Indagar por las necesidades de los barrios en los que viven fue la primera tarea con la que inició el proyecto. Movilidad, energía, manejo de residuos e infraestructura surgieron como los temas que debían ser mejorados en la ciudad. Acompañados por el GME, los participantes idearon sus propuestas para darles solución a estos problemas.
Sara Mazo Sarmiento, de 13 años y estudiante de la Institución Educativa Barrio Santa Margarita, descubrió, junto con su grupo, que un problema central en algunos barrios de Medellín es la imposibilidad de pagar la energía eléctrica, por lo que se ven obligados a subirse a los postes o a pasarse los cables entre las casas para obtenerla.
“Buscamos una idea para generar energía de forma alternativa, para que las personas que no tienen suficientes recursos puedan acceder a esta sin riesgos”, cuenta Sara.
De esta manera surgió el proyecto de ingenio de construir un parque con bicicletas estáticas que, al ser utilizadas, generen energía que sea almacenada en baterías recargables y que, posteriormente, sean utilizadas como electricidad en las casas.
Para Mónica Álvarez Lainez, doctora en Física e investigadora del GME, esta idea, que ya se ha trabajado antes, es interesante porque aprovecha la energía que se gasta una persona al pedalear en la bicicleta para reutilizarla en otras funciones como la que planean los jóvenes.
Por su parte, otro grupo de participantes propone una solución para el manejo de residuos en la ciudad. Se trata de una compostera que transforme los desechos orgánicos en abono que luego puede ser vendido.
“El manejo de los residuos de la ciudad es muy malo. Por eso queremos comenzar enseñándole a la gente que las cáscaras de fruta u otros residuos orgánicos tienen otros usos y que, en lugar de tirarlos a la basura, los podemos utilizar para hacer compostaje”, dice Brayan Sierra Durango, estudiante de octavo grado de la Institución Educativa Barrio Santa Margarita.
La profesora Mónica Álvarez resalta la viabilidad de este proyecto porque es un proceso sencillo que se hace con material orgánico y que, además, ya está establecido en algunos países. También, destaca la capacidad de los jóvenes de promover el empresarismo con la idea de vender el compost.
Otros proyectos para manejar los residuos son el diseño de robots que transformen la basura en objetos útiles, canecas con sensores que determinan su capacidad para almacenar residuos y un “basutrón”, una máquina que recibe material reciclable a cambio de bonos para comprar alimentos.