“La inclusión no es un favor, es un derecho que se conquista”
• Ante los jóvenes parlamentarios, el Secretario de Educación de Quito expuso cómo la inclusión contribuye a la defensa y al ejercicio de los derechos humanos.
• El reduccionismo y la retórica son, para Alfredo Astorga Bastidas, uno de los especialistas invitados, los dos obstáculos principales de la inclusión para el ejercicio de los derechos.
La inclusión educativa como una práctica que contribuye a la defensa y al ejercicio de los derechos humanos fue el tema que desarrolló Alfredo Astorga Bastidas, secretario Metropolitano de Educación de Quito, durante uno de los diálogos temáticos del encuentro preparatorio internacional del Parlamento Juvenil Mercosur 2012.
En este espacio, que tuvo lugar en el Auditorio Fundadores de la Universidad EAFIT, el especialista señaló dos problemas recurrentes que, según él, afectan este tema en la región: el reduccionismo y la retórica.
Frente al primero, explicó que se refiere a la manera de “achicar” el sentido de las propuestas. “Por ejemplo, la manera como el derecho a la educación se reduce al ingreso a las escuelas o cómo el tema de la inclusión se suele resumir en programas para los discapacitados”.
Sobre la retórica, afirmó que se refiere a la tendencia a resolver o aclarar todo desde el discurso, sin tener en cuenta la realidad. “Nadie está en contra de los discursos, por ejemplo, en uno a favor de los derechos humanos, sin embargo, estos discursos suelen estar de espaldas a la realidad”.
Pero, más allá de subrayar estos problemas, el Secretario de Educación quiteño mencionó algunos antídotos contra estas problemáticas. Así, frente al reduccionismo, propuso recuperar el sentido real de los asuntos de interés, de las políticas, de los temas del desarrollo. Es decir, que el derecho a la educación implique, además del ingreso, la calidad de los procesos educativos.
Contra la retórica exigió transparencia, precisión y la claridad en lo que se dice. “El reconocimiento de las exclusiones es la puerta de entrada para la inclusión”.
De esta manera, entre otros puntos, Astorga Bastidas anotó algunas consignas, de acuerdo con las que sería posible la defensa y el ejercicio de los derechos humanos a través de inclusión educativa.
Así, en vez de hablar del derecho a la educación, dijo que se debe hablar del derecho “humano” a la educación; y que la educación de calidad tiene que ser para todos en todas las circunstancias: desplazados, campesinos, ricos, pobres, hombres, mujeres o población con discapacidad.
De acuerdo con el especialista, solo de esta manera se lograría que las diferencias, más que estigmas, sean motivo de orgullo, que lo oculto sea visible, y que lo que ahora da vergüenza sea el reflejo de la identidad.
Finalmente, reiteró que la inclusión es una señal, una prueba de que se ejercen y se respetan los derechos; y subrayó que la inclusión es la mejor oportunidad para ejercer los derechos humanos, mejorar conocimientos, enriquecer las relaciones entre las personas, desarrollar las democracias y fortalecer la integración.
“La inclusión no es un favor, es un derecho que se conquista”, concluyó.
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Juan Carlos Luján Sáenz
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