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Agencia de Noticias / Agosto 2013 Deportes / El espíritu de un deporte sin jueces

El espíritu de un deporte sin jueces​

​No solo son los partidos. En los entrenamientos y luego de los juegos se vive en el ultimate el Espíritu de juego.

 

Por Danilo Mesa Estrada
Estudiante de noveno semestre de Comunicación Social

• La regla más importante del ultimate no es una regla. Se llama Espíritu del juego y es la convicción que tienen los practicantes del juego limpio. 

• El deporte del disco es el único en el mundo con esta particularidad, en la cada jugador tiene la responsabilidad de ser el guardián del partido.

Ni el sol ni el agua impiden que los 20 escoltas del platillo hagan su ritual. Después de correr tras el disco durante el tiempo del partido, otro encuentro más importante comienza: uno al que los dos equipos asisten ya no como rivales, sino como defensores de una esencia.

Cuando termina el encuentro, suplentes y titulares se sientan en un círculo, el “círculo de espíritu”. Allí estiran sus pies, toman agua y se quitan sus camisetas. En esta comunión no se juega, ni se disputa el disco, ni tampoco se cuenta hasta 10 cuando el rival es dueño del turno.

En este ritual dos colores y dos escudos confluyen para armonizar sus diferencias, dar puntos de vista y objetar comportamientos del partido acabado. El protagonista ya no es el plato de 175 gramos.

“Es el desahogo”. Así lo define Juan Felipe Rincón, integrante del equipo de EAFIT. “En el círculo se ponen las quejas o se resaltan las habilidades del rival”.

A diferencia de las demás competencias a campo abierto, el ultimate no tiene un juez que interprete y haga cumplir las reglas, pero tampoco lo necesita. Al mejor estilo de la antigua democracia griega, nadie gobierna a los participantes, basta con su propio criterio. En su disciplina se hace autobalance, se afinan y se recuerdan las reglas después de cada partido.

“Estoy de acuerdo con que esto se utilice porque es lo que le da la limpieza al juego. Entre todos arreglamos nuestros problemas, si los hubo, para recordar siempre el juego limpio”, opina Sofía Cárdenas, estudiante del colegio Siervas de San José de Bogotá.

Esta idea romántica de juego limpio y de administración de las reglas se encuentra muchas veces de frente con el ego del perdedor y, como dice Juan Felipe Rincón, “me han tocado veces en las que el otro equipo simplemente dice que no quiere círculo. El círculo es bacano, pero casi siempre para el que gana, cuando uno pierde ya es muy diferente. Por ejemplo, cuando se pierde una final uno tiene la calentura del partido y no está para ser diplomático”.
 
Lo valioso de esta regla cobra valía al finalizar el torneo. Luego de esta reunión los participantes le dan una calificación a cada equipo y al terminar el certamen el equipo con mejor puntaje recibe un reconocimiento.

El sistema de puntajes del Espíritu de juego evalúa aspectos como el conocimiento y el uso de las reglas, las faltas y el contacto cuerpo a cuerpo, la imparcialidad y la actitud positiva. Estos cuatro elementos son calificados por cada equipo con respecto a su rival. La puntuación va en orden ascendente de cero a cuatro.

El espíritu propio comparado con el del rival es otro aspecto importante en la evaluación y se califica también de cero a cuatro en el que entre menor sea la cifra mejor es el espíritu propio. Es en este punto donde juega la objetividad y la autoreflexión de cada equipo.

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Marcela Olarte Melguizo
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Última modificación: 07/09/2015 15:59