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Flores para Ethel Gilmour

Espacio de confluencia


Exposición Flores para Ethel Glimour

 

Por: Imelda Ramírez y Maria del Rosario Escobar

La presencia de Ethel, tan activa y determinante en el momento de enfrentar una exposición, permanecía en la galería aún después de la apertura, pues siempre, además de los cuadros, había un mueble, un indicio de la casa, una prolongación de lo íntimo aún en lo público de la exhibición. A dos años de su muerte, el equipo de investigación enfrentó su ausencia como punto de partida para encarar el proceso curatorial. Esta vez, las flores, símbolo de la vida, son el signo vinculante de la existencia y su ciclo, del arte y su permanencia. Ethel pintó flores constantemente: primero, estaban presentes en los bodegones, en la mirada detenida del paisaje de la casa; luego, las flores se hicieron parte de la obra como el punto de inflexión entre la belleza de lo cotidiano y la brutalidad de la violencia. 

(Para Jorge Uribe)
Estas son las flores y la nieve juntas para ti - mi gran oveja. Espero que estés bien.

Te extraño siempre.
Tu Ethel

En esta exposición, por tanto, se trata de recoger dentro de la obra de Ethel las flores que ella nos fue dejando, como un rastro, como una pista de su mirada, que iba de lo íntimo a lo colectivo, de lo autobiográfico a la historia como contexto. Y también, la oportunidad de entregarle flores, a manera de homenaje.

Que Ethel no está, se plantea como un punto de inflexión en la narración que ella hizo en primera persona. En la última muestra que realizó en la Universidad EAFIT, la artista evadió mostrar la producción de aquel momento, relativa al cáncer que sufría y a la visión de la vida que a partir de la enfermedad matizó. Aquí, en consecuencia, se da cuenta de ese momento, pero también de la trascendencia de su obra a partir del análisis, de investigaciones y hasta de diálogos con otros artistas y los nuevos medios. De ahí las flores, la enfermedad y un recorrido por obras que son testimonio de su intimidad y de su conciencia política.

La memoria, como ruta que recorre transversalmente este trabajo, fue la que demarcó la recolección de fotografías, documentos, escritos, hojas de cuaderno e inclusive obras y objetos. La exposición, a veces a la manera de las citas de pie de página, va y viene sobreel tiempo de la vida de Ethel, pues expone un poco sobre cada uno de estos momentos personales y profesionales.

Diferente de una retrospectiva y sin un curso cronológico definido, la muestra da cuenta del duelo y la ausencia, y se plantea como un puente que cierra el testimonio de vida de la artista para encarar el trabajo que luego otros investigadores y curadores seguramente harán, a partir de su obra y del recuerdo de su filosofía de vida y del arte. Es por ello, que inclusive el documental presentado por Fernando Mora Melendez, Elegía para Ethel Gilmour, se inserta también en la misma dinámica del documento y del fragmento sin tener la pretensión de ser una antología exhaustiva de su vida y su obra.

Esta curaduría se planteó como una investigación colectiva y multidisciplinaria. Los convocados a este trabajo fueron aquellos que la misma Ethel llamó al momento de realizar la muestra Un jardín bajo el cielo azul en EAFIT, de ahí que éste sea un proceso que nos convoca a partir de la vida y también concierne a la muerte. Jorge Uribe y Gina Gilmour han sido consejeros en el proceso investigativo, aportaron fotografías y documentos invaluables. También estuvo presente Ana Claudia Múnera (docente de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín), quien realizó el video Bosque púrpura.

Exposición Flores para Ethel Gilmour.

Museo de Arte MOderno de Medellín, 2010.

Jorge Ocampo y el equipo del Laboratorio de imagen de la Universidad EAFIT (Grupo de investigación en Estudios Musicales) diseñaron una instalación a partir del Guayacán florecido sobre un cielo azul, ya un símbolo del legado de Ethel (y ésta, como otras veces, pintado por Libardo Ruiz), así como un ambiente interactivo que se despliega en un libro para leer en varias dimensiones virtuales. Carlos Tobón, Carolina Villegas y Pablo Guerreo aportaron sus fotografías, y la diseñadora Maria Luisa Eslava, con un grupo de escritores invitados, y amigos de Ethel, dieron vida a este catálogo que documenta el proceso de memoria.

Además, hicieron parte del equipo de trabajo los miembros del Museo de Arte Moderno y una cantidad de personas que anónimamente se sumaron a nuestros objetivos.

Así pues, este homenaje es una exposición que, a la manera de un jardín, habla del comienzo y del fin, de la renovación constante de la vida, de la permanencia de la belleza, y también de la conciencia de la finitud.

Tomado de: Catalogo, Flores para Ethel Gilmour (1940 - 2008): Homenaje. Universidad EAFIT - Medellín.

Exposición: Flores para Ethel Gilmour: Homenaje. 18 de Agosto de 2010. Museo de Arte Moderno de Medellín.

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