• La presentación de mañana (8:00 p.m.) en el Auditorio Fundadores traerá una nueva visión de los Fandangos en el Caribe.
• Claudia Calderón Sáenz y su grupo estarán en Medellín para presentar el trabajo Piano Xarocho, Fandangos de Ida y Vuelta. La entrada es libre.
Claudia Calderón Sáenz vive en Venezuela desde hace 25 años. Es una estudiosa del joropo, una música que, según ella, reúne muchos conceptos: “fiesta, danza, canto, baile y que es toda una expresión de arte popular de improvisación sobre patrones de estilo determinado”.
Su presentación será mañana martes en el Auditorio Fundadores de la Universidad EAFIT a las 8:00 p.m., escenario en donde el público de Medellín podrá escuchar Piano Xarocho, una nueva visión de los Fandangos en el Caribe.
El escenario contará con diez músicos bajo la dirección de Claudia, quien también interpretará el piano. Ramón Gutiérrez Hernández estará en la guitarra de son, mandolina, leona y canto; Andrés Tereso Vega Hernández en la jarana, armónica, pandero, quijada y canto; Patricio Hidalgo Belli con el arpa, jarana, poesía y canto; Zenén Zeferino Huervo hará lo mismo con la jarana, poesía y canto; Andrés Flores Rosas con la jarana, pandero, quijada y canto; y Aleph Castañeda tocará el contrabajo.
Los artistas invitados serán Natalia Arroyo, violinista mexicana; Rodrigo Díaz Bueno, violonchelista español residente en México; y Rubí Oseguera Rueda, bailadora mexicana.
De lo que trata la iniciativa
Piano Xarocho es un proyecto camerístico que recrea la tradición musical jarocha veracruzana de México ampliada en forma barroca y contemporánea a través del espectro afrocaribeño del fandango, del joropo colombo-venezolano y del ancestro musical árabe-andaluz, según explica Claudia Calderón.
La pianista, nacida en Palmira (Valle) y formada en Hannover, cuenta que la iniciativa se creó cuando “partimos del estudio y síntesis de versiones antiguas ejemplares y elaboramos esta colección de piezas jarochas, que se enriquecieron con variantes armónicas y matizaciones, en las que se hizo énfasis en los contrastes y se incorporaron registros o preludios y cadenzas de solista”.
Calderón Sáenz expresa, además, que se integraron elementos característicos del joropo colombo-venezolano y técnicas de composición contemporánea: ampliación de los conceptos formales, profundización de la complejidad textural y creación de timbres nuevos como la alternancia de piano con marimbol, bandola llanera con jaranas, mosquito con contrabajo, voces alternadas con zapateado, piano, maracas y quijada, entre otras.
Claudia Calderón ha desarrollado una extensa investigación sobre la música de las costas y de las selvas de Venezuela y Colombia, y transcrito las notas del arpa para ser tocadas en el piano. En esta búsqueda se encontró con el fandango y al estudiarlo llegó a la conclusión de que “el joropo es un fandango tropical”.
“Todas las tradiciones del fandango de los siglo XVI y XVII que vinieron de España a América llegaron a Veracruz, Cartagena, Isla Margarita y el Caribe. Allí se combinaron con las influencias africanas y con las poquitas cosas indígenas que sobrevivieron. Esta mezcla se fue realizando y de ahí surgió el joropo, que también incorporó instrumentos de cuerda: la guitarra renacentista se transforma en el cuatro, el arpa llanera, la bandola que es como el laúd árabe... Todo se fue tropicalizando”, explica.
También relata que al fandango en España, en etnomusicología, se le llama música de ida y vuelta, porque se fue gestando en los galeones que iban y venían, y se transformó con las influencias del Caribe y de América.
En ese sentido, agrega: “Cuando llegaban los galeones se armaban muchas festividades. Cuando la gente se iba se ponía a inventar canciones, a componer y a dar serenatas, y eso es lo que luego se incorporaba de vuelta. La fuerza tropical, el sol, el temple del rigor de la naturaleza y los paisajes, los inmensos ríos como el Orinoco, el Amazonas... Todo esto le daba un aire nuevo al fandango y una velocidad distinta. El fandango español se tropicaliza en América y ese es el joropo”.
Así fue que se convirtió Calderón Sáenz en investigadora de estos géneros musicales. “Un día me dije: tengo que estudiar esta música maravillosa, que solo se refleja en tratados antropológicos, que cuentan cómo se baila o qué es el joropo, pero nadie se dedicó hacer partituras de la música”.
Claudia Calderón concluye que la música que interpretan trasciende lo folclórico tradicional. “A mí, como compositora, lo que más me gusta es buscar las leyes que están dentro de esas músicas y de ahí tratar de recrear y reelaborar. Mi idea ha sido seguirle el camino a Bela Bartok, compositor húngaro”.
La entrada al Auditorio Fundadores es libre para todo aquel que quiera experimentar nuevas sonoridades, una manera distinta de hacer música folclórica del mundo.
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