Desde 2009, en la Sala de Patrimonio Documental de EAFIT, reposa la biblioteca personal del historiador, economista y abogado Luis Ospina Vásquez, cuyas colecciones pertenecieron a la Fundación Antioqueña para los Estudios Sociales (Faes) y hoy, en la Universidad, permanecen abiertas a los investigadores que quieran indagar sobre la región.
Por eso, desde el año pasado, el Centro Cultural Biblioteca Luis Echavarría Villegas y el Departamento de Humanidades de EAFIT, con el apoyo de la Rectoría y del Fondo Editorial de la Institución, realizan la Cátedra Luis Ospina Vásquez, en homenaje a la vida y obra de este personaje, y como una forma de agradecer a su familia por donar su legado.
La segunda edición de la cátedra, que se realizó el 29 de julio en la Universidad, abordó el tema: La burguesía de Bogotá 1880-1910. Triunfos, tribulaciones, transacciones, desde el limbo del capitalismo mundial, y estuvo a cargo de Marco Palacios Rozo, historiador, abogado y profesor del Colegio de México.
"El profesor Marco Palacios, quien nos honra con su presencia y aceptó venir a la segunda Cátedra Luis Ospina Vásquez, conoció personalmente a Luis y estuvo dos meses en su finca, entre Venecia y Fredonia", refirió Héctor Abad Faciolince, director del Centro Cultural Biblioteca Luis Echavarría Villegas.
Héctor opinó que aunque no conoció personalmente a Luis Ospina Vásquez, sí trabajó en Faes junto a María Isabel Duarte Gandica, coordinadora de la Sala de Patrimonio Documental de EAFIT, quien recibió la documentación cuando llegó a la biblioteca y todavía trabaja en esta, por tratarse de un archivo muy rico y valioso en términos culturales, en el que seguirán trabajando durante generaciones, no solo los empleados sino los investigadores.
La cátedra
La charla de Marco Palacios sobre la burguesía de Bogotá constó de tres partes: un esbozo de Bogotá y el mundo urbano de esas épocas, y su permanente conjunción con los entramados rurales; el sentido de hablar de una burguesía bogotana, y los problemas que debió enfrentar dicha clase social en esa época.
"Creo que hay un error cuando se hace historia urbana y se olvida que nuestras ciudades están en un mundo más amplio, que es muy rural. En ese periodo todavía son ciudades que se pautan por el calendario eclesiástico, pero también por las cosechas de la agricultura de los distintos entornos y las gentes que las rodean", planteó Palacios.
Uno de los aspectos que destacó el profesor es que en la época de la Colonia, las ciudades como Bogotá eran consideradas centros de poder, riqueza y cultura, en los que residían las autoridades civiles, eclesiásticas, militares, así como los ricos y los letrados.
"Hay una proximidad física extraordinaria en todo sentido vertical y horizontal, lo que hace que tenga que marcarse más fuertemente la distancia social, porque allí los ricos y los pobres viven en un mismo lugar. En esta época comienza un proceso, que tardoó medio siglo en Bogotá, de una segregación espacial", apuntó.
Con base en algunos teóricos, mencionó que la burguesía quiere denotar la clase media entre la aristocracia, que es superior, rica y jurídicamente privilegiada en la época feudal, y el pueblo, que es inferior y pobre; o también la clase dominante del sistema capitalista, y agregó que, suponiendo que ese sistema hubiera existido en la Bogotá finisecular, pocos fueron llamados o se llamaron a sí mismos burgueses.
En conclusión, el profesor precisó que en Bogotá hubo un grupo de gente práctica que se orientó hacia el mercado, y en un momento de su trayectoria se adhirió a los principios del liberalismo político. Sin embargo, para consolidar el éxito tuvo que renunciar a muchos de esos principios y aceptar el orden católico y el orden tradicional.
Pero al mismo tiempo había grupos de gente que tenían otro tipo de poder, que no era el económico, sino el político y el cultural, y usaba la política, la cultura y las instituciones culturales para contraponerse a dicho grupo.
La colección
En la Sala de Patrimonio Documental de EAFIT se puede consultar la colección de Faes, donada por la Familia de Luis Ospina Vásquez en 2009. Esta consta de unos 35.000, tres mil títulos de revistas, 300 títulos de periódicos, dos mil planos cartográficos y cerca de 100 archivos históricos.
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Juan Carlos Restrepo Aristizábal
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