El miércoles 25 de abril es clave para el futuro de Colombia por su intención de ingresar a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde), cuya misión “es promover políticas que mejoren el bienestar económico y social de las personas alrededor del mundo”. Ese día se reunirá en París (Francia) el comité especializado en comercio y créditos de exportación para dar el último visto bueno que pondría al país en la recta final para entrar al llamado "club de las buenas prácticas".
Desde mayo de 2013, cuando el país recibió luz verde para iniciar el proceso de adhesión, este avanzó en varios frentes para acercarse a estándares adecuados, analizados por 23 comités, en temas como inversiones; gobernanza corporativa; políticas ambientales; estadísticas; empleo; asuntos laborales y sociales; política científica y tecnológica, entre otros, cuya mejora le permite hoy estar a un paso de convertirse en el miembro 36 del organismo supranacional, uniéndose a Francia, Reino Unido, Alemania, Japón, Italia, Japón, México, Chile, Estados Unidos y otros.
El análisis en el frente comercial abordará, en palabras de Catalina Crane Arango, representante especial para el ingreso de Colombia a la Ocde, "los avances hechos en, por ejemplo, reformar los impuestos a los licores; facilitar los trámites aduaneros; hacer la regulación más predecible y transparente, y modificar los derechos de autor. También explicamos a ese comité las decisiones tomadas en cuanto a farmacéuticos y política de chatarrización. Creemos que son avances muy claros y suficientes".
En caso de recibir la aprobación este miércoles, y antes de firmar la convención, se iniciará un trámite administrativo que tomará algún tiempo, pero se habrá confirmado la confianza de la comunidad internacional en que Colombia se encuentra recorriendo la ruta adecuada.
Y es que cuando se implementan buenas prácticas, en opinión de Maria Alejandra Gonzalez-Perez, profesora del Departamento de Organización y Gerencia de EAFIT, "se reducen los niveles de corrupción; se siguen los lineamientos de países desarrollados; se apela a un sistema de políticas ya testeado, y se puede esperar un aumento en la cultura de las personas a competir y producir más, siempre amparados en la legalidad. De eso podría surgir, como efecto indirecto, el crecimiento económico, aunque eso es muy difícil de determinar".
La docente añade que no se pueden garantizar más y mejores inversiones extranjeras por el hecho de hacer parte del organismo, pero acepta que es una de las consecuencias posibles, al igual que el fortalecimiento de la calidad de las instituciones nacionales en temas de regulación e infraestructura.
No obstante, la posibilidad de generar más empleo formal y dinamizar el aparato productivo de Colombia, gracias a un mayor flujo de capitales al país, por cuenta de la inversión extranjera, parece una consecuencia obvia del ingreso a este grupo, el cual facilita la consolidación de mejores procesos productivos y de naturaleza jurídica.
Así lo considera Luis Fernando Vargas Alzate, docente del Departamento de Negocios Internacionales de EAFIT, para quien, bajo esas condiciones, "resultará inevitable un aumento en términos de productividad y competitividad, redundando en los indicadores sobre los que se mide el crecimiento económico del país".
Retos sociales
Sea que este miércoles se obtenga o no el visto bueno por parte del comité especializado de comercio, lo cierto es que el crecimiento del país en medio de este proceso por alcanzar estándares internacionales da cuenta de esfuerzos notables, en especial de aquellos relacionados con la labor institucional para ampliar la base gravable de los ciudadanos de mayores ingresos, y con disminuir la evasión de impuestos.
A eso se suman, según Luis Fernando Vargas, "las reformas trazadas en materia educativa y de salud, así como la inclusión de tecnologías y avances digitales en las instituciones del Gobierno. En general, se trata de un proceso de adecuación a estándares mayores. Algunos muy lejanos de nuestras realidades pero que, a través de programas y planes consecuentes con los entornos, pueden lograrse a mediano plazo".
Y aunque datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) muestran que en 2017 cerca de 385.000 personas salieron de la pobreza, y el comité de empleo y asuntos sociales de la Ocde ya dio su visto bueno en esta materia, el índice de pobreza sigue estando alto (26,9 por ciento) y planteando retos importantes en materia social. Eso, a pesar de que se percibe una disminución con respecto a 2016 (28 por ciento) y una caída importante en relación con 2012 (32,7 por ciento).
Para arrojar luz sobre el tema, Catalina Crane manifiesta que "la Ocde no mira los índices de pobreza, informalidad y desigualdad. Lo que tiene en cuenta para decidir el acceso del país son las políticas para mejorarlos. Colombia demostró tener las adecuadas, pues ha reducido estos indicadores de manera continua. Esto no quiere decir que estemos bien en dichas materias. Precisamente, al compararnos con los países más desarrollados, nos damos cuenta de todo lo que debemos avanzar. Estar en la Ocde nos permite aprender lo hecho por otros".
En ese sentido, y pese a que en algunas clasificaciones la Ocde es denominada como la organización de las naciones más desarrolladas, esta vive un proceso de recomposición con una apertura a economías menos fortalecidas, en las que se comparten experiencias y soluciones a problemas comunes. “Trabajamos para entender qué es lo que conduce al cambio económico, social y ambiental. Medimos la productividad y los flujos globales del comercio e inversión. Analizamos y comparamos datos para realizar pronósticos de tendencias. Fijamos estándares internacionales dentro de un amplio rango de temas de políticas públicas”, se propone el organismo.
Por eso, de acuerdo con Luis Fernando, "es obvio que Colombia no es una nación desarrollada, ni México o Chile. La Ocde es un club de buenas prácticas, inclusivo y adecuado a las necesidades de los distintos entornos geográficos que, posterior a la finalización de la Guerra Fría, cambió su esencia. En este se comparten prácticas con buenos resultados, y existen principios y valores por defender".
De hecho, los análisis, sistemas y reportes nacidos en el seno del organismo se convierten en puntos de comparación y referencia al momento de asesorar, diseñar e implementar políticas. Además, en esta hay países con altos niveles de influencia en la diplomacia internacional, lo que aumenta la importancia de ingresar al "club Ocde".
Más que ser una organización que da forma a la economía mundial, la Ocde es, desde el punto de vista de María Alejandra, "un conjunto de naciones que, a su vez, hacen parte de otros organismos del sistema multilateral. El participar de diálogos entre pares con países miembros de otros grupos influyentes es una ventaja. De otro lado, al Colombia estar en la Alianza del Pacífico, y por el hecho de que a Perú se le invite a estar en ruta de adhesión, dicha alianza adquiere mucha fortaleza institucional".
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Alejandro Gómez Valencia
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