El desempeño laboral en Colombia durante 2016 resultó afectado por la desaceleración en el crecimiento anual del Producto Interno Bruto (PIB) real (4.4 por ciento en 2014, 3.1 por ciento en 2015 y 2.0 por ciento en 2016). Los efectos fueron presentados por Hugo López Castaño, docente de la Escuela de Economía y Finanzas de EAFIT, en un estudio que muestra el peso que ha tenido ese fenómeno sobre el empleo y los salarios.
El economista señala dos secuelas principales de la desaceleración. Una es el estancamiento del empleo en el país, pues en promedio se generaron “139.000 nuevos empleos de todo tipo (buenos y malos), lo que significa un crecimiento de apenas 0.6 por ciento (en las cabeceras fue del 0.4 por ciento)”. Mientras que el segundo impacto visible en las ciudades es la caída de los salarios formales y de los ingresos laborales de los trabajadores informales.
En 13 de las principales ciudades del país, en cuanto a empleo formal, la tasa media de desempleo se mantuvo por debajo del 10 por ciento, mientras que la informalidad se redujo a un mínimo que no se tenía desde el año 2007. En este punto hay diferencias en cuanto a empleo formal y por nivel educativo.
En el componente del empleo para personas menos educadas -con bachillerato o menos- el año pasado se presentó una reducción de -3.1 por ciento, frente a una elevación sustancial de 7.3 por ciento en 2015. En el componente más educado -con alguna formación en educación superior- se había “experimentado en 2015 una caída media del 1.6 por ciento, que fue muy acentuada hasta mediados del año; desde entonces y hasta fines del año se recuperó parcialmente. Pero durante 2016, aunque se redujo algo durante el primer semestre, terminó creciendo durante el año completo (0.8 por ciento entre octubre-diciembre frente al pico de noviembre-enero)”.
En la división que hace el estudio de los datos por ramas de empleo formal se menciona la incidencia en la creación o destrucción de plazas. En cuatro ramas se generaron 61.753 plazas: finanzas, servicios sociales comunales y personales, industria, y transporte, almacenamiento y comunicaciones. De otro lado, en comercio, construcción, inmuebles y servicios a las empresas, y otras ramas (agricultura y minería suburbanas, electricidad, gas y agua) se destruyeron 75.937 plazas formales.
Salarios reales
Además del estancamiento en el desempeño laboral, en 2016 también se presentó una caída en los salarios reales. Los trabajadores formales sin educación superior sintieron una baja en sus salarios nominales, lo que se sumó a que la inflación comprimió aún más los salarios reales: en septiembre-noviembre 2016 eran 4.3 por ciento menores frente a entre octubre-diciembre 2015.
Para los trabajadores con educación superior los salarios “se redujeron hasta mayo-julio, pero se recuperaron parcialmente el resto del año. Con el mayor dinamismo del empleo. Con todo, para julio-septiembre habían caído 3.1 por ciento frente al máximo de diciembre-febrero”, dice el informe.
Otra de las conclusiones es que “durante 2016, los ingresos laborales reales totales por hogar, provenientes de trabajadores formales e informales, cayeron. Pero los provenientes de trabajadores poco educados se redujeron más que los provenientes de trabajadores con alguna educación superior”.
Una de las cuestiones que plantea el informe es por qué el desempleo y el porcentaje medio de informalidad no se han disparado a pesar de la desaceleración económica y de la caída del empleo formal, del valor real de los salarios formales y del ingreso laboral de los hogares. La respuesta de Hugo López, exgerente general de la Sucursal en Medellín del Banco de la República, es la reducción de la participación laboral y el aumento de la inactividad.
La explicación es que la Población Económicamente Activa (PEA) se trasladó hacia la inactividad y el flujo de los activos a los inactivos se detuvo. “La causa de la caída que se produjo en la PEA y del aumento de nivel en la población inactiva fue el desaliento forzosamente pasajero, pero que no sabemos cuánto va a durar, qué ha producido la caída del empleo formal y de los salarios reales”.
El estudio completo se puede consultar aquí.
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Alejandro Gómez Valencia
Periodista Área de Información y Prensa EAFIT
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