Fenómenos como la reducción del consumo de plástico en general, el poliestireno expandido (icopor), el papel y energía impactan a las compañías y a la forma como hoy entregan sus productos al consumidor final. Por ello,
el empaque debe ser un vehículo adecuado para entregar los atributos de las empresas y un generador de experiencia que va más allá de un rol netamente funcional. Para la consultora KPMG, en su informe Future State 2030, hay nueve megatendencias que estarán generando cambios en los gobiernos, las industrias y el contexto social que vivimos. Entre ellas, encontramos el cambio climático, el agotamiento de los recursos naturales y una economía muchísimo más interconectada a nivel global.
Teniendo en cuenta los desafíos que este contexto plantea a las organizaciones, es importante entender
los empaques como medios que nos permiten persuadir y convencer a los compradores en el momento de la pre-compra, la compra, el uso y el reciclaje. Todas estas etapas deberán tener en cuenta la responsabilidad social y ambiental que hoy demandan las personas para minimizar su impacto negativo en la sostenibilidad del planeta.
Para actuar y evolucionar los modelos de negocio actuales es importante conocer las tendencias globales y por industria, las cuales cambian las reglas del juego y crean nuevos horizontes de oportunidades. En este panorama serán protagonistas las mejores prácticas en los procesos y en el uso de materiales sostenibles sin olvidar la interacción entre los empaques y los consumidores.
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