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Agencia de Noticias / Octubre 2011 Institucional / Incumplir la norma le sale caro a la sociedad

Noticias octubre 2011
Institucional / 12 de octubre de 2011

Incumplir la norma le sale caro a la soc​​iedad

Mauricio García Villegas, expositor este martes 11 de octubre de la cátedra de Atreverse a Pensar, es doctor en Ciencia Política de la Universidad Católica de Lovaina, abogado de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín, autor del libro Normas de papel y profesor de la Universidad Nacional de Colombia.

• Mauricio García, doctor en Ciencia Política, ofreció la conferencia ¿Por qué hacemos trampa?, que hace parte del proyecto Atreverse a Pensar, de EAFIT.
• El docente explicó cómo la viveza, la rebeldía y la arrogancia intervienen en un problema de carácter social y cómo diferentes factores aportan en esta práctica.

La opinión de la gente sobre Atreverse a Pensar 

Si Colombia sigue por el camino del individualismo, propio de un comportamiento asociado a la viveza, continuará en desventaja frente a otras naciones que crecen a partir del trabajo colectivo, de hecho desde el mismo Estado, con prácticas de personas que apelan a la corrupción y a la defensa de sus propios intereses, se induce a la población a asumir esta misma conducta.

Así lo manifestó Mauricio García Villegas, doctor en Ciencia Política de la Universidad Católica de Lovaina y docente de la Universidad Nacional de Colombia, en la conferencia ¿Por qué hacemos trampa?, y que hizo parte del proyecto Atreverse a Pensar, de la Universidad EAFIT. La actividad se desarrolló el martes 11 de octubre.

De esta forma, el incumplimiento de la norma y el fraude académico fueron los temas que se propuso desarrollar Mauricio García, quien se concentró en describir tres tipos de mentalidad presentes en la vida latinoamericana, que considera influyen en estos problemas sociales.

Son estas: la viveza, la rebeldía y la arrogancia. “Pero las mentalidades no son del todo determinantes. También hay que tener en cuenta los contextos en los que aplican, así como el grado de institucionalización presente”, resaltó el académico, también autor del libro Normas de papel.

El docente anotó que si se continúa defendiendo la idea de que todos los ciudadanos adopten la actitud del incumplimiento a la norma, la poca legitimidad que queda en la sociedad colombiana se desmoronará y todos terminarán perdiendo.

El vivo

Según el expositor, es común ver en las historias infantiles y fábulas del continente americano, específicamente en su parte Latina, a héroes principales que son típicos “vivos”, capaces de salir avante en cualquier situación. De esta manera, se puede observar una cultura que le da especial importancia a la astucia como modelo a seguir.

“El vivo es un malo bueno, es un malo que no tiene la culpa de serlo, es más, es así por el medio en el que vive. Por consiguiente, en nuestro subcontinente es mal visto el temperamento del bobo”, indicó.

Sin embargo, la viveza en extremo también es considerada como negativa. “No obstante, el vivo que triunfa, con este triunfo, hace olvidar los medios con lo que lo consiguió. Aquí el fin justifica los medios”.

Como dijo Mauricio García, el vivo es seguidor del individualismo presente en el Siglo de Oro español, característica que al llegar a América, a través de la Conquista, encontró un terreno más que propicio para su desarrollo.

“A un profesor japonés, que dictaba clase en la Universidad Nacional, se le preguntó una vez si el japonés era más inteligente que el colombiano. Contestó que un colombiano es más inteligente que un japonés, pero nunca dos colombianos serían más inteligentes que dos japoneses. Somos una sumatoria de individualidades”.

El vivo, entonces, es un calculador, lo que podría llamarse un actor racional en un mercado, que puede hacer contabilidad de lo que le conviene y no le conviene.

El rebelde y el arrogante

Las otras dos mentalidades descritas por el docente de la Universidad Nacional serían el rebelde y el arrogante.

“Desde la Conquista surge una tradición que supone que la ley debe estar subordinada a la justicia. Nace así el pacto, que puede ser roto si la otra parte no cumple, lo que es nefasto para la consolidación de una cultura cívica para el respeto de la legalidad”.

García Villegas describió, así, que en América Latina la rebelión está alimentada por esa tradición de subordinación, lo que se ha combinado con las ideas socialistas, por lo que el resultado ha sido una sospecha de ley en la conciencia latinoamericana.

“Decía Jorge Luis Borges que los latinoamericanos nos ponemos fácilmente del lado de los ladrones en una película. Hay un menosprecio por la ley”.

Por su parte, el arrogante también resulta de esa conquista española, ya que como comentó el profesor, este subcontinente es la continuación de un mundo feudal que estaba muriendo en Europa.

“Como la corona española no quiso premiar a los conquistadores con títulos nobiliarios, ellos se los inventaron en América para establecer una jerarquía social. Y todavía quedan rezagos de esa jerarquía”.

Es así como los arrogantes hacen su aparición. Ellos piensan que la ley es importante, pero solo aplica para los de ruana. “Por su título, los que estaban arriba eran eximidos de cumplir la ley. Y de esta forma, el ideal es ser como los de arriba, que no tienen que obedecer”.

El taimado y el déspota

Pero, entre estas tres mentalidades pueden también existir cruces. “El taimado es el resultante del vivo y el rebelde, y se puede definir como un rebelde solapado, que incumple la ley pero lo hace calladamente”, afirmó.

Del otro lado estaría el déspota, que según el catedrático y escritor, es la peor mentalidad que puede existir, ya que invoca los valores morales -como lo hace el arrogante-, pero solo porque le sirven para su racionalidad instrumental -como lo haría el vivo-.

“Hay soluciones: para el vivo está la sanción, para el rebelde está un mayor énfasis en la legitimidad y para el arrogante está la cultura de la legalidad. No obstante, se tiende a creer que la sanción arreglaría todo. Si no hay una política pública que emprenda acciones en los tres ámbitos, el problema del incumplimiento no se acabará”, concluyó.

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Nathalia Franco Pérez
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