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Resultados Concurso Microrrelato 2022

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​​​​VII CONCURSO NACIONAL UNIVERSITARIO DE MICRORRELATO PALABRAS CONTADAS 2022

DIRECCIÓN DE DESARROLLO HUMANO-BIENESTAR UNIVERSITARIO

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Ganadores

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Primer lugar: 

“TDAH”

Angélica María Sierra Franco, profesora de Arquitectura de la Corporación Universitaria del Caribe - CECAR.

-Hijo, dibuja la letra O.  -Mira mamá, parecen las ruedas de un camión, la luna cuando está preñada, el cero, la sombra de mi cabeza, los ojos de mi hermanito, las sortijas del abuelo. -Que dibujes la letra O.  -Mamá ¿y si las juntamos y hacemos un ciempiés o el engranaje de un reloj? ¿Y si cada letra O es una burbuja cuando se rompe y hace ¡Plap!, pero con O? ¿Qué tal mamá si te hago un collar de letras O? ¿Te diste cuenta mamá de que todo mi cabello dice O O O O O O?

Segundo lugar:

“La herencia de mi padre”​ 

Moisés Isaac Duque Gómez, estudiante de Estudios Literarios de la Universidad Pontificia Bolivariana​.

Uno vive para el fin de semana. Así coreaba mi padre los lunes cuando apenas empezaba a trabajar.  Cansado de buscar una nueva esposa, no paró de beber gran parte de las liquidaciones.  En ese entonces todos eran negros. Cuando los chevettes se pintaron de amarillo, mi padre me dijo que continuara con el negocio. Ya había comprado su carro y para mis veinte años, un taxi no era mal trueque: cambié esa tal universidad por el oficio.  Aún así, no creo que la vida sea tan torcida para el amor. Entre carrera y carrerita estoy encontrando mujeres lindas, simpáticas más que todo.   —No, mi amor. Hoy amanecí más enamorado de usted…, me bañé con jabón Rey y todo.   —Usted tan Ordinario.   —Ordinario no, qué va. Antes venga, ¿nos vemos a la noche? Nos tomamos alguito suave.   —De una. Vamos. Yo me merezco un descanso.   —Me imagino. En una horita paso.   —Bueno pues. No se vaya muy lejos que con estos tacos… Lo coge la noche.   —No se preocupe por que yo por usted no cojo las que van pal sur.   Yo al final también estoy esperando. Parece que los oficios heredados traen también algo de condena.


Menciones especiales ​



  • “Contemplación” - Pablo Sierra Saldarriaga, estudiante de Ingeniería de Diseño de Producto de la Universidad EAFIT.

Es en un zoológico. Más bien, dentro. En la jaula. La del león. Del niño solo queda una mitad, La que mira.​

  • “¿Todos de acuerdo?” - Adrián Esteban Roldán Ortiz, egresado de Negocios Internacionales de la Universidad de San Buenaventura. 

A la puerta del señor Bocatti llegó la amenaza en un sufragio hecho con letras de periódico recortadas y pegadas en una cartulina: “Los mataré a todos”, decía.  Con ánimo sereno y expresión imperturbable dio la orden de convocar la familia a una reunión extraordinaria. De todo el país llegaron para decidir juntos las medidas a tomar con el fin de lidiar con la primera declaración oficial de guerra.  Se habló de los orígenes de la familia, de cuando el primer Bocatti se asentó en Colombia luego de abandonar la expedición Humboldt en 1802, y de cómo los negocios los habían llevado ahora a estar en el ojo del huracán gracias a los intereses de las otras mafias en quedarse con su participación en el tráfico de partes contrabandeadas para bicicletas.  Decidieron, cómo primero, evitar reuniones; nada de aniversarios, cumpleaños, ni conmemoraciones de fechas especiales que pudieran servir como pretexto para que sus enemigos materializaran sus intenciones.  —¿Todos de acuerdo? —preguntó el señor Bocatti.  Se escuchó el “Sí” mezclado con el barullo de los comentarios. Luego, un destello iluminó la sala, justo antes del estruendo que volvió escombros la casa y dejó sepultada la familia tras el primer atentado.​

  • “Coincidencias” - José Joaquín Duque Mejía, egresado de Gerencia de Sistemas de la Universidad Pontificia Bolivariana. 

