Colombia es un país que envejece de manera acelerada, y eso se debe al mejoramiento de las condiciones de vida, y a la disminución de la mortalidad infantil y la tasa de natalidad, fenómenos que plantean una serie de retos y cambios sociales para los que debe prepararse la sociedad.
Este panorama se planteó el miércoles 20 de abril en EAFIT, en donde la Fundación Saldarriaga Concha presentó los resultados de la Misión Colombia Envejece, una investigación que adelantó de forma conjunta con Fedesarrollo, con el objetivo de llenar un vacío en el país: la ausencia de información sobre el envejecimiento.
El proceso, según Lucas Correa Montoya, líder de Incidencia de la fundación, es más acelerado en ciudades como Medellín, Bogotá, Manizales y Tunja, en las que hoy "se está viviendo el bono demográfico, es decir, un momento en el que las personas son adultas en edad productiva. Pero ese bono va a terminar en 2020 y, a partir de ahí, vamos a notar cada vez más la transformación de la pirámide poblacional".
Dicha pirámide, según datos entregados por Luis Bernardo Vélez Montoya, secretario de Inclusión Social de Medellín, fluctuó de una población mayoritariamente entre 0 y 4 años de edad, y entre 25 y 29, en 1993, a una en la que se evidencia un marcado incremento en el número de ciudadanos que se acercan a los 60 años. De hecho, en 2015, el número de habitantes, cuyas edades se ubican en el rango de los 20 a los 29 años es muy similar al de quienes tienen entre 45 y 54 años (401.950 y 381.708, respectivamente).
Es este sentido, Soraya Montoya González, directora ejecutiva de la Fundación Saldarriaga Concha, explica que, en el caso de Medellín, mueren más personas de las que nacen, y la población que fallece no es reemplazada ni siquiera por migrantes, lo que otorga al proceso de envejecimiento en la ciudad una dinámica más acelerada que la vivida en los Estados Unidos o en el Reino Unido.
La fundación encontró que en Colombia hay 5,2 millones de personas mayores de 60 años (10,8 por ciento de la población), una cifra que, para 2050, podría alcanzar los 14,1 millones (23 por ciento de la población), debido, en parte, al aumento en la expectativa de vida, que pasó de 50.6 a 74 años de edad entre 1955 y 2015.
Natalia Valencia, líder de Gestión del Conocimiento en esa entidad, asegura que solo en Antioquia hay 84 ciudadanos mayores por cada 100 personas menores de 15 años de edad, y que para 2040 los primeros superarán a los segundos, luego de que en 2020 inicie el fin de la sociedad juvenil.
En Colombia hay 5,2 millones de personas mayores de 60 años, una cifra que, para 2050, podría alcanzar los 14,1 millones.
Muchos retos
Los expertos, que se hicieron presentes en EAFIT para presentar esta radiografía del proceso de envejecimiento del país, denominada Misión Colombia Envejece, coincidieron en la trascendencia de los retos en el ámbito pensional, educativo y económico planteados por dicho fenómeno.
Entre ellos, Natalia Valencia dijo que, teniendo en cuenta el estado actual del sistema pensional, solo el 15 por ciento de las personas en edad de jubilación tendrán acceso a una pensión para 2050. En su opinión, "es necesaria una reforma urgente del sistema que tenga en cuenta la evolución de la esperanza de vida, un aumento en el número de semanas cotizadas y la igualdad en las condiciones de acceso al mismo, según el sexo".
Una de las sugerencias de la Fundación Saldarriaga Concha es la de incrementar los montos entregados a través del programa Colombia Mayor, liderado por el Gobierno Nacional, pasando del 0.14 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) a niveles más cercanos a los estándares latinoamericanos (0,4 por ciento del PIB).
Sobre este tema opinó también Mauricio Toro Bridge, presidente de AFP Protección, quien advirtió que en un país en el que la informalidad es superior al 50 por ciento, es muy difícil pretender que todos se logren pensionar sin que medie algún tipo de subsidio. A esto se suma, agrega, el hecho de que "en Colombia, 1.5 millones de personas están recibiendo $35 billones al año, es decir, el 5 por ciento del PIB, pero el porcentaje del PIB destinado a Colombia Mayor es muy bajo, lo que evidencia un mal diseño el diseño del arreglo institucional que genera mucha inequidad".
Para subsanar dicho problema, el directivo señala que es necesario que el Gobierno demuestre valor político para quitarle beneficios a las personas más influyentes y darle a quienes necesitan, atendiendo un principio básico: quien tiene forma de pensionarse no debería recibir subsidio, pero sí ahorrar toda la vida, ya que los subsidios deben ser para quienes los requieren.
En este sentido, el estudio sugiere al Estado promover mecanismos de estímulo al ahorro pensional voluntario para toda la población, enseñar buenos hábitos financieros e impulsar programas de formalización de títulos de propiedad para incentivar el ahorro a través de la propiedad raíz.
Por su parte, Jaime Echeverri, vicepresidente de Planeación y Desarrollo de la Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia, resalta un aspecto relacionado con el sistema pensional y con el desarrollo empresarial de Medellín, al indicar que "en Medellín hubo un incremento del 50 por ciento en el número de empresas en cuestión de una década, una señal de que los jóvenes han aprendido sobre cultura del emprendimiento, pero no hay ningún programa orientado a aprovechar la experiencia de quienes se pensionan y han creado redes sociales y empresariales valiosas".
Pero el panorama del envejecimiento en el país arroja sombras también en el ámbito académico, una realidad de la que es consciente Juan Luis Mejía Arango, rector de EAFIT, quien señala que si la Universidad no se plantea nuevas estrategias educativas se puede quedar sin público en cuestión de una década.
Oportunidades sin límite
Juan Luis Mejía plantea que la realidad de una sociedad compuesta cada vez más por adultos mayores genera oportunidades para dar forma a una institución que "albergue a públicos de todas las edades que busquen actualizarse en diversas fronteras del conocimiento, pues muchas personas ya no necesitan la educación para su futuro laboral, sino para terminar una vida plena intelectualmente".
Y es que el que la gente se haga vieja y viva más tiempo abre, en opinión de Lucas Correa Montoya, líder de Incidencia de la Fundación Saldarriaga Concha, oportunidades enormes en una ciudad en la que los servicios especializados de cuidado a los adultos mayores son incipientes y la industria está pensada para personas jóvenes que viajan, se divierten y consumen.
El analista plantea preguntas y arriesga una respuesta: "¿Qué va a suceder cuando las familias tengan menos hijos y no haya tanta necesidad de jardines infantiles?, ¿cómo capturar el gasto de una sociedad cada vez mayor con necesidades puntuales y más exigente a la hora de consumir? Las empresas deben empezar a pensar en cómo cambiar sus productos para atender a esa población".
Por lo pronto, en Medellín, la Alcaldía ha comenzado por desincentivar lo que Luis Bernardo Vélez, secretario de Inclusión Social de Medellín, denomina la "institucionalización" de los adultos mayores, es decir, el estar llevándolos a hogares en los que el Estado deba hacerse cargo de su cuidado.
"A través del programa Volver a Casa, queremos decirle a las familias que no pueden seguir dejando en manos del Estado la responsabilidad de sus adultos mayores, y fortalecer el tema de cuidadores para dotar a la gente con las habilidades que les permitan atender a sus abuelos y personas con discapacidad", puntualiza.
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Juan Carlos Luján S.
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