Por sus características topográficas, los municipios del Suroeste antioqueño están más expuestos a que se registren eventos como desbordamientos de quebradas, inundaciones y avalanchas, como la ocurrida a mediados de mayo, de 2015, en Salgar. Esto llevó a que la Corporación Autónoma Regional del Centro de Antioquia (Corantioquia) y EAFIT se unieran para buscar la manera de crear sistemas de alerta temprana en la región y, al mismo tiempo, concientizar y comprometer a las comunidades con la vigilancia del nivel de los caudales.
"Lo que se hizo con el proyecto -según Adriana García Grasso, directora de Innovación EAFIT- fue no solo caracterizar el fenómeno de lo que ocurría en la región, con estas inundaciones, sino también generar una cultura para el manejo de este tipo de riesgos, con acciones tendientes a que la gente entienda estos fenómenos y los sepa manejar en el momento en que se presenten".
Adriana resalta que la Universidad ha trabajado, desde hace más de una década, el tema de sistemas de alertas tempranas, logrando una experiencia y conocimiento que la convirtieron en la institución adecuada cuando Corantioquia buscó un aliado para desarrollar, durante cinco meses, un Sistema de Alertas Tempranas (SAT) en los municipios de Betulia, Ciudad Bolívar y el corregimiento Santa Inés, del municipio de Andes, que beneficia hoy, de manera directa, a 44.500 personas de las cabeceras urbanas y las zonas rurales de estas poblaciones.
"La elección de los municipios -en palabras de Luz Adriana Molina López, subdirectora de Ecosistemas de Corantioquia- se dio porque tienen población ubicada en zonas de amenaza alta, ante avenidas torrenciales y mucha pluviosidad. De hecho, algunos de estos han presentado eventos en el pasado que han generado grandes daños o víctimas fatales".
Comprender el riesgo en el que se hallaban sus poblaciones en épocas de lluvias, en las que las quebradas, aparentemente inofensivas, cambian el nivel de sus caudales, fue el aliciente para lograr el compromiso de las tres administraciones, de más de 120 líderes comunitarios, de los estudiantes de las instituciones educativas, entre otros actores locales.
Luz Adriana explica que "las comunidades, incluidas autoridades, líderes y población en general, han sido los protagonistas de este proceso. Con ellos se realizaron cuatro talleres, con alrededor de 30 representantes de cada municipio, seleccionados para replicar lo aprendido en ese espacio. Adicionalmente, se realizó una jornada escolar con unos 60 estudiantes por municipio, así como unas ferias ambientales, en el parque principal de cada localidad, para socializar con toda la población lo construido en los talleres".
Compromiso de todos
Por medio de este proceso se busca explicar a la gente cómo identificar riesgos de inundaciones, mediante el reconocimiento de aumentos inusuales en el caudal de las quebradas, a través de un sencillo recurso que implica pintar limnímetros (instrumentos usados para medir la altura del agua), de manera muy artesanal, en puntos estratégicos del cauce.
"Se trata de reglas que muestran a la gente cómo van aumentando los caudales -aclara Alejandro González Valencia, director general de Corantioquia-. De esa manera saben que si aumenta en un tiempo muy corto se puede generar una alerta, entonces la gente ya conoce la manera de activar los sistemas de evacuación, cómo reaccionar y hacia qué lugares ir en caso de emergencia".
El directivo espera que estas iniciativas se repliquen a lo largo de toda la jurisdicción de Corantioquia, que comprende 80 municipios antioqueños, y también cuentan con el apoyo de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres y del Departamento Administrativo de Prevención de Desastres (Dapard), así como de gobiernos locales, habitantes de los diferentes territorios y, por supuesto, de la academia.
"El prepararse para los riesgos –advierte- no es una responsabilidad de las autoridades ambientales sino de toda la sociedad. Por eso quisimos poner nuestro granito de arena y mostrar cómo las comunidades pueden evitar desastres a través de una metodología sencilla y con el simple conocimiento de su territorio".
¿Cómo funciona un SAT?
Los sistemas de alerta temprana, según explica Luz Adriana Molina, subdirectora de Ecosistemas de Corantioquia, tienen cuatro componentes: el conocimiento de los riesgos; el monitoreo y los pronósticos; la difusión de la alerta, y la capacidad de respuesta. "Estos sistemas aportan al fortalecimiento de los cuatro componentes, principalmente mediante la recolección y socialización de información histórica; la implementación de elementos manuales para el monitoreo; la construcción de redes de llamadas, para facilitar la difusión de las alertas, y la capacitación de los actores en riesgo, para favorecer una reacción oportuna frente a un evento futuro", señala.
Mayores informes
Alejandro Gómez Valencia
Periodista Área de Información y Prensa EAFIT
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