Los límites entre Envigado, Medellín, Sabaneta e Itagüí son cada vez más difusos, y los beneficios y las responsabilidades que se derivan de habitar el Valle de Aburrá están a punto de ser compartidos por 10 municipios, siempre y cuando el resultado de la consulta popular en Envigado, trámite exigido por la ley 1625 de 2013, permita que este entre a formar parte del Área Metropolitana.
"Cuando los municipios integran esas áreas ganan en movilidad, políticas ambientales, sistemas de comunicación y otros beneficios. Es una de esas asociaciones que deben suceder para el bienestar de comunidades que no tienen límites, pues las personas que viven en un municipio pueden trabajar en otro", explica Camilo Restrepo Ochoa, investigador del Centro de Estudios Urbanos y Ambientales de EAFIT (Urbam).
El experto señala que para entender las implicaciones de la eventual llegada de Envigado al Área Metropolitana se deben tener en cuenta los procesos de urbanización, cuyas dinámicas llevan a construir tejidos comunes entre municipios que comparten límites difíciles de ubicar, y en los que los habitantes viven la ciudad de manera continua, sin regirse por fronteras a la hora de habitar en un municipio y trabajar en otro.
Este fenómeno, en palabras de Nataly Montoya Restrepo, coordinadora de la especialización en Derecho Urbano de la Escuela de Derecho de EAFIT, recibe el nombre de conurbación, y se evidencia cuando varias localidades comparten relaciones económicas, sociales y físicas. Las áreas metropolitanas aparecen entonces cuando estas se agrupan para programar y coordinar el desarrollo integrado de un territorio.
"Eso se materializa en la racionalización de la prestación de servicios como el transporte y en que se asuman responsabilidades compartidas. Por ejemplo, Medellín no gana nada haciendo una inversión muy grande en una vía de carácter municipal que no se comunique con los municipios vecinos que están físicamente limitando con él. El área metropolitana permite crear un solo centro de decisión política para tomar decisiones ejecutables luego por cada municipio de manera descentralizada", aclara la experta.
Deuda histórica
La posibilidad que brindan estos entes administrativos, de concertar voluntades políticas para solucionar problemáticas cada vez más difíciles de abordar como asuntos locales, es la génesis de ciertos cuestionamientos regionales que desembocaron en la decisión del Concejo de Envigado, anunciada el pasado 4 de febrero, de permitir la continuidad del proceso para que esta localidad haga parte del Área Metropolitana.
"Envigado se ha beneficiado durante años de bienes construidos como área, pero no ha pagado por estos porque, aunque hace parte la Junta del Área Metropolitana como miembro sin derecho a voto, no participa en la distribución de cargas: no tiene costos metropolitanos, no contribuye con recursos, pero recibe beneficios y tiene una participación fáctica, es decir, con parte en las discusiones y las decisiones. Por ejemplo, no aporta nada para el metro pero este no puede dejar un hueco en Envigado y seguir hasta Itagüí", manifiesta Montoya Restrepo.
Esto le permite afirmar que el proceso adelantado por ese municipio del sur del Valle de Aburrá obedece al hecho de querer asumir responsabilidades y formalizar unas dinámicas intermunicipales que se vienen dando hace años. El proceso está en manos de los envigadeños, y requiere que el 5 por ciento del censo electoral (225.000 ciudadanos) vote por el sí, es decir, unas 11.000 personas.
Con esta postura se muestra de acuerdo Adolfo León Maya Salazar, profesor del Departamento de Gobierno y Ciencias Políticas de la Universidad, para quien Envigado había estado por fuera del área más por asuntos partidistas y electorales que por una configuración o dinámica social, económica y estructural que lo hiciera diferente a otros municipios.
En ese sentido, asegura que se ha venido fortaleciendo un imaginario cultural y político de esa localidad "como un ente territorial con un diferencial grande en términos de calidad de vida. Evidentemente han logrado una gestión administrativa importante y se nota la lealtad hacia las administraciones por vía de pago de impuestos, pues se percibe el retorno en bienes públicos, pero también hay una construcción discursiva de que Envigado es la Suiza de Antioquia".
Los beneficios, según Maya Salazar, se verán reflejados para todo el Valle de Aburrá en términos de desarrollo. Sin embargo, los analistas de la Universidad coinciden en que más que los beneficios que van a obtener con el ingreso al área, los envigadeños deben reflexionar sobre un asunto de corresponsabilidad en un territorio en el que, según Nataly Montoya, las cargas son asumidas por las municipalidades del norte y los beneficios se ven más reflejados en las del sur.
"Lo importante es que la gente comprenda cuál es la responsabilidad de Envigado y sus habitantes con respecto al resto del área metropolitana y al territorio que habitan", indica Montoya.
Desarrollo conjunto
En Colombia hay seis áreas metropolitanas constituidas (Valle de Aburrá, Bucaramanga, Barranquilla, Cúcuta, Centro Occidente y Velledupar), aunque existen 15 que aunque no han sido configuradas son reconocidas y funcionan de manera fáctica (Armenia, Bogotá, Cali, Cartagena de Indias, Girardot, Ibagué, Manizales, Montería, Neiva, Popayán, Santa Marta, Sincelejo, Tunja, Villavicencio, Alto Chicamocha). La del Valle de Aburrá la conforman nueve municipios (Medellín, Bello, Itagüí, Sabaneta, Barbosa, Caldas, La Estrella, Girardota, Copacabana).
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Alejandro Gómez Valencia
Periodista Área de Información y Prensa EAFIT
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