El proyecto Rehabitar la montaña, que se relaciona con la identificación de estrategias de anticipación de ocupación informal, es uno de los trabajos que elaboró el Centro de Estudios Urbanos y Ambientales (Urbam) de EAFIT y que se presentó el viernes 11 de abril en el Foro Urbano Mundial, actividad que, precisamente, concluyó este día.
La iniciativa eafitense se enfoca en analizar estrategias de anticipación de la ocupación, con el fin de prevenir desastres y eventos que afectan a la población más vulnerable de la ciudad. Así, de acuerdo con Francesco Orsini, gerente de Proyectos de Urbam, el 30 por ciento del territorio urbano de Medellín es informal.
“La frecuencia de los desastres en la ciudad aumenta progresivamente por ese crecimiento desordenado”, advirtió. De esa forma, en este proceso se plantean estrategias de anticipación y mitigación de ese riesgo, para garantizar una permanencia segura de la población, debido a que, según Franceso, no se puede reubicar a la población en masa.
En el proyecto Rehabitar la montaña la reconstrucción del tema de los actores y los procesos desde la comunidad ha sido lo más importante. “La solución no es trabajar de arriba hacia abajo, al contrario, la fuerza debe estar en la comunidad”, enfatizó.
Y con el fin de involucrar a la comunidad se realizan encuentros con los representantes de La Cruz y La Honda, en la Comuna 13 (Medellín), para generar decisiones que sean aprobadas por ellos.
Así mismo, en La Honda y en La Cruz hay 500 voluntarios que han sido entrenados, de manera informal, para responder a ese tipo de eventos, tal como lo explicó Joseph Claghorn. “El punto más importante es el componente técnico, sin embargo desde Urbam ha sido fundamental el proceso de aprendizaje”, dijo el académico.
Otras iniciativas
De acuerdo con Joseph Claghorn, el segundo proyecto piloto en torno a ese tema es el de gestión de agua. “No podemos cambiar la composición de las laderas, pero sí cómo se mueve el agua por estas”, resaltó.
Dentro de los datos preocupantes en ese tema es que cuatro de los grandes deslizamientos del Valle de Aburrá estuvieron relacionados con el factor humano.
Las estrategias también se dirigen a intervenir no solo los sitios ocupados, sino los que pueden serlo a futuro, además de implementar sistemas de bioingeniería, por ejemplo, a través de la siembra de tomates para estabilizar la ladera.
La financiación de este proyecto se logrará con recursos de la ciudad, actores externos y organismos internacionales. Por ahora, algunos de los pasos a seguir son un estudio regional de tierras en movimiento, la implementación de proyectos piloto y la monitorización del proceso durante tres años.
“Estamos con mucha expectativa. Es un cambio fundamental y un gran avance que se hagan este tipo de ejercicios, pero deben ir más allá de un manual”, manifestó Juan Fernando Zapata, de la Fundación Sumapaz.
Aunque se trata de un proyecto piloto y no ha sido implementado en Medellín, Alejandro Echeverri Restrepo, director de Urbam, sostuvo que la gran preocupación que se tiene en la ciudad es la necesidad de dar respuestas y alternativas que involucren la construcción sostenible.
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Marcela Olarte Melguizo
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