Los empleados de la nueva generación buscan movimiento, experiencias, retos. La estabilidad laboral para ellos puede ser sinónimo de descrédito y muchos fueron formados en los conceptos del emprendimiento, la autonomía, y no toleran del todo la autoridad.
Frente a ese panorama, académicos de EAFIT analizan -a propósito del Día Internacional del Trabajo el primero de mayo- cómo la percepción que tienen los jóvenes sobre el empleo incide en las políticas empresariales y en la economía.
Resulta que la escala de valores con la que estructura su vida la denominada generación Y, o millennials, (cuyo rango de edad está entre 18 y 35 años) reta al sector empresarial en cuanto a cómo diseñar los puestos de trabajo.
Con respecto a ese tema, María Alejandra González-Pérez, docente del Departamento de Organización y Gerencia de EAFIT, opina que la alta rotación de personal en las empresas no es por la habilidad de los jóvenes para permanecer en movimiento, y buscar otras experiencias, sino una dinámica circular en la que las transformaciones del mercado impiden a las organizaciones crear puestos de trabajo para proyectarse a largo plazo, y frente a eso los profesionales responden con una actitud de búsqueda permanente.
La profesora respalda sus afirmaciones con cifras: "Algunos estudios indican que, en cinco años, el 47 porciento de los empleos serán tecnificados y reemplazados por actividades robóticas o de informática. Estos fenómenos llevan a la gente a buscar mecanismos de adaptación rápida. Más que un problema de la oferta de fuerza de trabajo es un problema de la demanda".
Acerca de este fenómeno, Juan Carlos López Díez, profesor de la Escuela de Administración de la Universidad, tiene una visión diferente. Según él, las tecnologías de información, la proliferación de canales de comunicación y la globalización hacen que los jóvenes se muestren más inclinados a conocer el mundo y a experimentar sin ataduras.
Para Juan Carlos, "decirle hoy a un muchacho que si se maneja bien terminará sus días en una empresa es casi insultarlo. Ellos viven en un mundo en el que internet, los buscadores de información y las redes sociales les dan la posibilidad de lograr que, por ejemplo, el Gobierno retroceda la decisión de otorgar una licencia de explotación, como ocurrió recientemente en La Macarena (Meta)".
Pero, en opinión de María Alejandra, es precisamente esa sensación de tener sus propias vidas bajo control, y saberse capaces de influir en las decisiones de gobiernos y grandes corporaciones, lo que otorga a algunos millennials características que les dificulta hacer parte de grupos de trabajo. "Esta generación fue formada para ser líder, mediante conceptos como emprendimiento y autonomía, por lo que a algunos se les dificulta aceptar la autoridad y son vistos a veces como conflictivos en las empresas".
Considera la analista que este fenómeno impacta la economía, en la medida en que cuando la gente no puede asumir deudas a largo plazo no recurre a créditos inmobiliarios o de vehículo, una realidad a la que la banca responde con figuras como microcréditos y leasing, mientras que el mercado genera propuestas de consumo que crean oportunidades y soluciones -al estilo de Uber o AirBnB- para personas cuya incertidumbre salarial no les permite adquirir este tipo de bienes.
La tendencia no es general
No todas las empresas se han convertido en lugares de cargos inciertos. Dicho fenómeno, según expresa Juan Carlos Jurado Jurado, docente del Departamento de Organización y Gerencia de EAFIT, es propio de algunas compañías pertenecientes a los sectores de marketing, alta tecnología y centros de atención telefónica.
Para el profesor es evidente que la relación entre el sujeto y la empresa ha cambiado, y se nota una disminución tanto en las compensaciones al trabajador como en la sensación de lealtad por parte del mismo, "pero no es un asunto que se pueda generalizar, pues aún hay empresas que ofrecen estabilidad laboral".
Por su parte, Alfonso Vélez Rodríguez, profesor del pregrado en Administración de Negocios de la Institución, indica que muchas empresas han sabido responder a los cambios a través de una reestructuración de los puestos de trabajo y enumera acciones como ofertas de posibilidades de hacerse más competitivo, retos de competitividad, presentación de los equipos de trabajo resaltando las capacidades de cada uno y, en general, la creación de un ambiente en el que el empleado se sienta retado.
En dicha postura coincide María Alejandra, quien percibe la presencia cada vez mayor de compañías con modalidades más innovadoras a la hora de contratar, mediante figuras flexibles, por prestación de servicios y por resultados más que por horas. "Las relaciones laborales también han innovado mediante prácticas como el teletrabajo, que le evitan costos de infraestructura y salud ocupacional a las empresas, pero fortalecen, a su vez, ese círculo vicioso de empresas que dicen no encontrar personas para toda la vida y gente que sostiene ser incapaz de hallar empleos duraderos".
Mayores informes
Alejandro Gómez Valencia
Periodista Área de Información y Prensa EAFIT
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