Los avances en la tecnología han puesto en evidencia las grandes posibilidades de hibridación entre géneros literarios y las bondades de usar medios audiovisuales como video, música, fotografía y teatro para ampliar las capacidades expresivas de un libro en soportes digitales.
"Desde tiempos remotos, la literatura ha tendido a la hibridación. La apreciativa clásica era muy rigurosa al demarcar los géneros. A principios del siglo XX, hubo una demolición de los géneros e, incluso, a Jorge Luis Borges se le conoció como el gran demoledor de géneros, pues usaba el ensayo filosófico como cuento, o ponía un cuento en un poema. Pero, aunque la hibridación y la transmedia (soportes diferentes hibridados con la literatura) no son fenómenos nuevos, se hacen más visibles con la era digital", asegura Claudia Ivonne Giraldo Gómez, jefa de la Editorial de EAFIT.
El que se hable hoy del cruce de géneros como una novedad es una tendencia con la que se muestra de acuerdo Alejandra María Toro Murillo, jefa del pregrado en Literatura de EAFIT que comenzará actividades académicas el próximo año, quien advierte que en realidad se trata de lectores contemporáneos adecuándose a nuevos lenguajes, gracias al desarrollo de las tecnologías digitales.
"Eso es notorio también en quienes escriben cuando usan todos los lenguajes que dominan, y quien lee no tiene problema en pasar de uno a otro, en migrar de formato o en acceder a varios formatos de manera integrada. Lo que sí se debe tener en cuenta es que la literatura siempre es innovadora y se está esforzando por renovarse. Los autores innovan con su imaginación, el uso del lenguaje y los géneros. Cada gran autor que uno lee significó, en su momento, una propuesta renovadora. El gran género es la escritura", asegura Alejandra.
La docente pone como ejemplo los poemas de El spleen de París, de Charles Baudelaire, un cruce entre prosa y poesía que supuso una renovación y terminó afianzando el aspecto poético en las formas diferentes de decir y referirse a asuntos nuevos.
En la actualidad, y en el contexto local, escritores como el colombiano Luis Noriega son ejemplo de cómo en la literatura contemporánea se rompen las fronteras entre los géneros. Según Alba Clemencia Ardila de Robledo, docente del Departamento de Humanidades de EAFIT, en el libro de cuentos de Noriega, Razones para desconfiar de sus vecinos, ganador del Premio Gabo 2016, el lector se encuentra con relatos donde se acude a estrategias propias de la entrevista, se introduce una página en negro o se añaden fragmentos que bien podrían hacer parte de un ensayo literario.
"Tenemos también las novelas del español Enrique Vila-Matas o del hispano-argentino Andrés Neuman, sin olvidar al mexicano Jorge Volpi, al cubano Leonardo Padura o al francés Laurent Binet. Ellos renuevan los modos de narrar, para usar una expresión de Piglia. Con ellos, el ensayo, el diario, la ciencia, y hasta la teoría y la crítica literaria, contribuyen a configurar tramas y a renovar géneros, como el policiaco y la novela histórica", explica Alba Clemencia, para quien la literatura, a través de los tiempos, ha demostrado que no existen fronteras para la creación.
La Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) 2017, que se realiza actualmente en esa ciudad mexicana, reúne una serie de ejemplos de las nuevas formas de narrar y consumir literatura, así como de convivencia entre formatos diversos.
"Yo estoy en la FIL 2017, y veo que la gran apuesta editorial, la más visible, es por la integración de la narración con la imagen: libro álbum, libro ilustrado, historieta, cómic. Estas formas tienen altas apuestas y un gran despliegue aquí. Ninguna de estas es nueva pero sí es el boom actual, lo que reclaman los lectores", enfatiza Alejandra Toro.
De hecho, en palabras de Claudia Ivonne Giraldo, existe hoy un movimiento amplio de jóvenes muy interesados en el cómic y, de la mano de este, en la novela gráfica. Resalta la novela gráfica de Lina María Pérez y la presencia de muchos ilustradores con muy buena capacidad para narrar —es el caso de la antioqueña Valentina Toro— o la unión de buenos cuentistas y novelistas con dibujantes destacados.
"Lo cierto es que, a uno como escritor, le llama la atención hacer video, cine y guion, pues la literatura y la creación son tan amplias como infinita es la imaginación del hombre. El que los autores estén hibridando de esta manera, que ahora los chicos estén accediendo más a la novela gráfica -a pesar de que es una tendencia vieja- y que haya documentalistas haciendo pequeñas piezas híbridas entre literatura y animación, da muestra de eso", resalta Claudia Ivonne.
Papel digital
La creación de nuevos soportes, como tabletas, teléfonos inteligentes y dispositivos digitales de lectura hacen que la hibridación entre géneros literarios sea más compleja. Hacer zoom en cada detalle de la fotografía de un libro; ampliar tablas estadísticas y animarlas para ver su comportamiento en el tiempo; acceder a videos relacionados con el texto que se lee; conocer, en tiempo real, cuántas personas están leyendo el mismo libro o quienes han subrayado el mismo párrafo son posibilidades hasta hace poco impensables.
"Los nuevos formatos obligan a que la literatura encuentre nuevos caminos, no propiamente temáticos o de núcleos narrativos, pues las historias siguen siendo las mismas, sino de nuevas maneras de resolver el asunto formal, es decir, la forma de contar, que puede verse ampliada en sus dimensiones y, en muchos casos, empieza a traer elementos que la enriquecen y que no siempre son un texto: imagen, imagen en movimiento, enlaces a otros textos, entre otros elementos", manifiesta Alejandra Toro.
De acuerdo con ella, este fenómeno no solo aporta nuevas formas de narrar, sino que permite a las nuevas generaciones encontrar sus propios caminos de expresión literaria, uno en donde aparece el peligro de la banalización de la comprensión artística y sensible del mundo a través de la palabra.
No obstante, más allá que la simple hibridación de géneros y formatos, los contadores de historias ven en los audiolibros, la realidad aumentada y la realidad virtual, maneras de potencializar la capacidad expresiva de las imágenes y situaciones recreadas por las letras, al punto que, para Claudia Ivonne, no está lejano el día en el que los avances permitan contar con publicaciones en papel digital cuyas imágenes se mueven, a la manera de los periódicos de la saga de Harry Potter, creada por la inglesa J. K. Rowling.
El uso de la realidad virtual para recrear escenas y realzar lo que ve, siente y huele el personaje de Ulises, de James Joyce, realizado en el Boston College a través del proyecto Joycestick es recordado por Luis Fernando Mora Meléndez, coordinador de la maestría en Escrituras Creativas de EAFIT, para quien estas estrategias permiten, en algunos casos, potenciar las posibilidades expresivas de un texto.
"Eso depende de la obra y de lo que se cuente. La calidad estética se impone en cualquier formato: multimedia, cine, etc. El usar varios formatos no legitima la calidad estética. La literatura siempre ha sido experimental, desde antes de Joyce, desde las vanguardias, ha explorado múltiples facetas y roto formas tradicionales. No le hace daño relacionarse con otras artes. Hoy se ven formas interactivas, el lector decidiendo el destino de los personajes, experimentos en redes, pero el artificio tecnológico no da calidad estética a una obra", señala Luis Fernando.
Independientemente del formato o la forma de hibridación elegida por el autor, lo importante, para Alejandra Toro, es que la obra no pierda su profundidad comprensiva, reflexiva y artística, y que la palabra, la lengua y la imaginación sigan siendo su materia prima.
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Alejandro Gómez Valencia
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