Aventurarse a explorar para descubrir el origen de la piedra de El Peñol. Esa fue la invitación que hizo este fin de semana la Universidad de los Niños de EAFIT a 43 asistentes entre los 9 y los 12 años de edad, quienes participaron en un taller en homenaje al docente y geólogo Michel Hermelin Arbaux, quien falleció en agosto de 2015.
Los niños participantes, en su mayoría, viven en el casco urbano o en fincas cercanas a la roca y asisten a la Institución Educativa León XIII, que se unió a esta labor estimulando la participación de muchachos inquietos por la ciencia.
Al iniciar el taller -que tuvo como sede el Museo Histórico de El Peñol- los participantes formularon hipótesis sobre el origen de la piedra y, con dibujos, contaron cuáles eran sus ideas al respecto. Muchos coincidieron en que era un meteorito que había caído hace millones de años y había quedado clavado en la Tierra, otros plasmaron en sus dibujos cómo la roca había crecido lentamente o se había formado cuando piedras mucho más pequeñas se juntaron para formar una tan grande como la que existe hoy.
Pronto, con un experimento, descubrieron que no era un meteorito. Mientras lanzaban una roca con fuerza a un recipiente con arena se preguntaban cómo se vería el impacto si la piedra hubiera caído del cielo, y comparando con una imagen de otro lugar del mundo en el que hay un cráter rápidamente descartaron esa posibilidad.
La siguiente pregunta fue cómo se formó en la Tierra una roca tan grande. Una serie de experimentos ayudaron a los niños a reconstruir la historia, utilizaron un simulador de placas tectónicas para comprender cómo el choque entre estas origina, entre muchas otras cosas, movimientos del magma. Esos movimientos luego se ven reflejados en la superficie y hacen que el magma quede atrapado en cámaras que al pasar millones de años se enfría y se convierte en gigantescas rocas ígneas.
“Aprendí qué es la subducción, no sabía que el magma sube, se seca y así se forma la roca, yo pensaba que siempre había estado ahí”, contó Josué García Echavarría, de 10 años, mientras que Laura Isabel Ruiz Mayo, de 9 años, agregó que “no tenía ni idea de que la roca se llama Batolito Antioqueño y que la lluvia, el viento, el granizo, producen erosión y destaparon un pedacito, que eso es lo que vemos”.
Para Miguel Tavera, investigador en Ciencias de la Tierra que acompañó a los niños en el taller, todas las personas que no son científicas tienen el derecho y el deber de conocer el planeta en el que viven y los procesos que lo modelan. “Con los niños y su imaginación se puede trabajar especialmente por dos razones: son agentes que posibilitan los cambios y tienen la curiosidad para comprender fenómenos naturales”.
Con esa intención de hacer investigar desde la curiosidad de los más jóvenes es que el Museo Histórico de El Peñol propone una oferta específica para ellos. José Nevardo García Giraldo, coordinador de la institución, expresó que la idea es que “tengan procesos sociales de apropiación y valoración de la historia, el arte y la geología del territorio, porque eso genera expectativas de desarrollo”.
Michel, un mediador entre la ciencia y la sociedad
El profesor Michel Hermelin Arbaux, quien era ingeniero en Geología y Petróleos, durante su carrera profesional demostró un especial interés por la formación ígnea que hay en el Oriente de Antioquia. La piedra de El peñol y el batolito fueron tema de sus conversaciones y conferencias, como la que realizó en el Parque Explora llamada Los Peñoles, ¿meteoritos en el paisaje?
Para Michel el conocimiento sobre la geología de las regiones tenía que ser llevado a la gente que las habita y se mostraba interesado porque las personas tuvieran acceso al conocimiento científico. “Michel veía que la gente necesitaba comprender la geología, porque no cuida, ni protege si no conoce”, según recuerda Miguel Tavera.
Por eso para Michel la divulgación de la ciencia era muy importante. Así, cuenta que el profesor les enseñó a sus alumnos que un científico tiene que pensar en las personas. “Si la ciencia no dialoga con la sociedad, no tiene sustento para continuar en busca de un progreso colectivo”.
Este taller hizo parte de un legado y es una iniciativa que algunos de sus alumnos y amigos tienen de hacer divulgación científica y, sobre todo, de compartir y construir conocimiento con y para las personas.
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Alejandro Gómez Valencia
Periodista Área de Información y Prensa EAFIT
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