Adicionalmente, en los últimos años las diferentes instituciones de educación superior en Colombia han visto cómo el plagio, manifestado sobre todo en copiar y pegar de Internet o de libros, sin la apropiada citación, se ha vuelto una práctica frecuente entre los estudiantes, e incluso, entre algunos pocos docentes.
Con el fin de formular un proyecto más integral, el grupo gestor de Atreverse a Pensar decidió abordar el fraude académico más ampliamente partiendo de la tesis de que éste es una manifestación de un problema sociocultural y de un sistema de valores y creencias de los colombianos, y no obedece solo una conducta específica. En ese sentido, se planteó la siguiente hipótesis: El culto a la viveza, tan imperante en esta sociedad, lleva a justificar en gran medida el incumplimiento de normas, aludiendo a decenas de razones, que en últimas hacen que cada quien defina su código moral y que la ética termine siendo relativa a cada individuo. En ese contexto, la ética, la integridad y la responsabilidad son valores que se ven amenazados diariamente, tanto en el contexto académico como en el de la vida cotidiana.
Aunque no hay evidencia científica de que quien comete fraude académico necesariamente será un corrupto, o quien tira basura a la calle llegará a ser un empleado deshonesto, no es aventurado afirmar que quien no acata las normas y a menudo encuentra caminos para evadirlas – tengan éstas o no sanción de alguna naturaleza – desarrolla dentro de sí un sistema de creencias y unos hábitos que lo influenciarán en distintos momentos y contextos de su vida a actuar en forma poco íntegra, incluso sin ser consciente de que lo está haciendo.
Juan Luis Mejía, rector de EAFIT, habla de lo que implica ser mejor, no solo en el campo académico, sino en todas las dimensiones del ser humano.
Por esto, la Universidad EAFIT, en su papel de formador de profesionales y educador de ciudadanos, cree que debe hacer un alto en el camino y abrir un espacio para poner estos asuntos en la conversación y el análisis de la comunidad eafitense.
Si bien la Universidad es consciente de que en la ética de los ciudadanos influyen un sinnúmero de factores, sí cree urgente que la posición de nuestra comunidad universitaria frente a conductas como la corrupción, la deshonestidad, la mal entendida viveza paisa y el engaño, sea cuestionada.
Es así, como en 2012, el Consejo Superior de la Universidad establece Atreverse a Pensar como un programa institucional permanente “orientado a la prevención y erradicación de cualquier forma de fraude académico o administrativo, y a garantizar el pleno respeto de los derechos de autor por parte de estudiantes y profesores, en todas las actividades académicas".
En síntesis, este programa institucional busca propiciar una deliberación y una reflexión sobre estos diferentes fenómenos que tanto daño le están haciendo al país. Los dilemas éticos que aquí se proponen, trasciende la decisión de actuar correctamente. Es una invitación a la excelencia, a la integridad, a lo más básico de la persona. La invitación no es solo a ser mejores trabajadores para tener una vida digna; sino la satisfacción del trabajo bien hecho y la realización personal.
En esencia, la invitación es a Atreverse a Pensar.