumbre ante la lectura y la precariedad económica, se relaciona con no tener otra opción”, afirma Marcel.
Las narrativas, temáticas y lenguajes de mayor acogida entre los lectores colombianos son, según Ana, los que se relacionan directamente con su realidad inmediata, con su vida, y aunque la proliferación de obras fantásticas y el interés de los jóvenes en estas parecería desmentirlo, “finalmente la calidad literaria, en la que convergen tantos factores, acaba imponiéndose entre los lectores”.
No obstante, Marcel cree que todas las historias de violencia siguen siendo relevantes pero son menos exitosas, tanto en ventas como en crítica, porque se abre un espacio para historias que cuenten más desde el origen de lo que son los colombianos, o desde las nuevas formas de violencia.
“Hay una tradición literaria comercial en este país que tiene que ver con la violencia de quien hala el gatillo pero, sin duda, estamos viendo propuestas que tienen que ver con la violencia absoluta, la que ocurre antes de halar el gatillo. Cuando alguien dispara ya han ocurrido mil acciones violentas simbólicas, físicas y psicológicas, y creo que estamos yendo hacia la narrativa de lo que hay antes de la expresión de violencia como vulneración del otro”, dice Marcel.
Sobre los retos de los nuevos escritores colombianos y latinoamericanos, Marcel aclara que la literatura no tiene que ver con agendas, con retos unívocos, concretos, que pertenezcan al mundo o que sean una respuesta al ámbito político o social que se vive.
“No creo que ese sea el único modo o el más interesante de ver la literatura. Creo mucho en la literatura que responde a preguntas que no conocemos, preguntas que no nos estábamos planteando, escenarios de un país que no podemos cuantificar ni describir. Como editor no veo los libros que nos interesan en Planeta desde el punto de vista de los retos”, agrega.
Según él, hay un escenario evidente y es que la Colombia de 2015 es distinta a la de 2000, empezando por el significado de la paz. El país está procurando ir hacia un lugar que es nuevo, al que no se podía o no se quería ir hace 15 años, por lo que supone que hay algo que ojalá la literatura sepa cuestionar, resolver, responder, inventar, aunque no tenga que ver estrictamente con lo que es la literatura.
Un premio para promover la lectura
El Premio Biblioteca de Narrativa Colombiana busca estimular la producción de obras literarias en Colombia y al mismo tiempo promover la lectura de textos de alta calidad en el país. El jurado –que en esta ocasión está liderado por el mexicano Juan Villoro- premiará la mejor obra entre textos de ficción -novela o libro de cuentos-, narraciones de periodismo literario publicadas en forma de libro y narrativa testimonial, biográfica o autobiográfica.
Al galardón se pueden postular libros de autores colombianos o de extranjeros con más de cinco años de residencia en Colombia, publicados en español por una editorial formalmente constituida. También pueden participar obras en formato electrónico si son publicadas por un editor acreditado de lengua española con un catálogo de al menos 15 libros electrónicos a su haber.
En esta segunda edición los libros deberán haber sido publicados por primera vez entre el 1 de diciembre del año 2014 y el 30 de noviembre del año 2015. Los interesados deben enviar tres ejemplares del texto a Universidad EAFIT, carrera 49 No. 7 Sur – 50 (Medellín), Bloque 32 Biblioteca.
Mayores informes
Juan Carlos Restrepo Aristizábal
Biblioteca de EAFIT
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