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La moneda que rompe la balanza. ¿Es libre el voto?

​​​​​​​​Por: Susana Bejarano, Antioquia Visible.​

​​​​​​​​​​​Por Susana Bejarano, Antioquia Visible.​

Según el concepto de democracia, el derecho para votar es de todos, es universal. Esta concepción de la democracia ha sido quizás la más antigua y la más conocida; ahora bien, ¿realmente es universal el voto? Al menos en Colombia, podemos decir que no lo es, justamente por la prohibición del voto militar, según la cual militares y policías no pueden tener participación en los procesos electorales de la nación. Para muchos, esta es una medida justa, especialmente, teniendo en cuenta el contexto histórico latinoamericano en lo que respecta las dictaduras militares y los estragos que estas dejaron. Para otros, esta medida es obsoleta, basándose en la premisa de que otros países que implementan el voto militar han sido exitosos en el proceso y no ha traído ningún tipo de contratiempo. Sin embargo, ¿es tan simple la discusión? Más que dar una respuesta al debate, pretendo esclarecer la complejidad del mismo y aún más en países como el nuestro donde el deseo de control y poder político se esparce por el aire como un mal que nos asecha.

En primer lugar, hay que explicar por qué es importante tener este debate pues muchos dirán que, de entrada, el voto militar está prohibido en Colombia y, a pesar de que esto es cierto, en el futuro podría no serlo. A inicios de este año, el representante del Centro Democrático, Ricardo Ferro, introdujo al debate público la idea de materializar el voto militar, la cual sería posteriormente radicada por el Partido Colombia Justa-Libres y con el apoyo de los partidos de gobierno (El Espectador, 2020, https://cutt.ly/zgsztKp ). La iniciativa de este partido consiste en reformar el artículo 219 de la Constitución, que dice:

La Fuerza Pública no es deliberante; no podrá reunirse sino por orden de autoridad legítima, ni dirigir peticiones, excepto sobre asuntos que se relacionen con el servicio y la moralidad del respectivo cuerpo y con arreglo a la ley. Los miembros de la Fuerza Pública no podrán ejercer la función del sufragio mientras permanezcan en servicio activo, ni intervenir en actividades o debates de partidos o movimientos políticos. (Constitución Política, art. 2019).

Claro que una gran parte de los militares y policías han respondido favorablemente a la iniciativa, expresando la urgencia en la necesidad de recuperar el ejercicio del voto para velar por la defensa de sus “derechos e intereses institucionales" que se ven constantemente amenzadados, según dijo el brigadier general Jaime Ruiz.

En adición a esto, los ponentes del proyecto aseveran la pertinencia del mismo dado que diferentes países en el mundo han adoptado el voto militar y de manera satisfactoria, entre estos se encuentran: Reino Unido, Estados Unidos, Francia, España, Suiza, Suecia, Israel, Bolivia, Perú, Ecuador, Chile, Argentina y México (El Espectador, 2020, https://cutt.ly/zgsztKp ). Incluso, para reafirmar su posición sobre la iniciativa, los partidos del proyecto hacen alusión a la concepción de democracia tratada al inicio de la columna; argumentan que la implementacón del voto militar es una forma de “fortalecer los postulados democráticos", reconociendo el derecho de votar “a quienes defienden la soberanía, independencia, integridad del territorio y del orden constitucional" (como se citó en El Espectador, 2020, https://cutt.ly/zgsztKp ).

Claro que puesto así, el asunto parece más que evidente: se debe permitir el voto militar, pero recordemos que es un debate más complejo de lo que parece. Si bien son varios los países que lo implementan, no debemos caer en el típico error de compararnos con países que poco se parecen al nuestro, países que no comparten nuestra historia y que poseen sistemas políticos, sociedades y culturales muy diferentes a las nuestras. Es pertinente comprender que, en principio, la prohibición del voto militar se dio en el gobierno de Enrique Olaya Herrera (1930-1934) y, posteriormente en 1945, fue elevado a la Constitución dado el contexto de guerra interna y división bipartidista, vivido en la segunda mitad del siglo pasado (El Tiempo, 2020, https://cutt.ly/zgszsfS )Además, cabe mencionar que en ninguno de los países expuestos en el proyecto que ya implementan el voto militar hay una situación de confrontación ideológica interna e, incluso, que en varios de aquellos el voto militar fue impuesto a partir de la dictadura (como en el caso de Argentina y Chile) (Santa[1], 2020).

Mi propuesta es que entendamos, que lo que le sirve a otro país no tiene por qué servirle a Colombia. Debemos ser cuidadosos con propuestas como estas puesto que pueden representar un problema grave en la separación de poderes; permitir el voto militar podría significar un desbalance entre el ejecutivo y los policías y militares. Si los últimos tienen la posibilidad de votar, entonces su unidad y obediencia hacia el ejecutivo puede verse en entredicho, al llegar a la cabeza del mismo un individuo al cual, en tiempo electoral, no apoyaban; o incluso, pueden llegar a ser politizados por el ejecutivo en búsqueda de una palanca electoral. En otras palabras, la capacidad de seguir órdenes por parte de los policías y militares se vería impedida por el sesgo ideológico, perpetuado en las elecciones. Poniéndolo en cifras reales, hay alrededor de 330.000 efectivos de cuerpos armados (ejército, fuerza aérea y naval) y 147.000 de cuerpos civiles (policías e IMPEC) (Santa, 2020); serían entonces alrededor de 500.000 individuos con un peso electoral importante y con una ideología ya bastante marcada.

Con todo esto, mi invitación es que no seamos ingenuos, pues mal haríamos en aceptar una propuesta por la premisa de que otros países también la implementan. Lo que debemos hacer, en mi opinión, es considerar el proyecto en razón de nuestro pasado y presente político, social e institucional porque dudo de que Colombia posea como país y como Estado la capacidad de afrontar una medida tan radical como esta.


[1] Se realizó una entrevista a Santiago Santa, conocedor sobre el tema de las fuerzas armadas en Colombia.​