• Esa es la gran conclusión del informe
El emprendimiento en América Latina: muchas empresas y poca innovación que presentó el Banco Mundial en EAFIT.
• El evento se desarrolló el lunes 9 de diciembre con la presencia de Mauricio Cárdenas, ministro de Hacienda; y Daniel Lederman, subjefe del Banco Mundial para Colombia.
Los vientos globales de la economía ya no son tan favorables para los países de América Latina y el Caribe como lo fueron una década atrás, en la que casi 70 millones de personas salieron de la pobreza y otras 50 millones se unieron a la clase media.
Para contrarrestar el auge de ese período el Banco Mundial propone, a través del informe
El emprendimiento en América Latina: muchas empresas y poca innovación, que presentó en EAFIT, enfocar todos los esfuerzos públicos y privados hacía el estímulo de la productividad.
Así lo dijo Isaam Abousleiman, gerente del Banco Mundial para Colombia, durante su intervención en el evento, en el que también participaron Mauricio Cárdenas Santamaría, ministro de Hacienda y Crédito Público; Daniel Lederman, subjefe de este organismo en el país; Rodrigo Moreira Silva, director de Desarrollo Empresarial Departamento Nacional de Planeación; Juan Felipe González Soto, gerente de Innovación de Argos; Juan Felipe Mejía Mejía, decano de la Escuela de Economía y Finanzas de EAFIT; y Gustavo Canavire Bacarreza, director del Cief de EAFIT.
Pero, ¿en qué consiste estimular la productividad? Se trata, según expresó Abousleiman, en establecer un entorno propicio para que los emprendedores puedan surgir, competir e innovar.
Para esto es necesario generar un capital humano calificado para la innovación; mejorar la logística y la infraestructura; aumentar la competitividad internacional, es decir, el volumen de las exportaciones; y mejorar el entorno contractual, que en Colombia se manifiesta en un bajo acceso a créditos para las empresas jóvenes.
El aporte de las grandes empresas
Daniel Lederman continuó con la presentación de los hallazgos del informe haciendo énfasis en el que consideró es el factor esencial para el aumento de la productividad: la creación de empleos formales y de calidad.
“En las grandes economías del mundo entre el 85 y el 90 por ciento de la población económicamente activa lo es con un trabajo asalariado decente. En contraste, en América Latina más de la mitad de los trabajadores integran empresas pequeñas, muchas de estas informales”, explicó el subjefe del Banco Mundial para Colombia.
Lo anterior explica por qué los gobiernos de esta región se han enfocado en la creación de políticas públicas que beneficien a las pequeñas y medianas empresas (Pymes).
Sin embargo, añadió el funcionario, esta visión puede ir en detrimento de la productividad a gran escala, pues son las grandes empresas, aquellas que emplean más número de personas y que tienen más trayectoria en el mercado, las que pueden jalonar el desarrollo económico e impactar el empleo formal de un país.
“Se deben propiciar políticas para que las grandes empresas generen procesos de innovación y emprendimiento. Es decir, que sean capaces de introducir nuevos productos y nuevos métodos de producción, de capturar nuevos mercados y de suministrar nuevas materias primas”, manifestó Lederman.
El caso colombiano
Para Mauricio Cardenas, ministro de Hacienda y Crédito Público, el análisis que presentó el Banco Mundial es un gran insumo para la creación de políticas públicas en el país, pues en Colombia dos tercios de las empresas son informales y dos tercios de los empleados no reciben beneficios por su trabajo.
Este panorama, comentó el Ministro, es muy costoso en términos de crecimiento, productividad e innovación, lo que se manifiesta en desigualdad. Por eso, desde el Gobierno se han implementado acciones que favorezcan la formalización del empleo, que según él, es el origen de todas las virtudes económicas.
Dos acciones se destacan en este propósito. En primer lugar, la reducción de los costos no salariales que introdujo la reforma tributaria de 2012, que ha dado resultados positivos como la disminución del índice de miseria que, por primera vez desde 1955, está en un digito (9.7 por ciento).
En segunda instancia, las inversiones que se han hecho en infraestructura, que tendrán un gran impulso en 2014 gracias a las Autopistas de la prosperidad y que reducirán el desempleo a niveles inferiores al 8 por ciento.
La gran deuda, concluyó el Ministro, está en el campo de la educación. La manera de contrarrestarlo será con un mayor acceso de la población a becas y créditos, y a mejores formas de pago.
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Gustavo Canavire Bacarreza
Director del Centro de Investigaciones Económicas y Financieras de EAFIT
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