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Agencia de Noticias / Septiembre 2011 El 11-S volvió el terrorismo un asunto global y no exclusivo

Noticias septiembre 2011
Voceros / 9 de septiembre de 2011

El 11-S volvió el terrorismo un asunto global y no exclusivo


Con una deuda que asciende al 100 por ciento de su PIB, Estados Unidos todavía se recupera del ataque terrorista ante uno de sus mayores símbolos: el World Trade Center. En la imagen el cubrimiento que diferentes medios del mundo le han otorgado a los diez años del atentado del 11 de septiembre de 2001.

• Con el ataque al World Trade Center de Nueva York, Estados Unidos vio vulnerada su libertad, fenómeno que también tuvo sus consecuencias en Colombia.
• El mundo, a partir de ahí, cambió parte de sus dinámicas, entre estas la seguridad y la economía, afectadas por el terrorismo. Docentes de EAFIT analizan el suceso.

Un uso sistemático del terror. Esto fue lo que logró concretar la red Al Qaeda el 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, momento que significó un quiebre para la historia del mundo y que convirtió el terrorismo en un asunto de prioridad para los estados desarrollados, que antes lo consideraban exclusivo de las naciones pobres.

El suceso, además, logró darle un nuevo rumbo a la política y a la economía mundial. La persecución de los terroristas por Afganistán, Irak, Pakistán y otros países de esta región asiática, y una recesión económica que no cede del todo, obligaron a las potencias a cambiar sus dinámicas, lo que afecta y beneficia a otros países en vía de desarrollo.

Y claro, quién no recuerda lo que vivió el mundo aquel momento. El secuestro de cuatro aviones de American Airlines, y su posterior siniestro, dos en el World Trade Center de Nueva York, uno en el Pentágono y el último en un paraje del estado de Pensilvania, lograron sumergir a Estados Unidos en ese desasosiego que, todavía, se mantiene vigente.

Por eso, cuando este domingo 11 del mes nueve se cumplan 10 años del atentado que logró vulnerar la antes impenetrable seguridad estadounidense y que cobró la vida de cerca de 3.000 personas, la opinión pública vuelve a preguntarse por las secuelas y las reacciones que dejó este momento.

Y es que como lo explican Luis Fernando Vargas Alzate, docente del Departamento de Negocios Internacionales; y Adolfo Maya Salazar, profesor del Departamento de Humanidades, ambos de EAFIT, hubo una trasformación del concepto de seguridad en los últimos 10 años, hecho que ha repercutido en una economía mundial con nuevos actores y un Estados Unidos con grandes deudas.

Un nuevo concepto de seguridad 

En opinión de Adolfo Maya, Estados Unidos siempre manejó una hegemonía en el discurso de seguridad a partir de la posguerra. “Y esa seguridad que se expresó, se repitió y se vendió -es decir, se hicieron ver como el país más seguro del mundo - se cayó”.

Así, el 11 de septiembre significa un replanteamiento de toda la cadena de seguridad en el mundo y en especial para Estados Unidos, pues este acto terrorista logró algo que no se había presentado antes: golpear a la potencia en su propio territorio.

Entonces, según el académico, Estados Unidos se preparó en el ámbito de la Guerra Fría para afrontar otra clase de situaciones. “Estableció sistemas de protección para misiles que vinieran de afuera, y resulta que -lo digo con todo el respeto- los terroristas del 11 de septiembre fueron artesanales, ya que utilizaron los recursos estadounidenses y armas sencillas para lograr su cometido”.

Pero el ataque no solo transformó el concepto de seguridad, sino también el de terrorismo, que hasta ahora no cuenta con una definición precisada por la Organización de las Naciones Unidas.

“El terrorismo entra a hacer parte de la agenda global. Entra a convertirse en un asunto que hay que comprender muy bien por parte de los grandes actores de la política mundial y eso cambia también el concepto de seguridad porque militariza la agenda global”, expresa Luis Fernando Vargas Alzate.

De esta forma, el concepto de seguridad humana, presente en el periodo posterior de la Guerra Fría y que procuraba alcanzar niveles de desarrollo para las sociedades, se diluye.

Igualmente, como señala el profesor del Departamento de Negocios Internacionales, cuando el tema militar cobra vida, contraria las tesis de las décadas de 1970 y 1980 que apuntaban a que este rol también se disolvería.

