El próximo 28 de febrero la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas dará a conocer la que considera la mejor película de 2015 entre los ocho filmes nominados, en el evento que galardona lo más destacado de la industria cinematográfica. Son los Premios Óscar, en los que en esta ocasión figuran cintas que abordan temas de primer orden para la opinión pública como la pederastia, la inmigración, la destrucción del planeta, los conflictos ideológicos, y los riesgos de la burbuja inmobiliaria.
Y es que las miradas que sobre estos asuntos aportan filmes como La gran apuesta, dirigida por Adam McKay; El puente de los espías, de Steven Spielberg; Brooklyn, de John Crowley; Mad Max: furia en la carretera, de George Miller; Marte, de Ridley Scott; El renacido, de Alejandro González Iñárritu; La habitación, de Lenny Abrahamson; y Spotlight, bajo la dirección de Thomas McCarthy, ofrecen pistas sobre la manera en la que el mundo está enfrentando los retos que estos fenómeno plantean y las dinámicas sociales que de estos se derivan.
Tal es el concepto que expone Juan Antonio Agudelo Vásquez, coordinador de Extensión Cultural de EAFIT, para quien el cine es un buen instrumento para dar cuenta de cómo van el planeta y la condición humana, profundizando en los temas que los medios masivos de información exponen todos los días, aunque advierte que la radiografía no es muy alentadora.
"La forma en que Hollywood aborda estos temas no demuestra que seamos una sociedad librepensadora sino que, más bien, involucionamos y vivimos un neoconservadurismo oculto tras una falsa tolerancia. Los problemas de la educación, la salud, las industrias, se manejan de forma superficial e inofensiva, procurando que la gente no piense mucho ni profundice", señala Juan Antonio, quien agrega que estas producciones caen en lugares comunes y recurren a clichés para acercarse de forma demasiado evidente a las temáticas retratadas.
Andrés Murillo, director de la revista Kinetoscopio y crítico de cine, comparte esta apreciación cuando afirma que las películas nominadas a los Óscar dan puntadas para lo que podría ser una discusión sobre problemáticas mundiales pero no generan conciencia ni inspiran un movimiento alrededor de las mismas.
El analista considera que el cine siempre ha trabajado este tipo de temas en un intento por reflejar ciertos aspectos de la naturaleza humana en medio de conflictos, enfermedades o situaciones extremas. "Trata de hacer una mirada crítica a situaciones sociales, conflictos raciales, problemas medioambientales, entre otros temas pero -y mucho más en las películas que compiten en los Óscar- las propuestas llevan un toque extra de espectacularidad y están llamadas a responder más a un afán de entretenimiento que a ahondar en los asuntos", indica.
En su opinión, estas producciones buscan destacarse más por el protagonismo de actores reconocidos o el uso de efectos especiales que llenan la pantalla de distractores visuales y no captan la atención de los espectadores por la profundidad de sus planteamientos.
Otras miradas
Usualmente el cine que aborda con profundidad los asuntos sociales que se encuentran en la agenda informativa es aquel que lleva en sus propuestas otras expresiones artísticas y un compromiso de autor que demuestra un trabajo previo de investigación; una sensibilidad con sello propio; una exploración más profunda en sus planteamientos, y un respeto por la inteligencia del espectador, a la que reta. Esas miradas, según Andrés Murillo, se encuentran generalmente en otras latitudes, alejadas del influjo de Hollywood.
En consecuencia, afirma el experto, "cuando uno ve una serie de documentales y otras propuestas más fuertes en otros países entiende que hay una convicción por parte del autor de ahondar en los temas, obtener respuestas y proponer caminos". En ese sentido, considera que en la historia del cine colombiano siempre se han trabajado las historias de manera profunda y existen películas icónicas que trabajan la realidad y apuestan por una mirada crítica a los asuntos del país, aunque lamenta que estas siempre han estado aisladas en medio de una industria local inexistente.
"Pero, en los últimos doce años, los productores han entendido esa dinámica de cómo funciona el cine y la necesidad de participar en festivales internacionales, hacer presencia en distintos espacios y responder convocatorias. Eso hace que el cine colombiano empiece a estar bajo el reflector; a robarse las miradas de otros públicos, y a escalar y obtener premios y representaciones importantes en el mundo", resalta Murillo.
Y es que la nominación a los Óscar en la categoría de mejor película de habla no inglesa para el filme El abrazo de la serpiente, dirigida por Ciro Guerra (que recibió además el Art Cinema Award en el Festival de Cine de Cannes de 2015 y fue galardonada a finales de enero pasado con el premio Alfred P. Sloan, durante el Festival de Cine de Sundance) ha atraído más miradas hacia las propuestas locales.
Frente al interrogante de si eso demuestra madurez por parte de las propuestas fílmicas locales o una adaptación a los cánones de la industria mundial, Murillo considera que las películas colombianas siguen contando historias muy nuestras desde una estética y una narrativa muy particulares.
"El premio realmente importante ya lo obtuvimos el año pasado en el Festival de Cine de Cannes, con la Cámara de oro que obtuvo la película La tierra y la sombra. El abrazo de la serpiente, con los Óscar, se está dando vitrina y, posiblemente, abra muchas puertas para el cine colombiano, pero las premiaciones importantes que han obtenido otras películas son las que están demostrando que hay una mirada válida de nuestro contexto", señala el director de Kinetoscopio.
Públicos críticos
Juan Antonio Agudelo Vásquez considera que el cine colombiano se ha desarrollado y ha mejorado en muchos aspectos técnicos, aunque sigue existiendo una incapacidad manifiesta de leer nuestra realidad y una apuesta por los lugares comunes para narrar desde el amarillismo y hacer apología a ciertas conductas humanas y fenómenos, como el narcotráfico o la violencia, en vez de explorar el impacto cultural y social de los mismos.
Para él, hace falta fortalecer la formación de públicos a través de un proceso que empiece desde la educación básica, en la que se enseñe a leer entre líneas y analizar los contextos que rodean a los fenómenos sociales y dote a los espectadores de referentes audiovisuales que le permitan entender la importancia de las películas.
"No podemos quedarnos en un falso nacionalismo por tener una película nominada a los Óscar y debemos generar espacios en los que se pueda criticar también estas producciones nacionales, pues la falta de estos devela la poca construcción al respecto en el medio académico para dar forma a una crítica seria y con argumentos", puntualiza Agudelo Vásquez.
Mayores informes
Alejandro Gómez Valencia
Periodista Área de Información y Prensa EAFIT
Teléfono: 2619500 Ext. 9931