En conversiones recurrentes entre lingüistas y estudiosos de la lengua se suele comentar que cada que un idioma desaparece, muere con este toda una cultura y su forma de entender el mundo. Se estima que en Colombia se han extinto, desde la época de la colonia española, 44 lenguas nativas, uno de los temas que serán abordados en el conversatorio El universo lingüístico colombiano, que se realizará con entrada sin costo este jueves 22 de febrero, a las 2:00 p.m. en el auditorio 27-101 de EAFIT.
Según el más reciente diagnóstico lingüístico del Ministerio de Cultura, alrededor de 68 lenguas originarias reconocidas se hablan en los distintos departamentos, ciudades y en lo más profundo de la geografía colombiana. Un total de 65 pertenecen a etnias indígenas, dos a los raizales y criollos del Archipiélago de San Andrés y San Basilio de Palenque, más la lengua romaní del pueblo gitano.
“Queremos poner sobre la mesa un debate que no se ha dado fuerte en el país, que es la importancia de los idiomas nativos de Colombia. Hay que valorar esas lenguas, muchas de las cuales están en grave riesgo. Se dice que cerca de 35 pueblos están en peligro de extinción. Aquí muere toda una manera de entender la vida, la muerte, la relación con la naturaleza, con el cosmos. La lengua es el principal vehículo transmisor de cultura”, señala Juan Gonzalo Betancur Betancur, jefe del pregrado en Comunicación Social de EAFIT y especialista en estudios humanísticos.
Algunas de estas lenguas actualmente cuentan con gran vitalidad por la cantidad numerosa de hablantes y por su transmisión a nuevas generaciones. Sin embargo, otras lenguas nativas están moribundas. Es el caso de las lenguas indígenas tinigua, carijona, totoro y pisamira, algunas de estas con tan pocos hablantes que podrían contarse con los dedos de las manos.
“En muchas partes de la geografía, la realidad de nuestras lenguas es que hay mucha influencia de la lengua castellana, de la cultura mayoritaria que no les da importancia a las lenguas originarias. Hay una crisis interna, y lo que está pasando en los pueblos originarios es que ellos ven que la manera de sobrevivir, no es aprendiendo la propia lengua, sino aprendiendo la castellana. También hay un problema externo, por parte del Ministerio de Educación, de las gobernaciones que tampoco tienen interés por salvaguardar las lenguas y que la cultura pueda permanecer”, expresa Abadio Green Stocel, coordinador del Programa de Educación Indígena en la Universidad de Antioquia y ponente en el conversatorio de este jueves en EAFIT.
La diversidad lingüística en Colombia, la tercera más grande de Latinoamérica después de México y Brasil, es resultado de los procesos históricos de mestizaje, esclavitud y migración desde la colonización hasta nuestros días. Por esto el reconocimiento de las lenguas por parte del Estado, la sociedad y la academia puede permitir un mayor conocimiento de las tradiciones lingüísticas del país y conservar, así mismo, la memoria de los pueblos originarios.
“Dado que nosotros estamos en una especie de diáspora, justamente uno de los elementos para resistir, por permanecer tanto tiempo por fuera del territorio, es a través de la lengua. Esto se ha convertido como en un punto de encuentro. Los espacios de la academia también nos permiten construir comunidad”, cuenta Sedney Suárez Gordon, profesor de creole y coordinador de The Roots Project (colectivo de estudiantes raizales e isleños que viven en Medellín) y participante del conversatorio.
Precisamente, una de estos hablantes raizales es Shanelle Roca, estudiante de cuarto semestre de Ciencias Políticas de EAFIT. Desde ese colectivo de estudiantes busca rescatar las raíces del pueblo creole y proteger su lengua nativa. “Hablar del creole es hablar de nuestra cultura, de lo que hemos sido a través del tiempo. Nuestro pasado está a una lengua de distancia y, a veces, es difícil pensar de otra manera. Una lengua va más allá de una serie de reglas gramaticales o un vocabulario, es toda una acumulación de historia. Es una cosmovisión, es entender el mundo desde esta perspectiva”, expresa la raizal.
Al rescate de las lenguas
Aunque la Constitución Política de 1991 afirmó que Colombia es un país pluriétnico y multicultural, aún esta promesa no se cumple cabalmente, manifiestan líderes y hablantes de las lenguas nativas. Abadio Green Stocel considera que el sistema educativo no está adaptado para la salvaguarda de los idiomas de los pueblos originarios y hacen falta políticas públicas que garanticen su transmisión.
“Aunque tenemos una ley de lenguas que habla muy claro de cómo se pueden proteger, no hay una política desde el estado. Tanto así que uno siente que desde el Ministerio de Educación, que es el ente que debería estar al frente, no hay esa importancia para que las lenguas puedan persistir. Por ejemplo, el sistema educativo que entrega recursos para que lo pueblos puedan administrar la educación, ahí no aparece la investigación”, señala el profesor indígena.
En el mismo sentido, Sedney Súarez, destaca la importancia de incorporar la enseñanza de las lenguas originarias dentro del sistema educativo. “Conservar la lengua se ha convertido en una lucha porque actuamos en consecuencia de eso. La lengua es una de los principales elementos para una comunidad. Es defender todos sus derechos por medio de ella. No puede haber un discurso de pluri-etnicidad, de pluri-lingüismo y en partes de la nación las comunidades no pueden plantear sus formas de vida, su cosmovisión desde la lengua. La academia claramente es uno de los vehículos mediante el cual se puede lograr eso”, opina.
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Alejandro Gómez Valencia
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