Reforzar el análisis sobre la crisis de la justicia, atender el desplazamiento interno y externo, analizar el tema cultural para entender el comportamiento “mafioso”, hablar más de oportunidades y recuperar la confianza institucional fueron algunas conclusiones del conversatorio ¿Cuál es la verdadera causa de la inseguridad en la ciudad de Medellín?

A estas premisas se llegó luego de dos intensas horas de discusión en un espacio académico que tuvo lugar en la Universidad EAFIT, y que convocó el programa RCN La Radio de la Noche, dirigido por Claudia Morales, y en el que participan María Elvira Samper y Rodrigo Pardo, ex directores de la revista Cambio.

La conversación, además de estudiantes y profesores, tuvo como invitados a Felipe Palau, secretario de Gobierno de Medellín y alcalde encargado; Jorge Ceballos, subsecretario de Apoyo a la Justicia de la Secretaría de Gobierno de Medellín; Carlos Arcila, miembro de la mesa de Derechos Humanos de la Comuna 6; Martha Peña, directora del Instituto Popular de Capacitación (IPC); y Juan Luis Mejía Arango, rector de la Universidad EAFIT.

Como un ciclo calificó el Rector de EAFIT la situación de inseguridad de Medellín y, para ilustrar esta idea, citó las cifras de homicidio que mostraron logros importantes hasta 2008,  pero que han aumentado en 2009 y 2010.

“Esta es una problema que rebasa a la ciudad y es una reflexión que hay que hacer en plural porque no hay una sola causa”, indicó el directivo.

En estas afirmaciones coincidió Felipe Palau, sin embargo fue enfático en que uno de los mayores agravantes es la persistencia de una red criminal con comportamiento mafioso y de una delincuencia organizada. Dicha red, arguyó, se vio reforzada cuando los cascos urbanos sufrieron un efecto indeseado, debido al programa de desmovilización dentro de la política de seguridad democrática.

“Aunque el porcentaje de desmovilizados que siguió reincidiendo fue muy poco, de todas maneras se concentró en una ciudad, y sumado al fenómeno de los grupos de guerrilla, que tenían también aquí sus retaguardias; más las otras causas estructurales de narcotráfico y delincuencia común, generaron un caldo de cultivo que hizo que el Gobierno Nacional tomara unas medidas como la extradición del 70 por ciento de la cúpula de los jefes paramilitares, lo que produce una ruptura en la red criminal que empieza a enfrentarse”, explicó.

Pero quizás uno de los argumentos esgrimidos por Palau que más llamó la atención fue que en Medellín no tiene asidero la disculpa de que por la pobreza y la exclusión se genera violencia, aunque reconoció que sí hay un problema de acceso a oportunidades.

Además, contó que en 2011 a la ciudad llegarán otros 40.000 desplazados, lo que podría impactar aún más en el conflicto.

Otras voces
En medio del debate también surgieron las causas históricas. Una de éstas fue mencionada por Martha Peña, del IPC, quien se refirió a la crisis del modelo industrial que fue el lugar histórico que encontró el narcotráfico para fortalecerse, según estudios de la ONG en la que labora.

Además, en su opinión, surgió un “empresariado” de la protección, ese que vende amenaza y miedo para luego ofrecer servicios de protección.

La representante del IPC también alertó sobre la familiarización social con la vacuna y los sistemas de crédito informales, aunque destacó los esfuerzos de la administración municipal por apostarle a un gobierno alternativo y transparente.

De otro lado, el mensaje de  Carlos Arcila fue directo: hay que ganarles espacio a los actores armados. “Los actores mandan, deciden, y crean los conflictos en nuestra sociedad”.

Desde su trabajo en el barrio 12 de Octubre, es testigo del control político y económico que pueden tener los grupos armados. Por eso, para este líder comunitario y social es prioritario recuperar la confianza en las autoridades. Y entonces mencionó el hecho de que hay comunidades que prefieren buscar a los actores armados para resolver sus conflictos.

Además, narró el miedo que tiene la gente a denunciar y que, cuando toma la decisión de hacerlo, los procesos son muy lentos. “¿Cuál es el mensaje que le enviamos a la comunidad cuando no se hace justicia frente a los hechos judicializables?”.

También dijo que no se debe creer solo en indicadores de homicidios, porque aunque la cifra baje, o incluso llegue a ser nula, siguen existiendo otras expresiones de violencia como la tortura y las desapariciones.

“¿Qué queremos? Responsabilidades en la comunidad, fortalecer la ciudadanía. Y para eso es importante el acompañamiento institucional”, apuntó.

Enquistamiento de las mafias
Por su parte Jorge Ceballos, también ex personero para Derechos Humanos de Medellín, expresó que el problema es el enquistamiento de las mafias en la sociedad. “Mientras que no haya un consenso de seguridad para desmantelar estas estructuras, los que estamos no pasaremos de ser personas de buena voluntad que luchan en una sociedad enmascarada. No se arregla con combatir solo al combito del barrio”.

¿Dónde está la política de seguridad urbana?, se preguntó al rechazar el hecho de que muchas veces se considera que solo es una responsabilidad del gobierno local.

Ante este planteamiento Juan Luis Mejía Arango señaló que, más que una política de seguridad urbana, se debe hablar de una política integral que tenga en cuenta las otras realidades regionales y nacionales.

¿Y si no existiera el narcotráfico?
Ante la idea de que el narcotráfico es el principal motor de la delincuencia en la ciudad, María Elvira Samper les propuso a los invitados de la mesa que pensaran lo que ocurriría si no hubiera narcotráfico.

El periodista Rodrigo Pardo, por su parte, le recordó al auditorio que la violencia urbana no es solo un problema de Medellín, sino que es algo que se presenta en todas la ciudades. "¿Medellín es violenta por Pablo Escobar?", cuestionó y adujo que cree necesario hacer un análisis menos apasionado del tema para que no se convierta en una pelea de estadísticas que sirva para sumar puntos políticos, sino que sea un trabajo de rigor.

Así, en medio de este debate de diversos matices que por supuesto no arrojó una única respuesta, se invitó a la academia a plantear estrategias más profundas para el análisis del tema de seguridad en Medellín y la búsqueda de soluciones reales.