Esa inquietud, surgida de Jorge Iván Bonilla Vélez, coordinador de la especialización en Comunicación Política de EAFIT, plantea lo siguiente: ¿quién está poniendo el discurso más creíble y cómo lo está configurando? La pregunta va y viene entre el color rojo de Rafael Pardo, el azul de Noemí Sanín, el amarillo de Gustavo Petro, el verde de Antanas Mockus, el blanco de Juan Manuel Santos, y el rojo y azul de Germán Vargas Lleras, sin duda los aspirantes que muy probablemente tengan las mayorías del electorado este domingo 30 de mayo de 2010.

Del asunto también se ocupan los docentes Adolfo León Maya Salazar y Juan David Escobar Valencia, del Departamento de Humanidades de EAFIT, quienes no solo analizan en particular a cada candidato, sino que lanzan una mirada general a las elecciones, las que para Bonilla ganaron en emoción, para Escobar significa el fin de los gobiernos de Álvaro Uribe, y para Maya el hecho de que las encuestas y la percepción estén por encima de las propuestas.

El hecho pasa, además, por recibir de manos de los votantes un elemento que llevará a uno de estos seis colombianos al solio de Bolívar, algo que Bonilla Vélez trae a la conversación: “Hoy los candidatos procuran comunicar confianza en el electorado… Una confianza en términos de ideas que están poniéndose a circular y a competir con otras, en este caso del que ofrece legalidad, del que ofrece continuismo o de los que procuran distanciarse”.

Así mismo, sea cual sea la posición frente a las encuestas, para Maya Salazar no es pensable un proceso electoral o político en una sociedad contemporánea haciendo abstracción de éstas, por lo que afirma que indudablemente se han convertido en un referente, en un instrumento que, como estrategia, ha terminado por ser una expresión de comunicación política.

Y así como se hace necesaria la confianza y existen herramientas -tipo las encuestas- que marcan la manera de pensar de los electores, los debates televisivos juegan su papel, aunque para Juan David Escobar -por el alto número de candidatos-, estos espacios han sido flojos en el sentido de que se da poco tiempo para la respuesta.

No se leen propuestas, ¿antes sí?
Esta reflexión parte del coordinador del pregrado en Comunicación Política. Para el académico, las campañas políticas están muy orientadas a que lo que se le comunica al electorado es cada vez menos el discurso abstracto de un programa. “Y uno se pregunta: ¿quién lee la plataforma programática?, ¿y es que antes sí se leía?”.

Frente a lo anterior, asevera que en los seis aspirantes se encuentra un cálculo muy fuerte en términos de comunicar una opción política que se transforma en ideas cortas y breves, las que se ven en los debates de televisión, en sus recorridos y en las apariciones públicas.

Adolfo Maya Salazar encuentra que hay más preocupación en cómo se registra en los medios que en la pertinencia de los programas hacia la sociedad colombiana, de hecho cree que los problemas más sentidos no son abordados de manera detenida.

“Hay una discusión más sobre las frases o las opiniones que se prestan para ser descontextualizadas y no sobre las lógicas, sobre la viabilidad y sobre la pertinencia de algunas propuestas, por ejemplo, de cómo se lee el conflicto, las relaciones internacionales, la deuda externa, el calentamiento global o el desplazamiento”.

Y ante lo que en algún momento se pensó como propaganda negra, Jorge Bonilla destaca que, para él, la cultura política de los colombianos es de buenos modales. “El tema de la guerra sucia no tiene los réditos de otras sociedades. Somos hijos del país de los gramáticos, y más allá de los temores esta ha sido una campaña muy de buenas maneras. La propaganda negra se da es en Internet, donde han circulado rumores anónimos”, dice y resalta que si algo ha demostrado el actual proceso es que la red ha desplazado a los grandes medios como productores de la información.

La comunicación de los aspirantes
En el caso de Rafael Pardo, del Partido Liberal, el coordinador de la especialización en Comunicación Política indica que, aunque es un buen aspirante, no tiene un carisma y, además, no emociona al electorado.

Para Adolfo Maya, Pardo es un candidato muy estructurado, serio -no desde su rigidez- sino desde la estructura de sus planteamientos y expresa que es un interlocutor de mucha altura en el ejercicio de la política.

Agrega: “El público del partido de este aspirante no son los jóvenes, aunque la propuesta los incluya. En este caso, el movimiento no hace uso de los instrumentos que cautivan, como la imagen, la música o los slogans. La política no convoca sino tiene la capacidad de actualizarse, es como el amor”, enfatiza Maya Salazar.

