Los grandes proyectos sociales han tenido, al menos, una cabeza que los idea, los gestiona y, finalmente, los ejecuta, pues para ser servir a la gente no se necesita de un ejército de personas, basta con impactar a un pequeño grupo para que muchas vidas cambien. Eso lo tiene muy claro Johan Danilo Ipuz Zapata, estudiante del pregrado en Ingeniería Civil de EAFIT y quien consiguió emprender un proyecto social que abrió el horizonte a varios jóvenes.
Su iniciativa consistió en ayudar en el acercamiento de los estudiantes de grado décimo y undécimo del colegio Santo Domingo de Guzmán, de Bello, a las universidades. Esa fue su primera idea, pero no fue tan simple, en un comienzo, pues el eafitense, socio de la Sociedad de Arquitectos e Ingenieros de Antioquia (SAI) e integrante del semillero de Mecánica de Cementos de la Institución, debió distribuir mejor su tiempo para llevar a cabo su propuesta.
“Todo comenzó en diciembre de 2015, cuando un amigo me informó que en el colegio, del que soy egresado, los niveles de rendimiento académico habían bajado y que algunos estudiantes de undécimo grado no habían logrado acceder a la educación superior”, relata Johan Danilo.
Esto fue una fuente de alarma para el alumno, quien decidió hacer algo para ayudar y presentar, en abril de este año, su proyecto a la rectora de la institución educativa.
“El proyecto cumplió una labor social. Hicimos muchas actividades académicas, sociales y de integración, entre estas se realizó una feria universitaria con EAFIT, la universidad CES y Escuela de Ingeniería; se brindó información sobre las becas de estas instituciones; también intervino la empresa Interactuar con capitaciones sobre emprendimiento; el Colombo Americano otorgó material bilingüe y la Universidad donó elementos deportivos”, afirma Johan, un joven que parece un poco tímido y minucioso a la hora de escoger las palabras para hablar.
Priorizar el tiempo
Esta labor, extra a sus estudios de Ingeniería Civil, le demandó tiempo y esfuerzo a este eafitense, quien tenía muy claro que para lograr su objetivo era necesario priorizar sus actividades. “Iba al colegio cada 15 o 20 días y alternaba ambas cosas, no me podía quedar de brazos cruzados, pues pienso que el ingeniero civil no solo debe saber construir país, sino también sociedad”, señala.
Para el estudiante esta experiencia, no solo lo enriqueció como gestor de grandes proyectos, sino que le dio el impulso para apoyar a las generaciones que vienen, pues ya cuenta con el apoyo no solo de las directivas de la institución educativa, que aplauden su dedicación, sino con el de las autoridades locales y con la confianza de las universidades que le seguirán brindando apoyo en lo que emprenda.
“Lo que más me gustó fue integrarme con a la comunidad, ver el afecto de los jóvenes del colegio y saber que les aportó mucho tener este acercamiento con la educación superior”, dice este eafitense que al finalizar el pregrado quiere iniciar estudios de posgrado y laborar en el departamento de Sostenibilidad de Argos.
Y hace la invitación a los estudiantes eafitenses, enfatizando en que cualquier alumno puede emprender, en su tiempo libre, este tipo de propuestas que cambian la forma de ver el mundo de muchas personas.