La baja cultura aseguradora en Colombia, un país en el que el gasto per cápita en seguros durante 2016 fue de 81,5 dólares menos que el promedio de América Latina —ubicado este último en 242 dólares, de acuerdo con un estudio de la Fundación Mapfre—, podría cambiar con la llegada de nuevas tendencias que responden a los riesgos del siglo XXI, en temas como medio ambiente, seguridad informática y globalización.
La baja cultura de aseguramiento y la tímida penetración de los seguros en Colombia no solo ubica al país en la retaguardia, respecto a los índices latinoamericanos, sino también muy por debajo de regiones como Europa, en donde la tendencia a prever posibles riesgos es mayor, de acuerdo con Daniel Vásquez Vega, coordinador del Área de Derecho Privado de la Escuela de Derecho de EAFIT.
"En América Latina nos aseguramos menos que los europeos y, en la región, los colombianos no estamos entre los que más se aseguran. Por una cuestión legal, la gente tiende a hacerlo solo cuando existen seguros obligatorios y, en ese caso, las personas pierden la libertad de contratar o no una póliza, so pena de ser sancionados", manifiesta Daniel.
Lo anterior está acorde con lo que expresa la Fundación Mapfre en su documento
Elementos para la expansión del seguro en América Latina, que establece que "la contracción económica sufrida por América Latina en 2016, con una demanda interna todavía débil, ha afectado al desarrollo del mercado asegurador, el cual se encuentra fuertemente vinculado al crecimiento económico general".
Ese contexto muestra que los seguros obligatorios de accidentes de tránsito; de responsabilidad civil contractual y extracontractual para el transporte público de pasajeros; y de responsabilidad profesional por parte de compañías corredoras de seguros son los que más difusión tienen, un fenómeno relacionado más a un aspecto legal que a una verdadera necesidad de prepararse para ciertas eventualidades.
Lo que se percibe en el mercado, en palabras de Alejandro Torres García, docente del Departamento de Economía de la Universidad es que "el colombiano promedio tiene muy poco nivel de aseguramiento, exceptuando los seguros obligatorios o los que se deben adquirir para usar algunos productos financieros. Parte de la explicación es que los colombianos no tenemos esa cultura de la previsión y no nos estamos anticipando a prevenir hechos futuros. Tendemos más a solucionarlos cuando se presentan".
El profesor Alejandro agrega un segundo motivo: El hecho de que una póliza es un contrato financiero difícil de entender en ciertas situaciones, pues algunas tienen un alto nivel de complejidad en términos de coberturas y otros aspectos. Eso hace que no todo el mundo tenga el conocimiento suficiente para usarla de manera adecuada, a pesar de que la Superintendencia Financiera de Colombia vela por el cumplimiento del artículo 44 de la Ley 45 de 1990, que establece que las pólizas deben redactarse de forma clara para facilitar la comprensión por parte de los asegurados. A eso se suma un asunto económico pues, según Alejandro Torres García, muchas personas perciben que un seguro es más un gasto, con baja probabilidad de uso.
Con esa apreciación se muestra de acuerdo Gonzalo Machado Zuluaga, gerente de la intermediaria de seguros Machado Zuluaga y Compañía, cuando indica que "si la gente recorta gastos deja de pagar primero los seguros. Esa es una decisión errada porque desprotege su patrimonio. En Medellín, no existe cultura sobre la importancia del seguro de vida, no ha crecido el hábito y, en Colombia, los seguros que las personas sienten que deben tener son los de vehículo, pues en otros países esa no es una tendencia muy alta".
En su concepto, las compañías de seguros y los intermediarios deben brindar información clara y real para que una persona, dependiendo de su capacidad económica, pueda adquirir una póliza que no se le convierta en una carga económica y proteja, de manera efectiva, a su familia y a su patrimonio sin afectar su calidad de vida. También considera importante educar a la gente sobre la necesidad de una buena protección frente a cualquier eventualidad en materia de salud, accidentes, actos violentos o daños a la propiedad.
"Por más leyes y protecciones que haya en un país no dejarán de existir los actos de delincuencia. Pero las muertes no son solo por causas violentas, pueden presentarse accidentes o muertes por enfermedad. En cuanto a propiedades, nadie puede prever que un inmueble —ya sea directamente por descuido o mal mantenimiento, o indirectamente por descuido de terceros o falta de protección— se incendie, se inunde, etc. Desde mi punto de vista, todo debe estar asegurado, pero eso depende de la educación o la consciencia de cada persona", advierte Gonzalo.