En opinión de Escobar Valencia, quien además es el coordinador del Centro de Pensamiento Estratégico de EAFIT, pese a la situación que vive el liberalismo, a Pardo se le nota más suelto y con un discurso más seguro.

Bonilla Vélez comenta que el debate ha dejado ver la contundencia de tres discursos: “Los aspirantes que vienen del Congreso (Petro, Pardo y Vargas Lleras) se llevan por delante a los otros. Ellos tienen la escuela del debate, de atacar y defenderse en el juego político, y eso los tiene formados”.

De Noemí Sanín, la candidata del Partido Conservador, el académico señala que su discurso no es creíble, incluso que se le ve impostado y fabricado. “A veces uno ve cómo que ni ella misma se cree lo que dice, y eso la lleva a cometer errores”.

A juicio de Juan David Escobar, Sanín quiere “agradar pero no convence, dice cosas y agrega, pero es superficial”.

Vargas y Petro
Germán Vargas Lleras, candidato de Cambio Radical, es para Adolfo Maya un aspirante con un discurso muy radicalizado. “Su posición en las encuestas le permite ser más suelto, más crítico, más observador y, la verdad, es que tiene poco que perder”.

Refiriéndose a él, Juan David Escobar anota que Vargas Lleras, junto a Gustavo Petro, candidato del Polo Democrático, han sido los más contundentes y los más convincentes. “Una cosa es que uno comparta o no sus fundamento ideológicos, pero hay que aceptar que reflejan y manifiestan una sensación de seguridad”.

Precisamente en el tema de Petro, Jorge Iván Bonilla lo observa como el candidato de los debates y de los términos de la argumentación política. Maya Salazar, pese a que destaca que Petro ha enfatizado su discurso en lo social, considera que sus simpatizantes se pasaron de bando (para el Partido Verde). 

¿Se llevarán la mayoría?
Finalmente, tanto Antanas Mockus, del Partido Verde, como Juan Manuel Santos, del Partido de la U, y quienes según las encuestas se perfilan como los favoritos, han emitido unos mensajes desde sus discursos que los hacen más propensos a la crítica.

“En la política hay que ser un cuerpo creíble, y el cuerpo creíble en esta campaña es Antanas Mockus, porque en un proceso de esta índole no solo se comunican palabras, sino que se comunican símbolos y cuerpos”, opina Bonilla Vélez.

El académico hace un símil en el que cabe el presidente Uribe, de quien dice es un líder creíble. “Sucede que genera confianza y credibilidad, y cuando se enoja y pide explicaciones se le ve carácter”. Mockus, recuerda el docente, hace que se vuelva a creer que la política también se mueve desde lo simbólico.

Juan David Escobar, por el contrario, argumenta que el aspirante del Partido Verde es poco convincente, dubitativo, borroso y requiere de muchas correcciones. “Una campaña no está para equivocarse, para mí no es claro, y eso no me genera confianza”.

En contraste, Adolfo Maya reconoce que la de Mockus no es una campaña agresiva, porque si se dejara llevar a los terrenos del agravio, sería supremamente débil. “Las otras son campañas que no pierden el semblante veintejuliero, donde se les ve un discurso de izquierda, pero en el ejercicio del poder lo ejercen desde la concepción de la derecha”.

El último de los analizados, Juan Manuel Santos, logró -según Jorge Bonilla- rehacer en las últimas tres semanas su estrategia política. “Lo hizo bien. De él hay que decir que es un candidato amarrado a las viejas formas de hacer política y al voto de antes, y en eso se desenvuelve de una manera interesante”.

Adolfo Maya explica, sobre este aspirante, que no quiere abrir el espectro de la discusión sino que se mueve mucho dentro del elemento mediático, sobre impactar en asuntos que sean de recordación inmediata, ligados a la imagen del presidente Uribe. En ese sentido, Jorge Bonilla reconoce que él no despierta la confianza que genera Uribe, pues no tiene ese carácter y esa capacidad comunicativa del mandatario.

“Santos tiene muy claro lo que tiene que decir, aunque no tenga la fluidez de Álvaro Uribe, y ese referente es muy alto”, menciona el docente Juan David Escobar.

¿Le creen los electores a los discursos de los candidatos? Es la pregunta a la que responderán al elegir a la persona que, en pocos meses, deberá quitarse el uniforme de aspirante para asumir el de presidente.