Ella y él pelean por teléfono. Ella le dice que ya no lo quiere y que está harta de esta relación. Él responde que también está harto –hasta la coronilla–  y que tampoco la quiere más. Antes de colgar ella le dice que va a llamar a su ex que en todo este tiempo no ha dejado de escribirle, y él responde que le pasa lo mismo con su ex y que también la llamará al instante. Cuelgan. Los dos se quedan mirando el teléfono. Comprenden que fue una discusión estúpida que no daba para tanto, y piensan, a la vez, que volver a llamar al otro sería inútil: no me va a contestar. Entonces él sale a la calle, toma un taxi y se va a arreglar esto personalmente con ella. Entonces ella sale a la calle, toma un taxi, y se va a arreglar esto personalmente con él.​​

  • “El mar según el gato” - Tatiana Mejía Escalante, estudiante de Literatura de la Universidad Autónoma de Bucaramanga - UNAB. 

El mar según el gato es la felicidad.  La fuerza del océano trae caracolas hasta la orilla, con cautela el gato se acerca, olfatea, juega con ellas, luego las devuelve al agua pensando que el vaivén de las olas es lo mejor que le ha sucedido. El gato duerme en la playa escuchando el susurro del mar, su manto son las estrellas, su sueño navega en la noche. Cuando el hambre despierta, sus garras atrapan peces en la corriente que refleja los rayos del sol.  El mar según el gato es un misterio.  La marea sube y el gato salta, la marea baja y el gato ronronea. El mar besa sus bigotes, el gato acaricia su grandeza. La inmensidad del lugar regala al gato placer, las ballenas acompasan sus cantos con los salvajes maullidos, las sirenas conceden deseos a la pantera de las humedades.  El gato es la deidad de este rincón del planeta, el mar aplaude sus travesuras revolcándolo en la arena, ahuyentando las embarcaciones cercanas, confundiéndose con el cielo en el horizonte.  El mar según el gato es la existencia.​

  • “Un, dos, tres” - Laura Cristina Castrillón Valencia, egresada de Comunicación Social – Periodismo de la Universidad Pontificia Bolivariana.

Un, dos, tres. Corre adrenalina en las piernas.  Cuatro, cinco, seis. No me decido.  Siete, ocho, nueve. Se acelera el corazón.  Diez, once, doce. Mariposas en el pecho.  Nada más emocionante que jugar entre las ruinas de la casa vieja de la esquina. Aguantar las ganas de orinar. Respirar pasito. Evitar el crujido de las cañas en el piso. Vigilar al enemigo entre las ruinas. Deslizar el dedo por el papel tapiz de flores. Contener el estornudo. Soportar el vacío de cada segundo de silencio y, esperar el momento justo para salir corriendo.  ¡Un dos tres por mí!​

  • “El sueño de Verona” - Danny Alexander Escudero Zapata, egresado de Ingeniería Mécanica de la Universidad de Antioquia. 

Ella me dice que está soñando. ¿Cómo es posible?, me pregunto. Quiero creerle, es sabia; a tan corta edad, A sabe muchas cosas. ¿No será a su vez el amor que siente por ella el que la hace afirmar tal cosa? Tiene muchos años, es cierto, pero pienso que no es impedimento: ¿acaso no sueñan los viejos? Está ciega, es claro, todos lo vemos, ¿no lo ve usted, señora? Sea eso, quizá, el impedimento, digo. Sus ojitos revolotean, abiertos, pero A me dice que está dormida. Menea las patas, la respiración se acelera; A posa su mano sobre ella, suavemente, para que no se despierte, me dice. ¿Será que es cierto que sueña? ¿Qué verá si está ciega? ¿Vienen sus imágenes del recuerdo? ¿Será entonces que recuerda? ¿O a ella, como a mí, el tiempo se le pierde en el nebuloso pasado?​

  • “Matinal de Centro...”​ - Maria Camila Suárez Makiud, empleada administrativa de la Universidad EAFIT. ​

La que vende cigarrillo y mecato en un coche infantil, que amarra la candela porque si se hiciera un ranking de las pequeñas cosas más robadas, esa estaría en el top. El que saca su carro del parqueadero para parquearlo en el parque y vender la fruta picada y el jugo de naranja, el mismo que para picar la fruta se pone un guante y con la mano del guante recibe y devuelve. El indigente al que le dan un buñuelo y le da la mitad a otro indigente. Los que salen de misa y se sientan en la fuente de San José a tomar café con leche o perico, que no son iguales. El viejo del tránsito que le reniega a otro más viejo, que no es tránsito, porque no cruza la cebra rápido. Malparido. La de la lotería. El que repara relojes y cuelga un letrero pintado a mano. Los que amanecieron tomando chirrinchi en San Ignacio. El busero que parece harto de ser busero y acosa a los pasajeros en la montada. Colabóreme que ya le devuelvo.  - ¿Es esa la cotidianidad destinada a ser paisaje? - Sí. - ¿Hay más? - Esos ya serían muchos matinales.​


Noviembre de 2022

Departamento de Desarrollo Artístico

Desarrollo Humano-Bienestar Universitario​​









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