“Hay una disputa para saber qué vamos a entender por terrorismo. Por otra parte, el mundo se volvió más pragmático en construir una ecuación: cualquier tipo de violencia es igual a terrorismo. Pero no todos los conflictos son conducibles a ser pensados como tal y quien se reconoce en conflicto no necesariamente es terrorista”, precisa Adolfo Maya.

Según el docente eafitense, un efecto de esto en Colombia fue la definición del conflicto interno como terrorismo. “Eso tiene una implicación política inmensa porque con los terroristas no se puede construir una salida al conflicto negociada”.

Por otra parte, como lo define el docente Vargas, se presenta el tema de la irregularidad en el conflicto mundial. “El conflicto convencional involucra dos ejércitos, dos contingentes o dos esquemas. Aquí surge un conflicto irregular, ya que no se sabe muy bien dónde está el rival y no se sabe cuáles son las técnicas que va a emplear. Eso dificulta seriamente la prevención de un conflicto o la prevención de un ataque”.

Y es así como se atomiza la sospecha. “Ha habido, desde entonces, una cultura del panóptico, una cultura de la seguridad donde todos somos susceptibles de sospecha, la que puede llegar a ser paranoica”, asegura Adolfo Maya.  

Hacia la economía pragmática  

Desde septiembre de 2001 hay una mayor preocupación por las implicaciones políticas en la inversión económica, y los aliados y los enemigos de la Guerra Fría se reconfiguraron, según lo comenta Adolfo Maya.

“El ataque establece un nuevo mapa mundial, no con el hilo ideológico, sino con el hilo económico. Así, se ratifican alianzas de forma más pragmática. Y van a tener mayor visibilidad nuevos países capitalistas, que ya venían en crecimiento. Aparecen China, Rusia, Australia, Brasil, India, Corea del Sur, Indonesia, Turquía, Vietnam, como los nuevos poderes, que no tienen el título de potencias pero que están en curso de serlo”.

Y como describe Luis Fernando Vargas, luego del impacto de los aviones se viene una reformulación de cuánto se va a gastar o a invertir en el conflicto. “No es un secreto que Estados Unidos hoy invierte más de 640.000 millones de dólares al año en lo militar”.

No obstante, esto va a afectar seriamente la economía estadounidense y la economía global. “Hay análisis, tendencias y estudios que muestran que Irak y Afganistán cuestan, han costado y costarán tanto dinero que eso es parte del déficit que los Estados Unidos manejan. Hoy tienen una deuda que equivale al 100 por ciento de su PIB y eso no es fácil de digerir en términos económicos”.

Para el catedrático, lo anterior explica el hablar de recesión, de afectación económica de orden global, y que el mundo no se recomponga después de la crisis de 2008.  

Estados Unidos hoy “Actualmente Estados Unidos tienen un dolor que difícilmente será borrado”. Esto intuye el profesor Luis Fernando Vargas.

Para el catedrático, hay un sentir, casi generalizado, frente a los grupos islamistas, que no se irá con facilidad y que se explica desde la obra Choque de civilizaciones, de Samuel Huntington, “un libro que muestra que las civilizaciones van a chocar entre ellas y que predijo de alguna u otra manera esto”.
 
Así, uno de los puntos que los estadounidenses difícilmente podrán superar es lo que representa que les tocaran su territorio. Y esto ha desencadenado en el establecimiento de un sistema de seguridad rígido para evitar que un ataque terrorista llegue de nuevo a su nación, basado en un control extremo que ha generado inconformismos.

“Hay un sistema de seguridad que se ha planteado, pero que genera mucha molestia en el turismo, en el ámbito económico. Además, la gente está todo el tiempo condicionada, pensando que si un avión voló muy bajito puede volver a pasar”, resalta Vargas Alzate.

Pero, como anotan los dos profesores eafitenses, no hay una certeza segura de que los que sucedió el 11 de septiembre de 2001 no vuelva a pasar.

“Yo no descartaría la posibilidad de un ataque, aunque no sé si con la espectacularidad de aquel día -no como una expresión celebrativa, sino por todos los elementos que concurren para dar cuenta de unos momentos escalofriantes-. Y es que lo que hace el terrorismo es justamente desdibujar los escenarios: es igual el civil que el militar, es igual el campo de batalla abierto al campo de las labores cotidianas”, puntualiza Adolfo Maya. 

Más información
Juan Carlos Luján Sáenz
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