Ciudades hermanas. Eso son Medellín (Colombia) y Monterrey (México), dos urbes que, desde sus gobiernos locales, le apuestan a la superación de sus problemas desde un urbanismo que se piensa en escala humana.
Así, con motivo de la séptima edición del Foro Urbano Mundial, que se cumple en la capital de Antioquia entre el 5 y el 11 de abril, Gabriel Todd Alanis, director general del Instituto Municipal de Planeación Urbana y Convivencia (Implanc) de Monterrey; e Indira Kempis Martínez, directora del Laboratorio de Convivencia de esa ciudad mexicana, hablaron de las experiencias de transformación de su ciudad y de cómo estos tuvieron un origen en Medellín.
¿Cómo se acercó al modelo de Medellín?
Gabriel Todd Alanis: Fue a través de una conferencia que ofreció, en 2006, el entonces alcalde de Medellín Sergio Fajardo Valderrama, en la que hablaba de la transformación de la ciudad a partir del espacio público pensado para sus habitantes.
¿Qué experiencias de Medellín fueron posibles de replicar en Monterrey?
Gabriel Todd Alanis: Integramos las zonas marginadas próximas al centro de la ciudad a través de proyectos como centros comunitarios integrales con espacios para el deporte, la educación y el tema laboral.
¿Cómo fueron recibidos estos espacios por parte de la ciudadanía?
Gabriel Todd Alanis: En principio muy bien. Han estado funcionando de manera adecuada, aunque faltó un poco de apropiación de parte de ciertos sectores de la comunidad. Todos los días van alrededor de 4000 personas a trabajar allí.
¿Cómo interpreta este tipo de experiencias?, ¿así se deben pensar las ciudades desde el urbanismo?
Gabriel Todd Alanis: Las ciudades cambian y los programas también tienen acentos diferentes porque la vida es orgánica, pero, en países como el nuestro, ir con lo mejor para los más humildes y trabajar sobre la escala de lo humano es algo que se debe hacer para avanzar hacia la equidad social y urbana.
Respuestas en el trópico
Por su parte, Indira Kempis dirige el Laboratorio de Convivencia de Monterrey, un proyecto de experimentación e investigación urbana que apoya a los institutos de planeación municipal en la formulación de políticas públicas.
¿Cómo involucran a la comunidad de Monterrey en los proyectos del Laboratorio?
Indira Kempis: Con la herramienta de la experimentación encontramos una forma de comunicación y autoaprendizaje colectivo. Infortunadamente vivimos en una ciudad en la que el enfoque humano y los temas que se refieren al urbanismo social no han sido socializados y comprendidos. Tenemos municipios en los que hay más autos que personas y esa situación es un indicador que nos dice que la comprensión de los problemas urbanos y sus soluciones todavía está incompleta.
¿Considera que el Laboratorio ha sido exitoso en su labor de integrar la comunidad al debate público?
Indira Kempis: Estamos en la antesala de poder crear una concientización fuerte y de poder incidir en la creación de políticas públicas que involucren las demandas de la ciudadanía. Lo más importante es que hemos logrado abrir el debate para la comunidad y que este ya no es un monólogo de los políticos y los empresarios. Ahora es un diálogo plural que cuestiona los problemas que tocan a la mayoría de las personas de Monterrey. Hemos logrado cambiar la agenda de los medios y de quienes toman decisiones.
¿Qué expectativas tiene con el Foro?
Indira Kempis: Este es un espacio en el que nos reencontramos con los amigos de los que hemos aprendido. Nosotros vivimos a dos horas de Estados Unidos, pero tenemos un modelo texano mal copiado. Por eso viajamos a Medellín en busca de respuestas, hemos mirado al sur y no al norte. Aquí estamos de nuevo para ver cómo se encuentran las experiencias que fueron el antecedente de lo que hacemos en nuestra ciudad.
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Marcela Olarte Melguizo
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