En ese sentido, Daniel Vásquez opina que, más allá de los seguros obligatorios, es importante que las personas consideren adquirir pólizas de vivienda o, en caso de manejar automóvil, de responsabilidad civil, por encima del amparo a daños por choques, cuyo efecto para el patrimonio no puede compararse con el ocasionado por daños a terceros (en caso de atropello o de lesión a una persona).
"Si eres un profesional con alto riesgo de causar daño, como un médico cirujano, debes tener un seguro de responsabilidad civil profesional. Otro seguro importante es el de responsabilidad civil de directores y administradores, para personas que están en juntas directivas o posición de dirección dentro de sociedades en las que se toman decisiones de gran relevancia. Allí, los errores pueden tener un alto impacto patrimonial", dice el coordinador del Área de Derecho Privado de la Escuela de Derecho de EAFIT.
Nuevas tendencias
El cambio en las prácticas sociales, económicas y culturales está abriendo el panorama al tipo de seguros que los consumidores adquieren para tener tranquilidad sobre diferentes campos de la vida personal y profesional.
"El mercado de seguros está sujeto a la innovación, debido a la sofisticación financiera y tecnológica. Hay seguros que no existían antes y pueden ser hoy muy importantes. Por ejemplo, en algunas entidades financieras, cuando se termina una transacción en un cajero electrónico, se pregunta al cliente si quiere asegurar el retiro. Para las transacciones electrónicas se ofrece hoy la posibilidad de obtener un cubrimiento para evitar la clonación de pagos o problemas con el envío de paquetes", afirma Alejandro Torres.
Otros seguros novedosos que se ven en el mundo amparan partes del cuerpo, billeteras y hasta recompensas obtenidas a través de juegos y aplicaciones móviles. Las mascotas, por ejemplo, ocupan hoy una posición mucho más importante en la composición de muchas familias, por lo que las pólizas para ellas están a pedir de boca.
"En el sector empresarial hay seguros para riesgos cibernéticos. Se busca proteger las bases de datos contra robo, secuestro de información o daño de datos. Incluso se tienen en cuenta aspectos como la reparación de los archivos o de la reputación de las compañías en caso de daños ocasionados por cualquier filtración de información", asegura Daniel Vásquez.
El docente resalta que la tendencia fuerte hoy se encuentra en seguros atados a comportamiento en comunidad, como la iniciativa Wesura, del Grupo Sura, una alternativa de aseguramiento colaborativo con mayores beneficios según el tamaño del grupo, y con dinámicas como las invitaciones y otros elementos propios de las redes sociales. Casos similares en el mundo son Friendsurance (Alemania), Guevara (Reino Unido) y Lemonade (Estados Unidos).
Seguros para evitar problemas en procesos de negociación en fusiones o adquisiciones de empresas cuando hay información incompleta, y amparos por eventos de contaminación ambiental para empresas cuya actividad pueda afectar el medio ambiente (petroleras, mineras, entre otras), son solo algunas de las nuevas tendencias en materia industrial.
"Hace poco hablaba con una aseguradora para analizar la posibilidad de ofrecer un seguro que no existe en el país: el de títulos, para evitar que se presenten problemas porque un organismo de control detenga la construcción de un proyecto, aunque cuente con los permisos en regla. Así se cubre el riesgo de que no se puedan terminar las obras por problemas en el título de adquisición", subraya Daniel, quien agrega que esa es solo una muestra de las posibilidades que se empiezan a estudiar en Colombia en el sector de seguros.
Daniel Vásquez Vega, coordinador del Área de Derecho Privado de la Escuela de Derecho de EAFIT, afirma que hasta hace poco la tendencia en pólizas se relacionó con el escenario de banca seguros: "Se comenzaron a comercializar los seguros a través de las redes bancarias. Eso popularizó las pólizas más de la cuenta, pues los bancos tienen más penetración que las aseguradoras y estos empezaron a vender muchos seguros pequeños, de cuantías no muy altas. A eso van atadas las pólizas bancarias para los créditos hipotecarios o de libre inversión, que aseguran la vida del deudor. Si este muere, el asegurador paga la deuda y los herederos no se deben preocupar por la misma".
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Alejandro Gómez Valencia
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