Algunos datos de interés: 8.200 metros cuadrados, cerca de 13.500 millones de pesos en inversión, 5 pisos dotados con recursos de alta tecnología, fachada verde, 9 meses de construcción.
Sin embargo, más allá de las cifras, cada uno de los espacios del nuevo Edificio de Ingenierías de EAFIT, que se inaugurará el próximo miércoles 25 de agosto a las 5:00 de la tarde, tiene un concepto que se une a un diseño vanguardista e innovador.
La integración, por ejemplo, es uno de estos. Integración porque, como asegura Alberto Rodríguez García, decano de la Escuela de Ingenierías, están incluidas todas las áreas de la ingeniería al servicio de una misma meta: la creación.
“De esta integración salen las verdaderas innovaciones. Hay un concepto muy bonito que se llama ‘polinización’. Cada ingeniero poliniza a los demás ingenieros. Unos podrán aprender un poco más de los otros y de esta forma promovemos el trabajo en equipo”, afirma Alejandro Velásquez López, profesor del pregrado en Ingeniería de Diseño de Producto.
Además, sus cinco pisos no hablan de enseñanza, sino de aprendizaje en un ambiente práctico, multidisciplinario y abierto. Por eso, no hay aulas, tampoco tableros ni jerarquía profesor-alumno.
En este tema profundiza el Decano: “Este edificio es de transferencia de tecnología, es un concepto de pedagogía donde el énfasis no es en el sistema de enseñanza, por el contrario, se privilegian los sistemas de aprendizaje. Son espacios abiertos de trabajo, para todos, espacios para la aplicación de la ingeniería”.
Y es que el reto de esta infraestructura es que planea la transformación de los estudiantes dentro de los programas de formación de la Universidad, como lo confirma Rodríguez al indicar que el hecho de habitar este edificio tiene que cambiar a los estudiantes y a los docentes en su forma de pensar, de sentir y de proyectarse.
“Sí, es una manera diferente de enseñar la ingeniería. No solo es analítico, conceptual, minucioso, metodológico; también es concreto, crea, realiza. Este edificio le hace una puesta a la dualidad, es una relación de lo teórico y lo práctico con fundamento”, señala.
A futuro, se plantea que esta nueva infraestructura no solo sirva a los estudiantes de ingeniería. Los egresados, por ejemplo, podrán proponer y acompañar el desarrollo de proyectos desde sus empresas o desde sus iniciativas profesionales. Y, en coordinación con el Centro de Educación Continua, se dictarán allí cursos de actualización y extensión.
Para hacer realidad este proyecto se contó, además de los recursos y la financiación, con la ayuda de socios estratégicos, entre los que están Rexco Tools S.A., que se unió a esta iniciativa con máquinas y herramientas; Muma, que contribuyó con el 60 por ciento de los muebles para trabajo; Siemens Software, Cisco y Microsoft que aportaron las herramientas necesarias para la comunicación en red y las aplicaciones para la labor colaborativa.
La creación
El edificio, comenta Alberto Rodríguez García, representa lo que es la ingeniería: un espacio para el ingenio, para la creación. “Este edificio coge la palabra tecnología, que se deriva de las ingenierías, y la divide en dos: la tecné, palabra griega para técnica, está ubicada en la parte de abajo; y el logos, que dota los oficios de conocimiento y de pensamiento, está en los pisos de arriba. Es decir, que el crear está en las primeras plantas y el pensar en los niveles superiores”.
Pero ambos conceptos no pueden funcionar de manera coordinada sin que haya entre ellos una zona que se mueva entre el oficio y el pensamiento. Y, por eso, los pisos medios prestarán servicios que sean útiles tanto al desarrollo de la idea como a su ejecución.
“El diseño de este espacio también contempla rituales para entrar, estar y existir dentro del edificio”, agrega el directivo.
La estética es otro de los elementos que entra en el juego de adjetivos. “También decidimos que no sería un edificio de gerencia, era un edificio más fabril, es decir somos ingenieros pero tampoco somos insensibles a la belleza”.
Un recorrido
En un recorrido por el Edificio de Ingenierías se puede entender el propósito de cada planta, pero el orden lógico de este trayecto es en orden descendente. ¿Por qué? Porque desde el quinto piso se lanzan todas las necesidades, si se quiere en forma de cascada, para los pisos cuarto, tercero, segundo y primero.
Al comienzo del recorrido se llega a las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Es un lugar para trabajar por proyectos, para solucionar y plantear problemas. Es donde están las preguntas, las herramientas, los planteamientos, las bases de datos y donde se agrupan los recursos.
“Vamos a traer a las empresas e invitarlas a trabajar con nosotros”, expresa Álvaro Guarín Grisales, docente del Departamento de Ingeniería de Producción, y agrega que se va a manejar todo el concepto colaborativo, que parte de otro concepto que es el ciclo de vida del producto.
En esta planta, según el profesor, habrá un lugar para trabajar en equipo con jubilados. “Lo llamaremos ‘el parche’ y de lo que se trata es de vincular jubilados exitosos para que nos compartan sus experiencias y conocimientos, y participen en proyectos”.
Herramientas de cómputo y software para modelación y simulación son los principales elementos del cuarto piso. Es allí, donde estará en principio el centro de operaciones de Hewlett Packard para América Latina que, más adelante, contará con 3.000 metros cuadrados adicionales y que empezarán a construirse en este segundo semestre del año en otros niveles del edificio.
“Entonces realmente el cuarto piso es una biblioteca de software y va a ser para toda la Universidad. Es una casa de hardware (HP) y muchas casas de software”, cuenta el Decano.
Luego se llega a la tercera planta donde se buscan integrar todos los espacios en los que se hacían ensayos de materiales y que antes estaban dispersos por toda la Institución, es decir, en este lugar se escogerán y analizarán los materiales que son necesarios para el desarrollo.
“La idea es que funcione como un laboratorio médico. Se entrega una muestra, se hace un análisis y el cliente vuelve por ese resultado. Aquí lo que analizamos son materiales o productos”, explica Luis Fernando Patiño Santa, profesor del Departamento de Ingeniería de Diseño de Producto.
En el segundo se concibe la integración de la mecánica con la electrónica, la informática y la eléctrica. “El concepto es hacer máquinas inteligentes. Aunque el nombre correcto sería mecatrónica, preferimos un nombre que integre más disciplinas”, indica el profesor Alejandro Velásquez López.
Y, por último, el primero piso es para la realización. Se trata de un gran taller de máquinas para manufactura y los distintos procesos que, junto con el taller de diseño, trabajan todos los materiales de ingeniería. Este taller de diseño abarca maderas, plásticos, metálicos, espumados, polímeros, cerámicos y vítreos.
En resumen: en el quinto piso se piensa, en el cuarto se puede simular y modelar, en el tercero seleccionar los materiales, en el segundo mezclar e integrar, y en el primero hacer realidad los proyectos.
Así, entonces, la distribución que se le ha dado a esta infraestructura cubre los pasos de concepción, análisis y desarrollo de ideas ejecutables.
“Este edificio tiene unos adjetivos que le dan sentido. Es pura semiótica”, concluye el Decano de la Escuela de Ingenierías.
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Catalina Suarez Restrepo
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